viernes, 25 de octubre de 2024

El programa liberal


Bill Ackman


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


En América, “un hombre, un voto” siempre fue una forma de hablar. Primero porque no todo el mundo era hombre (por ejemplo, las mujeres), y ahora, porque un hombre (o una mujer) puede echar en la urna, y de forma anónima, un saco de votos. Para votar por Kamala, si eres famoso, no tienes que justificar nada: basta con decir que lo que diga Bruce Springsteen, o que lo manda la TV.


Cosa distinta es votar por Trump, algo que comienza a ser una cuestión de fe, pues ya son tres los intentos de asesinato del candidato, aunque Sleepy Joe, en la niebla de su demencia senil, avisa que si Trump muriera por un "atentado iraní" el Gobierno lo tomaría como una declaración de guerra: Trump no volvería a la Casa Blanca y John Bolton (“tonto como una roca”) vería cumplirse su sueño húmedo de entrar en Teherán como Pedro Domecq, con los dogos de la democracia liberal y dos sultanes de Persia.


Bill Ackman, ceo de la Pershing Square Foundation, ha tenido que presentar treinta y tres razones para votar por Trump, que vienen a ser su impugnación al programa liberal del wokismo, ese marxismo cultural que constituye la apoteosis del liberalismo (anticipada en los 50 por Voegelin) que, camino de la autodeterminación, avanza hacia su autodestrucción, momento que pillará a nuestra campechana derechona haciendo sodokus con el libro del comunismo.


Ackman cree que votando por Trump evitará las fronteras abiertas, la vorágine regulatoria en la economía, la liberación sin fianza de criminales, la despenalización del hurto, la promoción de ideologías DEI, la educación en primaria sobre fluidez de género en la infancia, el fomento de protestas antiamericanas, la imposición de vacunas que no han sido probadas, la censura en los medios de comunicación y en las plataformas de redes sociales, la utilización de los sistemas legales de Estados Unidos para intentar encarcelar y retirar de la campaña a los candidatos a la presidencia, la retórica antipolicial, la mentira al pueblo estadounidense sobre la salud cognitiva del presidente, la continua exención de responsabilidad para la industria farmacéutica que ha llevado a una proliferación de vacunas obligatorias para niños, la desprotección del Servicio Secreto a los candidatos presidenciales alternativos, la selección del candidato demócrata a la presidencia en un proceso secreto llevado a cabo por líderes no revelados del partido (sin permitir a los estadounidenses elegir entre candidatos en una primaria abierta), la designación de un candidato inferior para la presidencia (cuando hay otros candidatos mucho más calificados disponibles e interesados en servir), litigar para que sea ilegal que los Estados exijan prueba de ciudadanía (identificación de votante y/o residencia para votar en un momento en que muchos estadounidenses han perdido la confianza en la precisión y confiabilidad de nuestro sistema de votación), etcétera.


Liberalios a votar, liberalios a morir.


[Viernes, 18 de Octubre]