jueves, 25 de septiembre de 2025

El ausente


Gallardón


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


La capacidad de la derecha para devorar a sus mejores hijos no conoce límites. El último en caer por ese escotillón de la política española ha sido Gallardón, en adelante “el Ausente”. Ausente del 9 de Marzo, fecha en que un tal Rodríguez recibirá el regalo de una cómoda mayoría para disparatar durante otros cuatro años al final de los cuales podría reaparecer Gallardón como candidato a la presidencia de la III República. Porque Gallardón, ahora, no tiene más remedio que irse: no se puede ser al mismo tiempo alcalde de Madrid y conserje del PP, un partido tan pequeñito que en él no cabe Gallardón, el político que, al decir de sus enemigos, entra en cualquier parte. El único político, por cierto, que ha tumbado al zapaterismo: lo hizo en la figura de Miguel Sebastián. Pero tiene que irse. Y que, gracias a la justicia poética, en el bicentenario del levantamiento madrileño contra el rey Botella veamos en la Cibeles el espectáculo de la “coronación” de una alcaldesa Botella, con la guardia de intelectuales del “¡Esperanza sí que tiene huevos!” formada en el patio de Correos. En el PP de Rajoy, como en el himno de Paulino, no cabe un verso suelto. La causa de las Listas Abiertas Dentro De Lo Que Cabe, esa utopía de la democracia española, ha recibido el tiro de gracia de manos de Rajoy, la esfinge compostelana que sólo lee el “Marca”, razón por la cual algunos psicoanalistas interpretan que ha hecho con Gallardón lo que Clemente hizo con Lauridsen, Sarabia y Baltazar. Con Zaplana, que es su Pizo Gómez, y con Pizarro, que es su Tato Abadía, dirá que va a ganar la Liga, pero en este momento su único gancho electoral es su promesa de no permanecer en el cargo más de ocho años. Por eso la otra noche, cuando se conoció la gamberrada pepera con Gallardón, entre los votantes madrileños ajenos a la política golfa parecía que hubieran matado a Kennedy, aunque nadie ignora la leyenda negra que insiste en presentar a Gallardón como a un Ricardo III español. Y es que gran parte de las dificultades que atraviesa el mundo, nos dice Russell, se deben a que los tontos están completamente seguros, y los inteligentes, llenos de dudas.