jueves, 9 de mayo de 2024

Hughes. Real Madrid, 2-Bayern, 1. El milagro mecánico



@realmadrid


HUGHES

Pura Golosina Deportiva


Juanito decía que 90 minuti en el Bernabéu eran molto longos. Ahora  son molto longos tres minuti, que al Madrid le dan para cambiar partidos, eliminatorias, carreras y volcar los estómagos como si despegara un avión con 85.000 personas.


El capote de Raúl ha sido sustituido por la silla de Álaba, Juanito sería Rudiger y Vinicius es la más grande estrella que el Madrid moderno ha tenido porque ni siquiera Cristiano, con lo que ha sido Cristiano, que al Bayern le llegó a meter algún hat trick, tuvo su influencia en un partido. El mundo entero ha visto a Vinicius. El partido cambió con él, estuvo en él.


¿Por dónde empezar?


El Madrid comenzó ordenado a su modo orgánico. Cada uno en su sitio, sin rigores geométricos, como si la natural disposición de Kroos, Bellingham y Valverde dibujara un signo del zodiaco, una constelación de forma caprichosa. Ancelotti era conservador: con Kroos pelota juiciosa, con Tchouameni asegurarse sitio en el campo.


Era Vini el que primero quería crearse su pasillo, su corredor.


El Bayern controlaba mucho la pelota, la posición y amenazaba con un contragolpe lanzado por Musiala sobre Gnabry. No era aquella presión alta y marciana del Chelsea. Era algo más llevadero y soportable. Un moderado repliegue. El Madrid, por ejemplo, encontraba bien las bandas y llegaba. Vinicius  tuvo un palo en  el minuto 12 y alguna ocasión más. Presionaba más el Madrid, quería mandar más. ¡EL bloque bajo eran ellos, por fin, ellos tendrían que sufrir toda la noche!


Se pisaba la banda pero faltaba la conexión central. Bellingham y Rodrygo no se terminaron de entender. Les faltó siempre algo, un clic. Era como si los dos tampoco tuvieran muy claro su papel; en cierto modo, los dos eran un poco delanteros, un poco mediapuntas...


El Bayern hacía algo bien porque estiraba el campo, lo alargaba, y con ello el partido. Sus contras no eran rápidas y efectivas sino latencias de posición.


En esos minutos de densidad, de trabazón, cuando parecíamos internarnos en una fantasía seguramente pervertida de Tuchel, vimos más claro que nunca la importancia de Carvajal, que siempre tiene algo de lateral-interior. Sin modernidades ni proclamas, Carvajal es un lateral moderno porque hace de carrilero y posmoderno porque se mete de interior, como en un guardiolismo. Sobre todo en la defensa. Siempre es el que hace la primera defensa, despeja la pelota suelta, hace la falta táctica. Una especie de fontanero interior y el que tiene la madurez máxima de pasar del ataque a la defensa inmediatamente.


Se lesionaba Gnabry y Davies le mejoraba (mantenemos su fichabilidad).


El Madrid tenía un defecto. Vinicius estaba demasiado centrado y nadie entraba por la izquierda. Kroos abría balones a la derecha una y otra vez, eran como trazos de un retrato que Kroos le estuviera haciendo a alguien.


El Madrid lograba peligro, algo de peligro, "expected goals", cuando robaba, cuando fallaba el rival, pero la construcción era difícil. Había respeto, canguelo y tacticismo a gogó en el Bayern. Pero el Madrid mandaba y pisaba en campo ajeno.



@realmadrid


Aunque ya en el último tramo de la primera parte, con la salmodia bávara de fondo, se veía que el partido eran las intentonas de Vinicius, completamente individuales (Mendy ya no le estorba) contra el bloque de tuchelismo, de tuchelaridad, un rival latoso como un problema o un acertijo, complejo y lo suficientemente vivo arriba como para dejar un inquietante perfume de peligro. Volvíamos a sentir lo que es este Bayern: no presiona mucho, no son un cerrojo italiano, no son los más rápidos, ni alargan como el City las posesiones, pero lo tienen todo en cierto grado. Eran esa sobresaliente medianía, un lujoso medio pelo con el punto de premeditación y alevosía propio de Tuchel.


Todo esto y alguna cosa más se sentía antes del descanso, pero también que el Bayern había dejado de causar peligro. Había un respeto mutuo, un respetuoso agarrotamiento, algo ajedrecístico y mentalmente cansado. Y una energía por desencadenar.


El Bernabéu había pasado del optimismo a cierta congoja aprensiva. El partido era un 'agónico sostenido', una ligera sensación que no se iba... ¿era miedo, simple miedo? ¿Miedo de ganar, de imaginar las formas desnudas de la 15ª? ¿Estaba fundado ese miedo?


Vinicius fue, como siempre, el primero en quitárselo. Vinicius es como un viento de Levante. Una levantera de fútbol, de tobillos, de técnica que parece oculta por la fuerza y la velocidad. Nos estamos perdiendo una realidad viniciana, la máxima precisión suya, el super slow que ya está mereciendo... La primera fuga, por ejemplo, la comenzó con un toque rarísimo de la pelota; la pisó para darle un efecto de ligero retroceso, un magnetismo curvo de cola de vaca, como si la pelota obedeciera a un yoyó.


Vini se puso en la izquierda, en su sitio, y comenzó a embestir contra el Bayern haciendo con Kimmich lo que días antes con el coreano Kim Min-Jae y antes con tantos: arruinar una carrera, cuestionar una vocación, acelerar una retirada...


Se fue una vez, se fue dos, tres, cuatro, cinco, seis... pero nadie comparecía en el área a rematar la faena. Vinicius regateaba al lateral y al ayudante y al llegar al área, en medio de lo que para nosotros es alegría pero para los demás terror (por eso hemos de entender también la vinifobia), dejaba la pelota para el remate de un 9 que no había. También chutó él, lo intentó todo y encontró al eterno Neuer con su suave inexpugnabilidad no odiable.


Vinicius encendía la noche y el estadio, decantaba el partido. Sobre esa reconocible pasta táctica, esa densidad hecha de cerrazón y miedo, se elevaba Vinicius.


El duelo era él contra Tuchel. Uno a cada lado de la cal en la banda.



@realmadrid


La Champions es la Champions porque se sufre. Siempre ofrece sufrimiento. Y quizás el mejor homenaje del Madrid, su simbiosis con la competición sea respetar esa verdad suya y de la vida: aquí hemos venido a sufrir, esto es un valle de lágrimas y la Copa de Europa el Madrid la siente más y la vive más porque la ha españolizado de tormento y gloria, la ha convertido en una festividad angustiosa, ni Pascua ni Carnaval, pero un poco de las dos.


Es decir: ya amenazaba el canguelo y se percibía muy claro verlo en el alargamiento del campo, en el vacío por el centro. Pasaba el minuto 60, Ancelotti se resistía al cambio, pero Kroos daba señales de cansancio en la media cuando el Bayern ya se estiraba. Fue Musiala primero, con parada de Lunin, y muy poco después, Davies, su gol con la derecha rompiendo a Rudiger en carrera.


¿Se hubiera producido esto de haber llegado antes los cambios? No es la primera vez que pasa, que llega tarde el refresco. Ancelotti cambió con el gol, entraron Modric y Camavinga. No se puede negar que va a remolque. Pero también tiene su lógica: Ancelotti no busca tanto imponerse al partido como respetarlo, dejar que se manifieste. No es un visionario, reacciona a lo que el partido le pide, le aconseja. Lo escucha humilde como se escucha el tiempo. ¿No estará aún Ancelotti mirando el fútbol campesinamente?


Estaba claro que Modric y Camavinga, y luego Brahim iban a sentarle bien al Madrid. Pudo empatar en el 71, pero se pitó, vía VAR, falta de Nacho; agarró a Kimmich del cuello un poco juaníticamente (fastidió el gol, pero ese atavismo no lo condenamos).


Con Brahim entró Joselu. Tuchel, harto de la reincidencia de Vinicius le ajustó la banda, pero el Madrid ya tenía otra viveza, más voces, otros jugadores para regatear y, muy importante, un nueve.


Empezó el bombardeo. Hubo miedo en las caras y los balones los centraba Rudiger. Ahí se veía todo perdido y el madridismo se dividía entre atacaos y flemáticos. "Son molto longos, recuerda que son molto longos". Las remontadas se repetían en nuestra cabeza como un imposible acervo, ¡un background que nadie tiene!


(¿Es la aparición sistemática de la Providencia señal de que Dios existe, sin entrar en que sea madridista?)


El Bayern se acalambraba, el tic-tac era puñetero. Era un contraste de agonías. La primera parte fue sutil, un pellizco aciago, esta palpitaba en las sienes. El placer de ese sufrir era máximo: la vida se iba, pero como dice Toñín el Torero: hasta el morir, hala Madrid hasta el morir. Comprendimos que el placer del madridismo es masoquista y redentor. Es un vértigo. El Madrid tuvo que ponerse ahí, quiso ponerse ahí. Quiso sentir el pitón. Su ser mejor, un poco mejor, y merecer ganar no era bastante. Tuvo que verse fuera, perdido, para salir pitando del ataúd con un vitalismo digno del abuelito de Benny Hill.


Pasó lo que no nos atrevíamos a soñar por no hacer del milagro algo mecánico: una milagrería objetiva (¿y si nos acostumbramos a esto, y si nos cansamos de esto también?).


Primero fue Vinicius. Siempre fue Vinicius. Se fue por enésima vez, chutó contra Neuer, cuyas manos por fin fallaron y el rechace lo pescó novenamente Joselu.


El gol provocó el éxtasis. El equipo comenzó a levitar y se volcó. Que no habría prórroga lo sabíamos todos (algunos la deseábamos para prolongar morbosamente todo). A los pocos minutos, segundos, un balón colgado le llegó a Rudiger, que centró en posición de Gordillo para que Joselu rematara a gol. Intriga de VAR, pero gol claro.


Los pelotas de Florentino, que son otra macrestructura, mayor que el propio estadio (¡los cerchas de Flo!) dirán que el club acertó este verano y es verdad, pero Joselu también nos recuerda el respeto que merece el 9, un 9, cualquier 9 (en dígito mejor que en letras porque el 9 parece un rematador).


La gente se rasgaba las vestiduras, todo estallaba, sólo que ahora rebotaba en un techo. Tuchel se tocaba las sienes pidiendo cabeza o suicidio wertheriano. El Madrid le había hecho al Bayern lo que el United aquella vez. Pim, pam, dos goles postreros y adiós a una Champions.


Y Tuchel volvía a encarnar, como antes Pep, la figura del mister cerebral sobrepasado por lo intangible, lo imponderable, lo inefable, lo madridista; se les hunde el pecho y aparecen nerviosos, comidos por los tics, impotentes e histéricos como pequeños tiranos terminales. Sus mapas extendidos acaban arrugados en la papelera.


Así deja el Madrid, uno por uno, a los mayores tácticos del fútbol mientras labra la más grande leyenda deportiva conocida. El mayor riesgo del Madrid es el país en el que está.


Era imposible que el Bayern empatara. El Madrid estaba extático, arrebatado. Había descapullado místicamente. La electricidad era capaz de influir en la realidad, determinar el futuro inmediato.


Hubo el lance final, gol no fue porque se anuló la jugada previamente. Fue una caridad arbitral con los rivales, darles algo a lo que agarrarse. El gol que no fue de De Ligt (pero que será su pequeño trofeo) lo cantaban así en la catalana Rac-1: "Quin escándul! Quin escándul! Xiulada antes de la rematada... Desenllaç kafkiá, desenllaç kafkiá en el Bernabéu". Y un poco de razón sí tenían.



@realmadrid 

Niños



Ignacio Ruiz Quintano
 
Abc
 

    En una sociedad tan inmoral, qué mormones se han puesto con el fútbol, asombrábase Hughes ayer.


Y van por los niños.
 

    Porque el peligro para los niños no está en los toros, como cree Maruja Torres, hada madrina de la infancia misionera, sino en el fútbol, con los tíos de la Fifa y de la Uefa estableciendo los valores que ha de reunir un niño sano y socialdemócrata como el que tendrían Íker y Xavi, si por ellos fuera.

    
Son un modelo para los jóvenes –decreta el jurado del Príncipe de Asturias, cuyos miembros tienen una idea de los jóvenes reducida a hacer rondos y comer pipas, cuando ni siquiera el pobre mundo del fútbol puede reducirse a las salidas por alto de Íker ni a las posesiones por bajo de Xavi.

    
Maruja Torres, que parece convencida de que su sensibilidad femenina es muy superior estética y moralmente a la de Lorca o Cocteau, tiene la sorna de invitar a los niños a fijarse en las corridas de toros que da la TV, aunque sólo si la TV es pepera, como ahora la española, no si es sociata, como de toda la vida la andaluza. Y como apasionada antitaurina, es incapaz de percatarse de que los taurinos de TV son más antitaurinos que ella, por los motivos que conviene explicar a los niños.
 

    Queridos niños y niñas de España, fijaos bien cada vez que TVE (o Canal Sur) retransmita corridas de toros, porque esos animalejos perrofláuticos ante los que unos jóvenes ikerxaviados adoptan posturas de estar jugando al billar no tienen nada que ver con esa ola del campo que es el verdadero toro de lidia, sobre cuya casta se levantó la tauromaquia, que es un espectáculo moralmente discutible, pero estéticamente insuperable.
 

    Mas si el modelo juvenil ha de escogerse del fútbol, que se escoja al papá de Falcao, por su impagable sinceridad.
 
 
Septiembre, 2012

miércoles, 8 de mayo de 2024

Salsa de Chile



Constitución Federal 1787

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Allá por el 51, Schmitt, fundador de la ciencia del derecho constitucional, anotaba en su glosario: “Las constituciones escritas actuales son novelas utópicas. Comienzan con la frase: todos los alemanes son iguales ante la ley. Bello comienzo de una novela”.


    El domingo Chile devolvió a los corrales su constitución roja, puro chile de árbol, desperdiciando “la oportunidad histórica de apoyar una constitución moderna, feminista y ecologista; la oportunidad de abrir las grandes alamedas y fundar un nuevo Chile”, en palabras de Yoli, vicepresidenta del gobierno español, el mismo que va por la del 78 como Edwin Moses por las vallas de atletismo con el aplauso de la “leal oposición”, expresión cuyo origen y significado ignora Feijoo.
    

De lo de Yoli no te puedes reír porque habla como todos los periodistas, tertulianos y profesores de su generación, que cascan y cascan de constitucionalismo sin haber posado jamás la vista sobre una línea de Schmitt o de Friedrich (el otro Carl). De mi generación tampoco sé de ninguno que lo hiciera, pero alguno te sabía citar la majadería de Araquistáin en la del 31, “España república de trabajadores”, rizoma, ay, de la frase paulina “si no trabaja, tampoco debe comer” recogida en el artículo 12 de la Constitución de la Urss del 36.
    

¿Por qué se hacen constituciones como novelas? Para que no sean constituciones. La democracia representativa no es más que un sistema de gobierno con la ley de la mayoría, y en defensa de la minoría se establece una Constitución que constituye los poderes del Estado divididos y separados, sin lo cual no hay Constitución. La única Constitución que lo hace es la americana, una obra de ingeniería política para impedir el poder sin control (dictadura): un poder vigila al otro y el ciudadano duerme tranquilo. Esa Constitución es un obstáculo insalvable para cualquier ambición de mando “a la europea”: los fundadores la blindaron con la Corte Suprema contra los dos peligros comunes, el afán de innovación y la omnipotencia legislativa (ellos habían salido huyendo del muy liberal y muy totalitario parlamentarismo inglés).


    Echar abajo la Constitución (en nombre de la innovación y del pueblo –omnipotencia legislativa–) es el objetivo declarado del partido Demócrata, que promovía al endriago chileno y cuyo activismo transformador ha hecho suyo, para superarlo, el chascarrillo de De Lolme, según el cual el Parlamento británico lo podía todo menos convertir una mujer en hombre.


    –La Constitución está rota y no debe ser vindicada –titulaban el otro día en el NYT dos pájaros de cuenta, profesores de Derecho en Harvard y Yale.
    

Su mensaje golpista: “No hay que recuperar la Constitución de los Estados Unidos, sino recuperar a los Estados Unidos del constitucionalismo”. Fuera la Corte Suprema, fuera el Senado, fuera la ley electoral y fuera, en fin, la democracia representativa nacida de la Constitución Federal del 87. Fin de época. ¡Como para hacer risas con Yoli!

 

Septiembre, 2022

martes, 7 de mayo de 2024

Putoamismo

Las amistades peligrosas

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Lo anticipó Napoleón, que de “putoamismo” sabía más que cualquier pelanas español: “Para volver de la tragedia a la comedia, no hay más que sentarse.” Y esto es a lo que, sentada ante el televisor, ha vuelto España.


    El mundo vive en el segundo de los dos siglos de nihilismo que profetizó Nietzsche, pero el españolejo de corral pelea por “pasar a la historia”, como Pedro Sánchez, que nos dejó una carta de anacolutos y solecismos para jugar a Carlos V camino de Yuste por amor a la familia, que sólo era otra trapisonda (la carta, no la familia) del Estado de Partidos, en el cual todo es mentira menos lo malo.


    Primo de Rivera, el dictador que hizo grande al partido socialista, dejó a la novia porque ésta jugó en Bolsa y la “extrema derecha” podía sospechar que lo hacía con información privilegiada. Por bulos parecidos, Pedro Sánchez ha estado a punto de dejar tirada a España con una carta que no es como las de la marquesa de Merteuil y su cómplice Valmont en “Las amistades peligrosas”; ni como la “Carta sobre los ciegos, para uso de los que ven” que le costó la cárcel a Diderot; o como la de Uribes, el del rabo de toro en Casa Salvador, a Infantino y Ceferino.


    –Don José, una pregunta: ¿de quién son las cartas, del que las escribe o del que las recibe? –abordó un día el Séneca a Pemán.


    Las cartas, como las palabras, son del que las recibe; en este caso, el pueblo, que ahora es más rico con la carta atenagórica (“digna de la sabiduría de Atenea”) de Pedro Sánchez, que va por el mundo hecho un “puto amo” (cita de su ministro de jornada, Puente)… “porque habla inglés. ¿Con qué acento?


    El ministro descubriría la importancia de hablar inglés en nuestro mayor filósofo, Santayana, que en 1887 fue invitado por el segundo conde Russell a casa de su abuela, Lady Stanley of Alderley, que le dijo: “¡Pero qué bien habla usted inglés!” Un cumplido que al filósofo no le gustó, pues implica que uno habla como extranjero, y aclaró que se había educado en Boston. “Pero no tiene usted acento americano”, insistió la abuela. Santayana añadió que todo su inglés era americano, pues que sólo había estado tres días en Londres. “No –reconoció Lady Stanley–, no tiene usted acento ‘londinense’. Usted habla como la reina Victoria”.


    Sánchez hablaría, pues, un inglés como el de la Reina de un país donde Ricardo Corazón de León no lo hablaba y Jorge I no lo entendía, lo que aprovechó Walpole para su “Old Corruption” (el rey, que no se enteraba, dejaba en manos del ministro el latazo de nombrar gobierno y gobernar), cambiando la monarquía constitucional por el parlamentarismo de gabinete.


    –La fonética de un idioma es lo decisivo –dice el fundador de la ciencia constitucional: a la “pax romana” pertenece el latín, cuyas palabras son de un orden preciso. El idioma anglosajón, por el contrario, es oscilante-marítimo. El idioma pendular marítimo no es capaz de gobernar el mundo.


    Bienvenidos todos a la desembocadura del 78. A remar.

 

[Martes, 30 de Abril] 

lunes, 6 de mayo de 2024

En la muerte de Phil Hoadley

 


Phil Hoadley, central del Crystal Palace


Después de su carrera futbolística profesional, Hoadley desempeñó una variedad de trabajos antes de regresar a Norwich City en la década de 1990 como oficial de fútbol en la comunidad. En 2006 , era propietario de una taberna administrada por la comunidad en su pueblo.

Seguir o no seguir


Kubrick


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Carlo Ancelotti no es el profesor Jiménez del Oso, y en el fútbol dice haber visto dos extraterrestres: Gianluigi Buffon… y Arda Güler, que el viernes debutó como titular en Anoeta y en media docena de balones que tocó llenó al madridismo de promesas: tiene gol, tiro, inteligencia, raza y eso que los castizos llaman “mecha corta”. Él lo sabe, los compañeros lo saben y los contrarios pronto lo empezarán a saber. Es Tom Hulce en “Amadeus”. Estrella a seguir.


Entre seguir y no seguir, siempre seguir. El que sigue lo consigue. El Madrid sigue en Champions, Xavi sigue en el Barcelona, Rocha sigue en la Federación y Sánchez seguirá en La Moncloa, porque, después de todo, ¿adónde va ir que mejor esté para hacer lo que le pete?


El Madrid sigue en la Champions a petición del Destino, que es un invento griego para restablecer el orden universal. El Madrid como “unidad de destino en lo universal”, que no es un invento falangista, sino una fraternal fórmula de Berdiáyev, un filósofo ruso de Kiev, con perdón. Xavi sigue en el Barcelona a petición del Bernabéu en el Clásico: “¡Xavi, quédate!”, fue la consigna que le tocó el corazón. Rocha sigue en la Federación a petición de los uefos y fifos, que cómo estará el fútbol en los despachos para que su hombre de confianza en España sea Rocha, “vicepresidente representativo” de Rubiales, que viene del pueblo a torear a los periodistas de la capital con la treta de hacer que habla por el móvil. ¿Y si estuviera hablando con Infantino? ¿Y si estuviera hablando con Ceferino?


A Chesterton la seguridad de que el catolicismo es la religión verdadera se la daba el hecho de haber sobrevivido a tanto frailón de misa y olla. La seguridad de que el fútbol es la religión verdadera nos la da el hecho de verlo sobrevivir a Rochas, Ceferinos e Infantinos. Se dice que Sánchez quería para la Federación a Del Bosque, antiflorentinista y marqués, a quien también querían los españoles de una encuesta para presidir la tercera República.


¿Qué me gustaría cambiar de mí? –contestó Casillas en una entrevista–. Cambiaría lo rencoroso que soy. No sé si es una virtud o un defecto, pero soy bastante rencoroso.


¿Y Del Bosque? ¿Es rencoroso Del Bosque? ¿Debe Del Bosque algún rencor al florentinismo por haberle dificultado la vida? Sólo él lo sabe, pero, en cualquier caso, el rencor es un sentimiento (o resentimiento) socialista, que quizás sea lo que haya tenido en cuenta el gobierno de Sánchez para pensar en Del Bosque para que fuera su hombre en la Federación. Uefos y fifos, sin embargo, prefieren a Rocha, además de que España tampoco tiene seguro que Sánchez siga.


Sánchez, sin embargo, seguirá a petición de Almodóvar, que es nuestro Bernard-Henri Lévy pasado por una artesa de migas manchegas. Sánchez y Xavi compiten, pues, por el Conejo Blanco del Año, que es el conejo que en “Alicia” encandila a los niños con su “me voy, me voy”, para reaparecer en la siguiente toma. Sánchez se declara un poco culé y otro poco atlético, es decir, antimadridista del todo, capaz de recibir al Rey de la Champions, si conquistara la Quince, con las manos en los bolsillos, según sus modales para la realeza. “Cómo haría de frío en Nueva York que hasta los abogados llevaban las manos metidas en sus propios bolsillos”, era un chiste de abogados de los 80. Pues eso. Al palco del Bernabéu va el ministro Puente, que entre el delirio tecnológico del nuevo estadio luce como un homenaje al Kubrick de “2001”, y llena la pantalla de “glamour” y socialismo.


Por seguir, siguen hasta Kroos y Modric, “las Campos”, que dice Hughes. De Kroos no se nos va de la cabeza el molde que nos dejó con el gol de Gvardiol en el Bernabéu la noche del City. Y de Modric no vamos a decir nada que no hayan dicho los que preferían a Cazorlita cuando vino y ahora se pasan los partidos pidiendo la renovación de Modric, que recuerda a Mariano Haro, el León de Becerril. Al piperío lo ilusiona más la prolongación de la carrera de Modric que el arranque de la carrera de Güler, mientras el Barcelona de Xavi parece una reedición de “Primer amor, primer dolor”, de José Luis Martín Vigil, con los Pecos, el dúo vallecano, de música de fondo en La Masía. “¡Queremos ver a Pedro y a Javier!”, gritaban las quinceañeras “pecosas”. “¡Queremos ver a Cubarsí y a Fermín!”, gritan los culés que van en Xavineta. En el Clásico, Cubarsí, saludado como el nuevo Koeman, hizo un penalti y desactivó un “gol fantasma” incurriendo en un fuera de juego, mientras que Fermín, saludado como el nuevo Asensi, celebró a lo Bellingham su gol subido a una valla publicitaria. También está Lamine, en quien el periodismo cree ver al hijo de Garrincha, y que come aparte, pues de mantenerlo engrasado se encargan los comentaristas, razón por la cual en el Clásico tuvo mejores adjetivos que números: sin goles ni asistencias, ganó cinco de trece duelos y uno de tres regates, con cuatro centros sin éxito. Hughes tiene apuntado que los jóvenes del Barça vienen a ser como las jóvenes actrices del cine español: están para provocar una combustión de adjetivos en dos años y luego, cuando la flor se aja, pasan a un cruel olvido.


Y el martes, en Munich, la Champions que lleva a Londres.


[Lunes, 29 de Abril] 

Interesante novillada de Los Maños, los santacolomas aragoneses, con más espectadores de pago que votantes tiene el ministro Ernesto. Márquez & Moore



JOSÉ RAMÓN MÁRQUEZ


Antes de nada, hablemos de la polémica que propició el Ministro de Cultura, el señor Ernesto Urtasun, cuando afirmó que «los toros no tienen el apoyo de una mayoría social». A saber lo que este hombre, del que no se conoce trabajo alguno previo a su Ministerio de Propaganda, entenderá por «mayoría social», que a buen seguro eso es lo primero que se le vino a la cabeza como forma finolis de decir «el forro de mis cataplines», confundiendo, como les pasa a tantos tontos, sus deseos con la realidad. Hoy mismo nos juntamos 7.598 almas de pago en Las Ventas, en un domingo de puente con la ciudad semi vacía, para ver una novillada, lo que representa algo más de los votos que obtuvo el «partido» del señor Ministro en Segovia en las últimas Elecciones Generales, en las que no es necesario pasar por taquilla para demostrar que en esa provincia, como en tantas otras a lo largo de toda España, hay una nutrida «mayoría social» que no apoya la opción política que representa el señor Urtasun, que figura en el Gobierno merced a irritantes cambalaches y trapicheos.


Olvidemos la inanidad de este don Ernesto tan poco serio y centrémonos en la más que interesante novillada que ha traído hoy a Madrid don José Luis Marcuello desde las Cinco Villas, santacolomas aragoneses, divisa verde y amarilla y el hierro de Los Maños marcado a fuego en el costado. Seis cárdenos de diversa cardenidad han salido por las puertas que abre y cierra don Gabriel Martín a propiciar una entretenida tarde plena de matices y de lances interesantes. La novillada, haciendo excepción del segundo de la tarde, de menor presencia, ha alardeado de su origen en lo tocante a su presentación: animales terciados y muy armónicos, chatos y de ojos saltones, degollados, de cuello corto, con poco o nada de morrillo y de cornamentas poco desarrolladas y astifinas, de esas que no se escobillan. En cuanto a los comportamientos hemos tenido de todo, desde la mansedumbre del primero en el caballo hasta el comportamiento a más del sexto, pasando por el incierto tercero o la nobleza del cuarto, con el denominador común de la personalidad en los toros, derivada de la existencia de eso tan detestado por tantos taurinos que se llama «casta». Y si no, que se lo digan a Álvaro Burdiel cuando se ha quedado destapado en un momento del trasteo a su segundo y el animal, Guapetón, número 10, le ha visto y le ha cazado, por fortuna sin consecuencias; o a Carlos Pacheco, acosado violentamente hasta el burladero del 6 por el sexto, Saltacancelas, número 46, que se queda mirando y tirando derrotes a las maderas, recordando que allí estaba el que le había prendido las banderillas en el lomo.


La terna estaba compuesta por Jorge Molina, Álvaro Burdiel y Víctor Cerrato. Lo mejor de la tarde lo ha traído el torrijeño Jorge Molina en su primero. Le costó encontrarle el aire a Aviador, número 72, con el que Marcial Rodríguez se había cebado en la cosa de la puya, primero desconfiadamente con la mano derecha, sin fiarse mucho de las intenciones del novillo, y luego enganchando los mejores muletazos de la tarde con la izquierda en dos buenas series y en otras sucesivas algo más despegadillas. Escuchó sinceros oles a su labor, en la que buscó la buena colocación, rematando su labor con una serie por la derecha, el pitón malo, muy jaleada. La faena resultó intensa y nadie se dio cuenta de lo larga que estaba siendo hasta que le tocaron el primer aviso. Mató mal y descabelló tras el segundo aviso, recogiendo una ovación en el tercio. Su segundo fue Peluquero, número 78, de fuerzas algo tasadas y de embestida noble y franca al que pasó por la derecha y por la izquierda en una labor de altibajos, sin cohesión, con algunos muletazos por el derecho de buena factura y, después de nuevo con la zurda en los mejores pasajes del trasteo. Compuso Molina una faena algo deslavazada, con momentos interesantes, que fue también señalada con el toque de dos avisos premiada con un nuevo saludo desde el tercio. El toro fue despedido con una ovación mientras las mulas se lo llevaban al desolladero.


Álvaro Burdiel se vino a Madrid muy bien vestido, de azul azafata y azabache. Su primer novillo, Cobrador, número 68, era de muy justa presencia y de muy tasadas fuerzas, por lo que escuchó protestas del respetable. A ese novillo le recibió Burdiel con dos verónicas de buen porte. La segunda entrada al caballo del bicho  fue un simulacro de la suerte y su vis a vis con el novillero sevillano estuvo en todo momento condicionado por la debilidad del toro, el toreo a media altura y una especie de amagar y no dar que sólo se rompió en las trincherillas del final de la faena, de gran empaque. Oyó un aviso y recogió, con mucha solemnidad, una ovación en el tercio. En segundo lugar salió Guapetón, que se las vio con Israel de Pedro en la cosa equina, en la que hizo una pelea más propia del barrio que del marqués de Queensberry. No obstante el novillo se entregó a Burdiel en la primera serie de derechazos, de buen trazo y colocación, y pareció que aquello iba a ir a más, pero Guapetón se puso cicatero y empezó a dar problemas, pues el animal marcaba su tendencia a irse suelto, se desentendía del cite y entraba al trapo con muy poco convencimiento. Ya se dijo antes lo del atropello de Burdiel citando con la izquierda, tras el que el muchacho volvió a la cara del novillo con decisión y gallardía pero sin resultados. Recogió otra ovación en el tercio, como demostración patente de que tiene buen grupo de seguidores en Madrid. Este novillo se lo había brindado a su picador Manuel Ruiz Román.


Y Víctor Cerrato, que es de Leganés como mi madre, ella del Leganés aquél de las huertas y los pares de mulas y él del Leganés éste de los semáforos y las rotondas. Su primero fue Cafetero, número 44. Picó Félix Majada, midiendo el castigo, y pareció que Cafetero era justamente el novillo que necesitaba el leganense, pues la incertidumbre de sus primeras embestidas dio lugar a que resaltase la valentía del muchacho en las dos primeras tandas con la derecha, luego el novillo cambió a mejor y ahí es donde falló la propuesta de Cerrato que no se coloca en el sitio para que fluya el toreo al natural y, de vuelta a la diestra, no alcanza el aire del inicio de la faena, dando la sensación de que el novillo, aplaudido en el arrastre, se va sin torear. Su segundo fue el más adecuado fin de fiesta para la tarde de Los Maños, el interesantísimo Saltacancelas pegó un brinco nada más sentir la vara de Gustavo Martos en su espalda y salió de naja como un tironero con un bolso. Luego, en su segunda entrada el novillo empuja empleándose y recibe los lanzazos que se le prodigan, encelándose con el caballo y, cuando le medio sacan, de nuevo acude a las faldillas que cubren al penco. Hubiera sido interesantísimo verle en una tercera vara (y de paso que Martos hubiese demostrado cierta pericia en su oficio), pero el señor Rodríguez, don José Antonio, prefirió sacar la tela blanca y cambiar el tercio. En banderillas sacó nervio e inteligencia, cortando el viaje y haciendo hilo con los peones, dando lugar a un buen quite de César del Puerto y haciendo sudar a Carlos Pacheco, que recoge una ovación desde el burladero ante la atenta mirada del toro. Vibrantes embestidas las de Saltacancelas, a favor de la obra de Cerrato, que tragó lo suyo con la intensidad del animal y que fue colocando sus pases, llevándole muy toreado y sin dudarle en una labor algo tosca, fajadora y de metraje breve. Su primera estocada resultó un atragantón de toro en la que el estoque quedó envainado y en su segunda intentona repitió esa especie de estocada-ninja quedándose en la cara que ya hizo en su presentación en Las Ventas. Luego vinieron muchos descabellos, dos avisos y finalmente, casi con el tiempo cumplido, consiguió echar al suelo al toro mientras comenzaba a llover. Palmas para el toro. 





ANDREW MOORE















FIN

Lunes, 6 de Mayo

 


Valle de Esteban

Ajetes y cebolletas

domingo, 5 de mayo de 2024

Estado compuesto (y con novias)



 H. G. Koenigsberger

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Con la bendición de Bildu en el Congreso de los Diputados y la coalición con los comunistas en el Ayuntamiento de Madrid, la derecha de Casado , que es la de Fraga, ya dispone de la pauta completa de vacunas para moverse en el alterne del Centro, que en política es  siempre el Estado. ¿Qué Estado? El “Estado compuesto” (y con novia).


    El “Estado compuesto” es un indigesto caldo de gallina anglo-alemán cocinado por H. G. Koenigsberger (Inglaterra y Alemania, con Rusia en cola, son las potencias más interesadas en completar la fragmentación de España) y servido por John H. Elliott, que es sir e hispanista, con lo cual, para los catetos que nos mandan, no hay más que hablar.


    El “Estado compuesto” es la solución de nuestros arbitristas al problema planteado por Ortega, de madrugada y con trancazo, en las Cortes de la República: los conceptos de autonomía y federalismo no son análogos, sino opuestos, pues no es los mismo ensamblar las piezas de un puzzle, para formar un cuadro, que coger un cuadro y hacerlo añicos, para crear un puzzle; ni buscar más poder en la unión con otros países que desmembrar el territorio nacional en regiones independientes.


    Si tienes una fuga de agua no llames al Seguro: te mandará fotógrafos en vez de fontaneros. Y si tienes una fuga de soberanía no llames al Partido: te enviará fontaneros en vez de juristas. ¡Figúrense lo que un Bolaños, que una vez aprobó unas oposiciones españolas, puede hacer con un “Estado compuesto”, que es como el biombo verde de Bartleby el escribiente!
    

En la derecha bendecida por Mertxe Aizpurúa (¡la novia era ella!) y municipalizada por el comunismo carmenitano de don Luis Cueto Álvarez de Sotomayor, el Sobrinazo, los arbitristas son Enrique López, el Hamilton de Cacabelos, consejero de Ayuso, loco por una ley de pandemias, y Juan José González, el Madison de Ávila, ex presidente del TC, que, como “las cosas están mal”, ofrece “consenso”, y con el consenso, “un Estado compuesto”, o sea, el final de la escapada.


Enero, 2023

Un paseo de primavera



Martín-Miguel Rubio Esteban

Doctor en Filología Clásica


Ahora que todavía no quema demasiado el sol hay que aprovechar a hacer excursiones al campo; por ejemplo, a una ermita de la Virgen de Lourdes, inserta en una granja de ovejas, en donde se produce el mejor queso de la zona. Allí nos espera un amigo, una nueva y moderna reencarnación del Lacón teocriteo, entre genetista y ejecutivo. Sus ovejas tendrán melitia para pacer, y el cisto da multitud de flores como rosas. Un resplandor de vida griega ilumina de pronto nuestros ojos, para después dejarlos en el recuerdo de un mundo que pasó. Tras visitar devotos la pequeña ermita, bajo la sombra alegre de los grandes árboles comemos el bocadillo de tortilla. El camino está festoneado por innumerables flores multicolores, como una eclosión vegetal policromática. A los bordes risueños del camino te encuentras olivos, almendros, pinos, olmos, cuyas copas extienden en bóveda la ondulante cabellera de sus hojas verdes, encinas, cuyas copas se elevan tanto al cielo cuanto hacia el Averno sus raíces descienden, chopos negros, jaras, quejigos, masiegas, escobas y zarzas, de donde te sale de repente alguna codorniz asustadiza o de donde te llegan los divinos arpegios y gorjeos de la Naturaleza. Los ojos se gozan con las bellezas del campo. La tierra hincha su seno y ya tiene la simiente engendradora. Vemos que el inmediato interés económico está levantando la vid a favor de la plantación del olivo, y aunque la vid está casi siempre presente durante el camino, vestida de hoja adolescente, reparte ya a partes iguales su reinado con el olivo. El paisaje se organiza con esta diarquía. El regalo georgiano de Baco y el don griego de Atenea. Kajetia y Atenas. El divino Virgilio decía que para la vid son óptimos los campos cuyo suelo es blando, y que esto lo consiguen los vientos, y las gélidas escarchas y el robusto cavador removiendo la yugada lacerada. El sabio labrador cohíbe el libertinaje de las ramas de la vid, cercenando la lujuria de sus brazos, y el campesino diligente, con el diente corvo de Saturno, remueve la tierra al lado de la vid, trastornándola y destripando los terrones varias veces al año. Del mismo modo el olivo quiere que la reja le mulla la tierra, y cuando tiene sed bebe de sus propias aceitunas. Este divino árbol ciñe las sienes de los héroes inmortales que triunfaban en el circuito de los cuatro grandes juegos panhelélicos. Hoy era el domingo en que el evangelio nos dice que Jesús es la vid/ámpelos, y nosotros los sarmientos/klêmata, y que Dios es el labrador/geôrgós que nos poda/kathaírei para que demos más fruto/kárpon pleíona. También hay algunas tierras de trigo con sus ejércitos de amapolas. Pero pocas. Ya nadie come pan. Vemos inmensos rebaños de ovejas desnudas de su lana. Algo extraño pasa con la lana. La mayor parte de la lana se tira, se elimina. Nadie la quiere, nadie la compra. ¿Dónde están los abrigos de lana? ¿Los jerséis de lana? ¿Los calcetines de lana? Además, la lana es ignífuga. El gran edificio que se quemó en Valencia no hubiera sido pasto de las llamas si hubiese utilizado como aislantes planchas de lana. Es un misterio, y el ganadero tiene que pedir por favor a alguien que le lleven inmensas montañas de buena lana hoy no querida. En otro tiempo los vellones de Mileto se vendían a gran precio, sobre todo cuando el rubor de la púrpura los teñía. Y la fábula nos cuenta que con una dádiva nívea de lana, Pan, el dios de Arcadia, engañó a la enamorada luna, llamándola a un bosque escondido, y ella no fue sorda a su llamamiento. En los pesebres las nobles ovejas -entre ovejas flaqueza es ser león- comen copia de salobres hierbas, y así es como aman más el agua y más distienden sus ubres y en la leche reproducen el sabor oculto de la sal. Con la leche que se ordeña al rayar el día se hace queso. Y por la noche, sin mustios balidos, las cuitas no rompen el saludable sueño a las ovejas trasquiladas, a las que antiguamente se protegía untando el cuerpo con amargo alpechín. Al atardecer, opsías genoménês, cuando las zorras de espesa cola merodean las granjas, regresamos a nuestro aprisco doméstico, y nos enteramos sin sorpresa que la violencia criminal sigue teniendo un gran prestigio nacional, y una de sus manifestaciones, BILDU, sucesora directa de ETA, tocando los sonoros añafiles, empata con el nacionalismo civilizado del PNV. Las gónadas de la violencia siempre han tenido mucho predicamento entre nosotros. En Francia, sin embargo, a un amigo se le mata con educación y maneras. Entre los latinos la verdad es que el crimen nunca ha estado totalmente mal visto. Y si no hemos muerto a la hora de hoy, es porque nos falta mucho de memoria. El pecado y las malas costumbres nos mantienen todavía en conserva. Sánchez, del que se ha llegado a comprobar que ríe durmiendo, ha triunfado con su rancia modernidad. España ya tiene el entierro pagado por mensualidades en la Previsora. Ser español es lo mismo que ser culpable. Y no es consuelo sentirse histórico y antiguo en plena actualidad, sentir que ya estamos muertos hace mucho tiempo, aunque nos duela los pies esta mañana en que el gran Koldo García guarda un silencio egipcio ante las estúpidas preguntas de los partidócratas, políticos de dudosa laya, con credenciales morales inciertas. Silencio, sólo silencio en este aberrante ceremonial político. Hace bien el gran Koldo en no contestar a quienes no son sacerdotes de Temis, y es que es todo un héroe nacional, que quizás también sepa bailar el castizo chotis, ese baile madrileño que viene de Escocia, Schottish. La corrupción hace dóciles y previsibles a los hombres. Menos mal que aún podemos abandonarnos al olor de los campos y a las voces de la cantarina población de los aires. España necesita una monarquía epicúrea que aporte “otium”, esa paz exterior e interior a la que aspiraban los pastores virgilianos. Ya hemos comprobado sobradamente que el estoicismo político es fariseo. Lo podía haber dicho el gran Koldo, que ha tenido la gran suerte de estar cerca de las Venus Calipigias. La vida enseña más que los libros.

[El Imparcial]

Esto os mando: que os améis unos a otros

DOMINGO, 5 DE MAYO


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:


-Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.

Juan 15, 9-17 

sábado, 4 de mayo de 2024

Madrid Nación



 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Nos reíamos de Franco (el gallego de Puebla del Brollón, no el otro, el de Ferrol) porque dijo, mientras planchaba oreja, que haría de Madrid una Nación. ¡La Nación de los Timoteos!


    –De puro chulo, me llamo Timoteo –dijo un chulo que, de puro chulo, llevaba los calcetines almidonados.
    

A reírnos de lo de Franco ayudaba que él, al hablar, ponía cara de cabracho, y ahora, por Hughes, que vive atado a la tele como Alex el de “La naranja mecánica” y que ha visto por Telemadrid los fastos de Estado del Dos de Mayo en la Puerta del Sol, me entero de que la Nación soñada por Franco va que chuta.
    

Hemos hecho la tarta y ahora hay que poner la guinda –decía Ancelotti antes del City.
    

Bueno, pues el 78 hizo la tarta y Madrid pone la guinda al Estado Compuesto (?) que promueven Enrique López, el Hamilton de Cacabelos, y Juan José González, el Madison de Ávila, con la supervisión jurídica de Bolaños, el James Kent del arroyo Luche, afluente del Manzanares. Lo resumió en su día el hombre de la Junta Democrática:


    –La crisis del Estado imperial, la del 98, impulsó el independentismo catalán y vasco. La crisis del Estado monárquico, la del 31, fundó la República de los estatutos. Y la crisis del Estado dictatorial, la del 75, ha dado lugar a la nueva monarquía de las autonomías.
    

La Santa Transición sólo podía darse en un país de teólogos que no se callan (de ahí el “silete theologi!” de Gentili), y Ayuso lo llama “el éxito político más importante que nos hemos dado”, glosado por Agustín García Calvo en su himno de Madrid: “Cada cual quiere ser cada una; / no voy a ser menos: / ¡Madrid, uno, libre, redondo, / autónomo, entero!”.


    Ni “Región Metropolitana”, el sueño del demógrafo Leguina, ni “Centro del Estado”, el sueño del jurista Gallardón (Cortés, su gemólogo, lo cristalizó en “Madrid Región Capital”). Madrid es una… Nación, a falta sólo de Banco (el PP arruinó el del padre Piquer) y Lengua (podría cambiarse la Oficina del Español de Cantó por “El Tocho Cheli” de Ramoncín).


Mayo, 2022 

viernes, 3 de mayo de 2024

Soberanía del recuerdo


Joaquín Ruiz-Giménez, alias Sor Citroën
(Flickr)


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Un seis por ciento de la población constituye la estructura activa de una patocracia: son la nueva nobleza. El doble de individuos conforma un segundo grupo, la nueva burguesía, que modifica su personalidad para cumplir con el nuevo régimen: “Al adaptarse a las nuevas condiciones, sin remordimiento de conciencia, sus integrantes se transforman en tramposos intermediarios entre la sociedad opositora y el grupo activo con el que se comunican a través de un lenguaje apropiado”.


En Valencia, los mascachapas del Psoe (¡el partido del “Isidoro” de Carrero!) pide el cese de una consejera de Vox nacida en el 77 que dice que “Franco es un personaje histórico”, mientras en Castilla los comunistas intentan hacer pasar a Padilla, Bravo y Maldonado por los Castro y el Guevara que parten el cochinillo con el plato de la revolución en Casa Cándido, al tiempo que en Madrid los diputados de Ayuso (en España los diputados sólo representan a quien los puso en la lista) apoyan, ¡en aras del turismo!, “poner en Sol una placa en memoria de los detenidos del franquismo”, que hasta los comunistas saben por Orwell (a quien Feijoo sitúa escribiendo “1984” cuando ya llevaba treinta y cuatro años muerto) que quien controla el pasado controla el futuro, y quien controla el presente controla el pasado.


La Puerta del Sol como “lieu de la mémoire”, según decía Steiner de Europa, plagada de placas con nombres, frente a América, que por su “ideología del amanecer y la futuridad” prefirió siempre los números. Esta soberanía del recuerdo la plasmó genialmente el Beni de Cádiz un día que al pasar por la casa de Pemán, donde una placa decía “Aquí nació don José María…”, fue cuestionado por su compadre, el Cojo Peroche, con angustia: “¿Qué crees que pondrán en nuestro balcón cuando faltemos, Beni?” Y el Beni contestó: “Se vende”.


La Puerta del Sol fue la sede de la Dirección General de Seguridad de Franco, que, por cierto, murió en la cama, detalle a eludir a base de “memoria histórica”, abstracción metafísica de una psicología colectiva. Fórmula de Burckhardt: “Cogito (lo mismo si lo hago exacta que si lo hago erróneamente) ergo regno”.


La Puerta del Sol de Madrid como Arco del Triunfo de París, donde figura el nombre de Miranda, el único español que comprendió la democracia. Podría completarse esa fachada con los nombres de las trece víctimas de la Cafetería Rolando, y ya puestos, con los de todos los sancionados durante el confinamiento ilegal del pangolín, que también pasaron su quinario. Y nos quedaría la duda jurídica de don Joaquín Ruiz-Giménez, alias Sor Citroën, por su Dyane 6 amarillo; arrestaron a un grupo de conspiradores en El Viso, pero a él lo dejaron marchar, y en vez de irse a casa, fue a la DGS: “¡Yo como los demás!”, exigía. Sólo se fue cuando Saturnino Yagüe, jefe de la Social, lo amenazó con llamar a su mujer y contarle que estaba tan farruco que se negaba a ir a casa a cenar.


[Viernes, 26 de Abril]