sábado, 13 de septiembre de 2025

Galarza

  
Angelito Galarza

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc 


En Madrid hay una corriente político-policial cuyo “referente emblemático” es Angelito Galarza, periodista de “La Voz”, fiscal de la República y jefe de los guardias. Con todo esto, y con dos metros de estatura, ¿de dónde le vendría lo de Angelito? Cuando, por orden suya, fue detenido en agosto de 1932 José Antonio Primo de Rivera, supuestamente implicado en la sanjurjada, éste espetó a los guardias: “Llevar el nombre de un padre honrado y conocido resulta un pretexto suficiente para configurar un delito político. Díganle a quien les ha mandado, a Angelito Galarza, que a él no lo podrán detener por igual causa.” Y es que Galarza había sido un preso de la Dictadura. “Galarza –escribe Fernández Flórez–, diputado que, como se ha dicho ya muchas veces, la mayor parte de ellas por el propio interesado, pero no tantas como es recomendable, sufrió prisión por la República... Todo él, cuando habla, es evocación y firmeza. Alza la frente, y se recuerda que estuvo en cautiverio por la República; echa hacia atrás los brazos, y viene en seguida a la memoria su condición de ex perseguido; repite su frase favorita: ‘En todo momento y en todo instante’, y hace pensar: ‘¡He ahí un hombre que estuvo en la cárcel con Alcalá!’...” Galarza tenía cosas tan audaces como decir, después de haber refrescado una vez más el recuerdo de su detención en la Modelo, que la República no tenía derechas, porque era muy joven aún y éstas no habían tenido tiempo de surgir en su seno. Con cosas así fue la figura en el pintoresco debate del acta de acusación contra el Rey. Fernández Flórez: “Los pulgares en los bolsillos del chaleco, el señor Galarza habla y habla, con su vocalización meticulosa, que a veces parece ir a parodiar la de ese cómico tan conocido que, para decir ‘decretó’ o ‘tropezó’ pronuncia ‘toropezó’ y ‘dequeretó’... Don Ramón del Valle-Inclán, el primer novelista español, se ha dormido serenamente detrás de nosotros... En el afán de cortar a cualquier precio su inacabable discurso, ¿habrán pedido los enloquecidos diputados que vuelva el Borbón?...” Dos aprendices, hoy, del Angelito: el delegado Méndez y el ministro Clouseau.