Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Tras de la berrea en el monte, la vacuna en la ciudad. A falta de otro ideal superior, la gente se vacuna contra la gripe, aprovechando que este fin de semana no hay fútbol. Hay Body Building, que es un tiqui-taca con Schwarzenegger en lugar de Pep. “Simetría, armonía y muscularidad”, lo define el “Marca”, valiéndose de la nueva tolerancia académica. La enemiga de la “muscularidad” es la gripe, y se recomienda la vacuna. ¿Qué tienen que decir los candidatos de una vacunación contra la gripe pública y gratuita? Cuando mi abuela te hablaba de la gripe, temblaba el misterio, porque a ella no se le iba de la cabeza la gripe del 18. Pero las gripes de ahora son extraordinariamente febles, y cualquiera presume de gripe sólo porque tiene mocos. La crisis, eso sí, hace que parezca más triste la gripe. Toses, y al echar mano al bolsillo para coger el pañuelo descubres que sólo llevas eso, un pañuelo, y entonces arrecia en uno el sentimiento de desgracia de tal manera que te puedes tirar todo el otoño dándole vueltas al modo de acabar debajo de un tranvía, como Gaudí. La campaña de vacunación democrática contra la gripe coincide este año con otra campaña para la donación de sangre que se reduce a ofrecer a los viajeros de Metro ir gratis al cine si se dejan extraer sangre. Me extraña que Llamazares no haya saltado como un gato montés, espoleado por la lucha de clases que plantea esa campaña. ¿Por qué a los viajeros del Metro y no a los del Ave? ¿Por qué un boleto para el cine y no para AC/DC? Aunque podría intentarse un “remake” de “Jó, qué noche” contando la historia de un joven que en lunes, muy de mañana, mientras espera al Metro, se deja extraer una toma de sangre y recibe como recompensa una entrada para ver “Pa negre”. Creo que lo de Robert Rodríguez con su deliciosa “opera prima” fue así: entregaba sus cosas al hospital, y el hospital le daba para ir rodando “El mariachi”. La buena, la auténtica.
Junio, 2011