Wamba en Pampliega, Burgos
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Me cuentan que en Pampliega celebran hoy día de San Hermenegildo, príncipe visigodo al que el rey Leovigildo, su padre, no tuvo reparos en ordenar dar muerte un 13 de abril del 586 que cayó en Sábado Santo, por renegar del arrianismo y hacerse católico, varios actos reivindicando el traslado de los huesos de Wamba, el último de los grandes reyes godos, de la catedral de Toledo al pueblo burgalés. Me anima a poner algo sobre el curioso caso el extraordinario recuerdo que tengo de Marco Antonio, pampliegueño culto y cabal con el que traté mucho en el Bachiller del Diego Porcelos y que ya de joven hablaba como el arcipreste de Hita. Hace unos años lo encontré casado y enseñando Latín y Griego en la Universidad del País Vasco y por supuesto me habló de quisicosas interesantísimas.
Pampliega y Wamba van unidos por muchos motivos, pero lo que se sabe de este rey siempre llamó la atención, a servidor al menos, porque de entrada le nombraron rey sin quererlo. Ante el lecho funerario de Recesvinto le soltaron un " o rey o te matamos" y Wamba, ya casi anciano, eligió lo mejor para la salud. Si curioso fue el nombramiento no lo fue menos el destrone. Nos ha llegado que el conde Ervigio, sucesor suyo tenido por leal, lo envenenó y para ayudarle en el tránsito a los cielos, los nobles regicidas lo tonsuraron y vistieron de fraile tomándolo por muerto, pero Wamba revivió del largo sopor tóxico y reclamó el trono. En las leyes de aquel entonces no se podía ser rey vestido con hábito religioso y amparados en la norma le denegaron el Derecho por lo que el hombre pidió irse al Monasterio de los Monjes Negros de San Vicente en Pampliega a morir tranquilo y donde le llegó la hora en el 688. Alfonso X, el 13 de abril de 1274 "a traición y de noche", entrecomilla hoy el Diario de Burgos, mandó trasladar los restos de Wamba y Recesvinto a la iglesia de Santa Leocadia en Toledo. Durante la invasión francesa el templo fue profanado y la reina Isabel II ordenó colocar los restos de los dos reyes visigodos en la catedral toledana.
Pampliega considera una reivindicación histórica la vuelta del rey al que tantos honores han rendido y decía Marco Antonio que no se explica cómo "...a Alfonso el décimo se le pasó por la cabeza semejante disparate pues su padre, Fernando III, al pasar donde estaba sepultado Wamba y pisar la tumba sin querer, ordenó abrir otra puerta para poder salir sin volverlo a pisar. Y en este lance de su padre estuvo presente Alfonso...". No sabe uno si la pretensión tiene o no riguroso fundamento pero teniendo en cuenta que en ella andan no malas cabezas, pues que Wamba vuelva a Pampliega y lo bajen de esa altura catedralicia en la que está "medio arrumbao".
En fin, éstas son las cuitas en las que servidor prefiere entretener el ánimo, lejos de tanta mentira y tanto interés que gastan los políticos por tomar a uno por tonto.