Rudiger entre Nacho y Cafucas en Las Ventas
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Ser es defenderse, dijo un día Ramiro de Maeztu en Londres, pero para defenderse en Londres el Real Madrid no tiene a Militao, devorado en Villarreal por Sorloth, un tronco de la saga escandinava de Haaland, y tampoco sabemos si “estará” Rudiger, ahora que los ídolos del piperío, Nacho y Cafucas, el Colibrí de Curtis, se lo han llevado a los toros el día de la peor corrida de la Feria, que es lo que pasa cuando dejas a un pipero elegir. El último alemán famoso que pasó por Las Ventas fue Himmler, para ver a Lalanda, Rafael Ortega y Pepe Luis, y se desmayó al primer encuentro de los Escudero/Arranz con el caballo (¡el famoso “Guernica”!), cosa que te evitas si vas a un encierro de los Fraile, cuyos bóvidos apuntan a la labranza más que a la lidia. Después, lo más alemán que se haya visto en Las Ventas fue el desaparecido Salva, que en el “7”, el tendido que no gusta a Roca Rey ni a su banda de cursis del neopreno, en mitad de la tarde, gritaba a voz en cuello:
–¿A quién defiende la Autoridad?
En los toros, a nadie. Y en el fútbol, tampoco. El Real Madrid gana la ligueta nacional y el presidente de la Federación le entrega el trofeo a toro pasado y a puerta cerrada en Valdebebas. Se llama Rocha, tiene un audio ante un juez que invita a la conmiseración, fue el vicepresidente económico de Rubiales y ha recibido la protección del fifo Infantino y del uefo Ceferino, que no sabemos dónde entregará la Orejona de Londres, si la gana el Real Madrid.
De Ceferino se habla en las redes porque le dijo a Rubiales que Florentino es… “idiota y racista”. Un tío al que en un test de asociación de imágenes le muestras una foto de Flóper y las dos palabras que le salen son “idiota” y “racista” no parece dueño del CI más adecuado para dirigir una cosa como la Uefa, teniendo en cuenta la carrera profesional del aludido y la plantilla del Real Madrid. Conclusión: en la Uefa, como en la Casa Blanca, no manda el que figura. Por lo demás, la idea de la listeza que revela Ceferino es la propia del gorrón desde los tiempos en que se inventó el oficio en la universidad de Salamanca: vivir (muy bien) sin producir. Y hasta aquí la parte triste del momento madridista. La parte alegre es el final de la temporada en el Bernabéu, y para amenizarlo llega el Betis del gagman Joaquín (“¡qué malo es Vinicius!”) y del Ingeniero Pellegrini, el del pelazo, sobrino de Dulce María Loynaz, que una vez escribió: “Allá dentro la masa de cabellos / aplastaba las margaritas frescas”. Por la megafonía, y para resaltar el mérito de la temporada madridista, el speaker debería dar lectura al guasap del mítico Rubiales: “Geri, se me ha ocurrido que tú y Leo le mandéis una camiseta a Ceferin… él ha querido entrever que no quiere al Madrid que prefiere al Barça…”
Por una noche, la Castellana será la plaza de la Alegría, como llamaban los castizos a la plaza de Manuel Becerra, porque en ella se despedían los duelos que iban al Cementerio Civil y a la Almudena, aunque las únicas despedidas confirmadas para hoy son las de la Liga tebana y el alemán Toni Kroos. El resto son canciones para después de una guerra: Nacho, Modric, Lunin, Ceballos, Fran García… El “me voy, me voy” de Nacho es como el “me voy, me voy” del Conejo de Alicia, sólo que Nacho nunca se va, y no puede irse porque dejaría huérfanos a los piperos cuya única ilusión en la vida es ir los domingos al estadio a cantar “Nacho quédate, Nacho quédate”. El piperío es soberano, y atándose a Nacho estorban el único fichaje futbolísticamente estratégico que tiene el Madrid: Leny Yoro. En cuanto a Modric, el piperío puede dormir tranquilo: no se moverá, porque su ilusión es jugar el Mundial 2026 como madridista, con Guler peinando canas en el banquillo a la espera de su oportunidad. Guler y Courtois no tienen un solo minuto en la competición europea, y han de aparecer en la Final, si quieren que les cuente el título en su palmarés, que esto, en el fondo, funciona como las cotizaciones a la Seguridad Social. Courtois jugará porque en cada mano lleva una cubierta del Bernabéu. Y Guler debería jugar de Rodrygo, justo ahora que despacha goles con la misma facilidad que Rubiales guasaps. También jugará Kroos, al que los malos meten en la lucha por el Balón de Oro para alejar del trofeo a Vinicius, cuyo éxito sería un palo para las maras mediáticas. Primero propusieron a Foden, que ya hay que tener poca vergüenza, y luego a Kroos, para quien, de paso, buscan sustitutos sin que nadie se los pida, entre ellos al limpiaparabrisas del City, Rodrigo, que presume de mentalidad guardiolesca, ésa que en los penaltis con el Madrid lo llevó a él a taparse para que lo lanzara su portero.
Del 0-3 que en Estambul el Liverpool de Benítez le levantó al Milan de Ancelotti, Nesta recuerda: “¿Quién tuvo la culpa? Nosotros. Dejamos jugar al Liverpool diez minutos de ciento veinte, y nos costó el partido. Carlo no me eligió a mí para chutar un penalti, y ésa fue su única equivocación conmigo en los ocho años que trabajamos juntos”.
A esa mentalidad guardiolesca de Rodrigo pertenece la explicación de Bernardo Silva a su eliminación en Champions: “Si los goles fuera de casa siguieran valiendo doble, habríamos ganado al Madrid”.