Francisco Javier Gómez Izquierdo
A la caída de la tarde de ayer en Córdoba las terrazas de los bares estaban abarrotadas con gente hipnotizada ante los televisores. Córdoba entera acudía a la llamada de su equipo y a los más fanáticos se les invitó a acudir al Pabellón de Vista Alegre como si el Córdoba CF fuera el Real Madrid de la Champions. Lo vi en casa recogido como fraile en celda y al acabar la primera parte me sentí, pongamos complacido. El Barcelona B, como es tradición en el sistema de juego en que suele formar a sus mozos, pone uno de esos medios centros que instituyó Cruyff y que empezó con Milla, luego Guardiola, Celades..., hasta el Busquets de antier al que Xavi -el más ilustre de todos- quiso reemplazar con Oriol Romeu. El medio centro que don Laporta quiere que sea la reencarnación de Xavi se llama Marc Casadó, lleva el 6 y es el capitán del filial azulgrana. Nuestro entrenador Iván Ania lo sometió a una estrecha vigilancia sobre todo en la primera parte. A mí Casadó solo se me parece a Xavi en el físico por lo bajito, flaco y protestón. Zalazar, que ayer ayudó mucho, lo tuvo casi todo el partido controlado. Todos los de arriba ayudaron, la verdad. Más de lo que suelen, dejación que me ha tenido toda la temporada soliviantado. Se marcó pronto, a los 9 minutos. En la segunda mitad apretaron los jóvenes del Barça, pero nuestra defensa estuvo seria, acertada y sobre todo concentrada. El alma del Córdoba está en Isma Ruiz y Diarrá, dos pilares imprescindibles sin los cuales el equipo se desmorona, pero ayer Adrián Lapeña, el jefe de la defensa, estuvo sensacional. Ania hizo cambios para dar oxígeno con muy buen criterio pero Márquez, uno de los relevos, quizás el de más clase del equipo, saltó con ánimo de enredar e incomodar a las promesas azulgranas con el "otro fútbol" y generó un desconcierto que descentró y perjudicó al equipo hasta el punto de que por estar a lo que no se debe se perdió un balón que llevó un tal Pocho al 1-1 en el minuto 88. Ese verlo venir es lo que me fastidió al acabar el partido, pero ¡bueno!, no es mal resultado y tampoco el Barcelona B me pareció tan temible. Quedamos a la espera de la vuelta y todo cordobés está dispuesto a celebrar el domingo a los pies del caballo del gran Capitán en las Tendillas.
Pasé a ver a Inglaterra a las diez, la segunda parte, pero vi más intensa y rocosa a Serbia, selección ésta que va a ser muy difícil superar si sigue en semejante forma física. Holanda sufrió porque a mi parecer adolece de sustituto para ese medio centro -De Jong- tan del gusto de la escuela holandesa. No me gustó la selección de Koeman. El Dinamarca-Eslovenia resultó partido pesadete, pero ¡claro! la monotonía se suple con la incertidumbre e importancia del resultado que si se mantiene incierto durante los 90 minutos convierte en emocionante cualquier partido del campeonato.
Hasta ahora, la selección que más me ha gustado ha sido la nuestra.