Manuel Román
Carlos Álvarez a hombros en El Plantío
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Cree servidor que el mundo del fútbol genera fenómenos que van creciendo de una manera que no pueden explicarse con palabras humanas y no queda más que admirar y aplaudir la desatada emoción de muchedumbres convertidas en fieles devotas de los equipos de sus pueblos a los que siguen y alientan con un entusiasmo que da gloria ver. En grado menor, también pasa con los toros, donde, merced a la afición de mi doña, he mirado -con ojos ignorantes- varios novilleros a los que siguen cuadrillas de muchachos que por ejemplo hace unos días en Sevilla parecía la Maestranza un congreso de Juventudes.
Ayer dejé a mi doña en el coso de los Califas donde Juan Ortega daba la alternativa a Manolo Román, con Roca Rey de testigo. La llevé una hora antes y los alrededores de la plaza ya estaban abarrotados. Entre el muchacho cordobés y por supuesto Roca Rey llenaron, y de vuelta a casa a ver la decisiva jornada de Segunda división no se me iba de la cabeza lo bajito y flaco que es el mozo y lo grandotes que suelen ser los toros. No sé que será de él... y ¡miedo me da! cuando nuestro gran Márquez lo encare con exigencias de reválida antigua. De momento, ha pasado la selectividad moderna con la plaza llena... y una oreja que cortó a su primer toro como matador.
El 25/5/25, fecha sonora, burlesca para unos, contundente para otros e inolvidable para dos "criaturas vigorosamente frágiles" y que me perdonen ambas por emparejarlas.., pero la ocasión a este ingobernable le pareció a propósito. Manuel Román y Carlos Álvarez, jugador del Levante que ayer en Burgos firmó un examen de matrícula de honor tienen el mismo aspecto. Pequeñitos, delgaditos, carita de niños buenos, de angelitos... si te los cruzas por la calle piensas "¡qué guapito y apañao!" pero nunca te los imaginarás como torero valiente o uno de los mejores jugadores de la liga de Segunda. Manolo en la plaza tiene ganado a mucho personal que servidor ha visto por pueblos grandes y en Sevilla y Córdoba arrastrado por mi doña, seguidora fiel; a Carlitos Álvarez lo ha venido reivindicando servidor toda la temporada, escandalizado por la increíble decisión de un tal Víctor Orta que ejerce de director técnico del Sevilla, que dio la carta de libertad hace dos años, aún tiene 21, a un talento -no hay más que ver cómo corre con el balón pegado-... por bajito. Carlos Álvarez mide 1,67, Maradona estaba en el 1,65, a Messi le daban cosas para crecer y no llegó al 1,70, el torero Manuel no es más alto que Maradona... Se ve que Victor Orta quiere Romays y Emilianos para el Sevilla. Cuando en el minuto 96, Carlos Álvarez enfiló desde la derecha "a lo Robben, a lo Messi... ahora a lo Lamine" el borde del área del fondo Sur de El Plantío y arreó el zurdazo-estoconazo que deseamos a Manuel, Burgos fue testigo de un torrente emocional en el fondo Norte, donde se coloca la afición visitante, que como puse al principio no se puede explicar con palabras humanas. En el televisor salían rostros de granotas llorando quietos, parados, estatuas azulgranas. Las lágrimas habían acudido a sus ojos sin explicación, de repente, sin control. La felicidad absoluta debe ser éso: un instante en que las emocionas se apoderan de uno y es incapaz de dominarlas. Carlitos lloraba en el córner como el niño feliz que es y luego estaba Julián Calero al que no voy a elogiar más porque ya pusimos lo que merece durante una temporada trabajando en precario. Me consta que Burgos se alegró del ascenso del Levante, por Calero... y por Elguezábal, el gran capitán blanquillo que se fue con su entrenador a escribir la Historia del Levante después de firmar páginas gloriosas en la de mi Burgos. ¡¡Enhorabuena, porque son tres tipos a los que admiro y respeto con convicción!!
Esperaba el triunfo del Mirandés. Lo mereció, pero los postes se aliaron con el Almería, a mi parecer y repito, la mejor plantilla de la categoría. El Elche cumplió y suena como ascendido; El Oviedo a lo suyo, ganando con miseria; y el Rácing se la juega con el Granada de Pacheta al que han traído los últimos tres partidos para eso, "...para jugárnosla en Santander", decía ayer el bueno de mi paisano. ¡Ah! El Zaragoza se salvó sin ningún mérito.
En fin... el número 25525 se va a reservar en las administraciones de lotería levantinistas y dice mi doña que ella también lo va a pedir para no olvidar la fecha de la alternativa de Manolo Román.

