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HUGHES
Pura Golosina Deportiva
Pude ver el partido del Madrid pero con el rabillo del ojo, como Andújar.
Cuatro cosas me encantaron: Vinicius, Guler, Valverde y un hallazgo táctico de Ancelotti.
Empezaré por Güler, Arda, que (hay que repetirlo) en cuatro partidos apenas llevaba un poste, un penalti, un gol y ahora le añade un larguero desde mediocampo. Le es imposible pasar desapercibido. Es incapaz de jugar un partido y no liarla. Cuando salió Raúl se notaba que era distinto en lo filosa de su zurda y en su mirada. Pasa lo mismo con Arda, de un modo distinto, menos barrial y más de la Anatolia, con un misterio que además nos pilla dispuestos porque viene precedido de Özil, del que nos quedamos con ganas, como fugaz bocado exquisito que fue. ¿Y si Mesut fuera sólo una introducción para comprender a Arda? Mesut era más escurridizo, parecía un mediapunta anguila.
Si Arda mira raro, Vini se comporta ya como un Napoleón colérico. Y hace bien.
El 0-1 suyo me pareció un golazo por la mezcla de presión (de tío obsesivo) y por una finalización en la que no sólo hubo un cruce de la pelota sino además un movimiento raro en el golpeo, una especie de micro-amague, un cambio de velocidad muy rápido en la acción que el ojo humano no capta bien.
Toda su capacidad para el regate, para burlar, se han ido pasando al balón, con el que tiene una "relación" distinta y mágica. Ojito Ronaldinho, que vamos a por ti. Su golpeo mejora, tiene nuevas velocidades, efectos, saca el revólver más rápido y con nuevas prestidigitaciones. Se vio en su segundo gol, el suave golpeo con la puntera exterior. Ni golpeo fue; fue un toque o una leve caricia a la pelota que volvió a recordar a Romario.
(Endrick es síntesis pura, innata, de genios brasileños, Vinicius se la está construyendo, se romarizó y ahora yo digo que se ronaldiñiza. El Madrid va a tener toda la historia ofensiva de ese país)
Vinicius ya era una superestrella, una estrella mundial. En estos últimos partidos empezamos a ver a un jugador de época. En una entrevista italiana, Ancelotti dijo que era "molto forte", aunque quizás no tanto como para ser un jugador de los que marcan la historia del fútbol. Tanto no, pero sí para marcar la del Madrid, para estar entre los diez primeros del club. Diría que eso está casi garantizado.
Valverde hizo algo notable: asistió o tocó en tres goles. En el primero, además, con una acción muy técnica.
El primer gol fue también de Ancelotti. Por primera vez en mi vida (lo reconozco) estaba disfrutando de ver los laterales "altos". Comprendí su sentido. El Madrid en campo contrario, los laterales muy arriba y Vini y Rodrygo en el área, centrados. Lo hizo notar el comentarista Áxel. Y en el gol, justo ahí, sucedió: los extremos, que ocupaban el centro, dejaron la zona, salieron, se fueron de la jugada para que entraran Brahim y Valverde (uno pasó al otro) y después, ya libre del todo el espacio, el lateral, Carvajal, que marcó. Por orden se fueron los delanteros, aparecieron los medios y al final los laterales.
Esto era como una torre deshaciéndose, como cuando bajan los castellers, pero con algo que emergiese, que apareciese desde abajo. Era la retracción de algo, de las capas altas (delanteros, y luego medios) para que aflorase el lateral. Esa retracción con aparición era (¿lo diré?) como un prepucio táctico, una retracción de prepucio en la que lo de arriba se va retirando, primero los delanteros, luego los medios, cayendo, recogiéndose la membrana atacante para que naturalmente pueda surgir (y surja) el llegador o lateral hecho extremo balánico (ojo a la genialidad y simetría: el extremo se centra y se hunde y el lateral se extrema).
El prepucio táctico de Ancelotti hace que la eliminatoria contra el City se vea de otra forma. Algo hay, algo tenemos. Lo otro que tenemos es la justa cólera que entre todos están desarrollando en Vinicius Clay.
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