Abc
En el ex país de Hamilton, el año judicial podría arrancar con el caso de Iryna Zarutska, ucraniana de 23 años que, huyendo (¡ésta sí!) de la guerra, fue a refugiarse en los Estados Unidos, y en un viernes de agosto halló la muerte en un tren de Charlotte (Carolina del Norte) a manos de un reincidente (catorce puestas en libertad decretadas por el sistema judicial) sin que nadie en el vagón hiciera nada por ella mientras se desangraba, y sin que uno solo de los prestigiosos medios periodísticos se dignara a mencionar el suceso (AP, PBS, NYT, NPR, WSJ, BBC, WP, CNN, WAPO, Reuters, MSNBC…), en contraste con la ruidajera organizada por esos mismos medios en el caso del ex marine Daniel Penny. Del asesinato de Iryna hemos sabido por Elon Musk, que aireó en su red el video del suceso, para escarnio del prestigioso periodismo “mainstream”, que es el viejo periodismo “muckraker” de la época de Roosevelt (Theodore), que popularizó el término sacado del libro protestante “The Pilgrim Progress”.
Y de la patocracia que consume a la metrópoli useña a la patocracia que devora a su colonia española, donde un ex recaudador de la Eta lidera en nombre de Palestina el boicoteo a la Vuelta Ciclista a España y donde el ex jefe de aquella misma banda, a cuya dirección política debemos los aquelarres goyescos de Ortega Lara y Miguel Ángel Blanco, solicita cambiar su declaración judicial sobre el asesinato de Ordóñez porque la citación le pilla en mitad de sus vacaciones reservadas con meses de antelación en Mallorca, y no querrá verse, el hombre, como José Luis Rodríguez (Nino Manfredi) en “El verdugo” de Berlanga, cuando la guardia civil interrumpe su visita a las cuevas del Drach para conducirlo a una ejecución. Aguarle el veraneo a un tipo que goza, además, de fama de intelectual (sus apologetas citan el drama “El milagro del balneario de Betelu” y su novela “El olor de la sangre”) es lo que en los círculos de progreso llaman “lawfare”. A uno le parecía el número más espectacular para la apertura del año judicial, hasta que en esa apertura llegó el fiscal en ejercicio, procesado por el Supremo, y mandó a parar:
-Hago un llamamiento para reclamar el máximo respeto a la Fiscalía española.
La apertura del año judicial solía ser ocasión para que el ministro de justicia, ahora Bolaños, el Hamilton de Aluche, se luciera en los corrillos del cóctel haciendo suyas las preguntas con que un filósofo interpela a un jurista en el divertido “Diálogo” hobbesiano: “Cuando decís que la justicia da a cada uno lo suyo, ¿qué queréis decir con lo ‘suyo’? ¿Cómo puede dárseme lo que ya es mío? O si no lo es, ¿cómo puede la justicia hacerlo mío?” Las respuestas, en el Estado de Derecho, diría el bedel, que en eso coincide con Bolaños, que sabe que, mediante el poder político, el Estado procede a absorber el Derecho, haciéndolo suyo como poder legislativo y poder judicial para formar una unidad con el poder político, el ejecutivo.
[Martes, 9 de Septiembre]
