John Milton
Martín-Miguel Rubio Esteban
Doctor en Filología Clásica
En la noche del veinte al veintiuno fue apresado por un pelotón de aguerridos y armíferos agentes del orden justísimo, ínclito, belígero, dogmático, fúlgido, superferolítico, benéfico, simpático, rápido, benemérito, límpido, pacífico, enigmático, sésamo, mortífero, polímata, mecánico, próximo, plácido, gasístico, clavígero, clavífero, enciclopédico, jeroglífico, marlásquico y esdrújulo, el joven y peligrosísimo periodista Vito Quiles, intrépido, maléfico, pérfido, ímprobo, réprobo, fanático, malévolo, satánico, retrógrado, prófugo, católico, incómodo, antipático, básico, tétrico, rígido, pálido, fláccido, mórbido, lunático, ágrafo, mínimo, frenético, histérico, mediterráneo, mediático, heteróclito y democrático. La España de Sánchez ya es toda una ampulosa bufonada esdrujulizante, con posibilidades de convertirse en gran comedia que podría escribir mi amigo José Pedreira. Es el caso que el joven periodista hirsuto y desagradable arengaba a los manifestantes a dar la lata, armar bullanga, en vez de mantenerse neutral, científicamente imparcial, como hace toda la Prensa española, dechado indubitable de imparcialidad, objetividad, ecuanimidad, investigación, cientificidad, contrastabilidad, comprobabilidad y verificabilidad. Nos parece injusto que los conmilitones marlásquicos lo hayan dejado en libertad, sin más, a las cinco horas sin cargos y sin ninguna caricia en la cara cuando su culposa parcialidad debía haber sido pagada con dolorosas setenas. Con un par de noches metido en una cartaginesa doncella de hierro el relapso hubiera aprendido a creer en el nuevo dios. No reconocer ya la majestad celícola y transcendente del nuevo régimen, en donde el Rey parece rematar la cumbre moviéndose con la rosa de los vientos del Peromato zamorano, o de la Gobierna, es ya ser reo de oscurantismo, atraso y atavismo hispánico. Nuestra portentosa Prensa es un manso río enemigo de asonadas que mansamente lleva con mansedumbre miríadas de fiemo, estiércol, basura, cochambre, purria y dignidad muerta. En realidad, toda la Prensa subvencionada, esto es, sobornada por el gobierno, sirve a los mismos objetivos políticos que la Policía, que no son otros que los objetivos políticos del propio gobierno. Porque la Policía ya no es un instrumento público para el orden público, sino la garantía armada de que se cumplan los objetivos políticos del gobierno. Sólo hace falta leer los titulares de la noticia sobre el apresamiento de Vito Quiles en el 90% de los medios para comprobar la verdad de este lacayunismo. “Detienen al ultraderechista Vito Quiles”, “En libertad el agitador de extrema derecha Vito Quiles”, “La policía detiene al agitador ultra Vito Quiles”, “Juventudes socialistas celebra la detención del ultra Vito Quiles”, etc. Todo ello evidencia que el sector mediático subvencionado, lo mismo que la Policía marlásquica, entendería perfectamente que haya españoles que por sus ideas deberían estar encerrados, que con ellos no cuenta el Artículo 18 de la Constitución, ni el Artículo 19 de la misma, ni el Artículo 20, ni a ser protegido por el Artículo 7. Todo estos ciudadanos son llamados fascistas por el terrible crimen de verbalizar con pasión la constante idea concienciadora y revolucionaria de la unidad nacional. Sólo son libres los gubernamentales, o los mamporreros de estos. El desarrollo de la dictadura está siendo rápida, toda vez que la libertad política es una experiencia inédita para nosotros, y hemos sido siervos hasta ayer. Los pocos vínculos morales que nos quedaban a la sociedad española están siendo destruidos sistemáticamente por la partidocracia, que jamás hizo ni supo hacer una Constitución, que es aquello que protege a la minoría contra la mayoría, exactamente lo contrario a una ley. El desarrollo del Régimen del 78 no ha sido otra cosa que una prolongada, continua y atroz afrenta a todos los principios fundamentales de la moral, de la decencia y de toda nobleza. Los humanos, y sobre todo si somos españoles, solemos subestimar los beneficios futuros en aras de lo que en la actualidad tenemos. De ahí se deriva una obviedad: el cambio de gobierno no será políticamente fácil, máxime cuando en este régimen el gobierno encaja como la mano en un guante, y la gente acatará mucho más el poder de las barretinas que el de la Corona. Porque aunque el Rey no se rinde el hombre cede a la fuerza. “¿Qué intento os mueve o qué furor insano / que así queréis tiranizar la tierra?”, le preguntaría el gran Alonso de Ercilla a Sánchez. La verdad y la libertad son indivisibles, resplandecen con su propia luz, y no admiten particiones dictadas por los nauseabundos intereses de poder. Las circunstancias de estado de sitio han hecho que la lucha por la libertad haya cambiado de palestra; tras fracasar en el Parlamento de forma estrepitosa sus estandartes, ahora se combate por ella en la calle Ferraz. El Parlamento ha dejado de ser su ámbito y centro histórico de desarrollo. La Historia vuelve a la calle. Y nada infunde más valor al miedoso que el miedo ajeno. La batalla por la libertad tampoco se puede dar en la prensa paniaguada que mama de la ubre del gobierno. Ésta no usa la libertad de expresión a no ser para cantar vivas a la madre superiora. Y eso no es libertad de expresión, sino torpe adulación y perpetuo panegírico al amo. La libertad de expresión siempre se ha enmarcado en un contexto de resistencia individual y de afirmación de la dignidad personal que se enfrenta siempre a ese peligro de dictadura que todo gobierno tiene con la tendencia a monopolizar el pensamiento. La libertad de expresión supone el respeto al mercado libre de ideas, a la dignidad y autonomía humana por el autogobierno. Sin libertad de expresión los ciudadanos dejan de ser “idiôtai”, esto es, pierden la individualidad que fundamenta las distintas concepciones que dibujan una sociedad abierta, que es el fin de la libertad pública. Para John Milton el único camino que nos conduce a la verdad es la libertad de expresión, porque para conseguir el progreso del conocimiento y, por ende, el descubrimiento de la verdad es necesario el libre intercambio de ideas y opiniones. En la “Enciclopedia Francesa”, en la voz “Prensa”, entrada redactada por Jacourt, se cuestiona si la libertad de Prensa es positiva o perjudicial, y se dice que de tener inconvenientes la misma son tan poco relevantes en relación con sus enormes ventajas que debería ser el derecho común del universo y ser autorizada en todos los Estados. Pero hay que tener valor para ejercerla, y por lo que se ve, las cúpulas que pilotan nuestros grandes medios de comunicación prefieren estar en la línea de la Policía en la calle Ferraz. Sin duda es más saludable para los ojos y las articulaciones.