sábado, 23 de noviembre de 2024

Curro


Curro

Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural



Al ir a escribir de Curro el académico, se entera uno, por la publicidad, de que vuelve el otro Curro, el paradigma de español demócrata que monda gambas, vota a Zapatero y veranea en el Caribe. A nadie le interesa su opinión sobre el mundo, pero te la suelta, y de balde: Charlton Heston, según él, era un fascista porque tenía un rifle. ¿Cómo explicarle a Curro el veraneante que la América de los padres fundadores, la de los valores constitucionalmente “evidentes por sí mismos”, no tiene que ver nada con su Españeta del “¡A mí que no me toquen el cocido!”, y que allí el derecho a la propia defensa fue el primero de los derechos hasta, al menos, la invención de las armas de repetición?


Vuelve Curro y vuelve Goytisolo, que culturalmente vienen a ser lo mismo, pues los dos presumen de democracia, de Zapatero y de Caribe. Goytisolo, que fue existencialista y en París llevaba botellas de Chinchón a la cueva de Sartre, vuelve con una novela, género que detestaba –y que le detestaba–, sobre los cumplidos amores entre moros y cristianos, trama que bien podría valerle la piñata del Cervantes con que Gamoneda socorre a los pobres. ¿Será pobre Goytisolo?


Pemán visitó a Evita en Buenos Aires y, viéndola abrirse paso por los salones atiborrados de público que aplaudía, vitoreaba y le besaban la mano y el borde de la falda, se acordó del cuadro de Murillo de “Santa Isabel de Hungría socorriendo a los pobres”...


Aunque los pobres parecían menos pobres y la reina menos reina.


Precisamente académico de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría ha sido elegido el torero Curro Romero, que siempre escatimó en verónicas, de las cuales, por cierto, media, sólo daba una por toro, y no a todos.


¿A qué más de media? ¿Es que usted se despide dos o tres veces de la gente que se encuentra por la calle?


Que Curro sea académico de Bellas Artes no parece ninguna extravagancia –la extravagancia, como se sabe, es la estética del necio–, dado que las únicas bellas artes que permanecen en nuestra civilización ya sólo pueden encontrarse en la fiesta de los toros. El gesto, más que el verbo, es el verdadero transmisor de las tradiciones. Testigos, juntos, José Tomás, con niki y sin afeitar, y José el de la Tomasa, con traje y un ramito de romero que era lavanda. Al fondo, Gómez Dávila:


El tonto busca el secreto del genio de un individuo en flaquezas que el genio comparte con todos.