Ignacio Ruiz Quintano
Abc
El partido socialista es la taberna “Bienmecomes” en Elorrio, la favorita de Indalecio Prieto, don Inda, enorme tragaldabas, que llamaba “Ko-ko-ro-ko” al tabernero por el cartel del mostrador: “Pongo buebos de repente”.
Los socialistas también ponen “buebos de repente”: el último, la “Amnistía Constitucional” (¡ésa no la vio venir Carl Schmitt!), un “hen party” mediático cuyos cacareos recuerdan el espectáculo que Nicholson Baker cuenta de la RAF en “Humo humano”: un simulacro de bombardeo en su festival aéreo anual en Hendon, al norte de Londres. Era el 11 de junio del 27, y Baker recoge la noticia del New York Times: “La ‘ciudad’, que se construirá con alas de avión, será bombardeada hasta arrasarla. Los aviones lanzarán alimentos y municiones para los ‘refugiados’ europeos, que estarán huyendo tras escapar de la ciudadel en la cual habrán estado ‘sitiados’ por los habitantes nativos de la ‘ciudad’ (situada n el país imaginario de Irquestine)”:
–Doscientos aviones volarían al son de una canción titulada “Chick, Chik, Chik, Chik, Chicken”. Cuando el cantante pronunciara las palabras “Pon un huevecillo para mí”, los aviones soltarían sus bombas.
Sánchez ha puesto para los separatistas un huevecillo, que es una amnistía, pero al ponerlo no se carga, como sostienen los chismólogos del tremendismo constitucional, ni la Constitución ni la Democracia ni el Estado de Derecho. Al contrario: Sánchez puede poner el huevecillo de la amnistía precisamente porque no existe ninguna de aquellas tres cosas.
“Estado de Derecho” es tautología/pleonasmo que nada significa (y lo que los malos quieren que signifique sería horrible), pues todo Estado, sólo por serlo, es de Derecho: el de Sánchez como el de Franco, el de Bismarck como, incluso, el de Gengis Kan. La Constitución es una Carta Otorgada, y sin Constitución (“una sociedad en la que la separación de poderes no está determinada, no tiene constitución”, reza el artículo 16 de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano) no hay Democracia, razón por la cual en España, merced a la llamada Constitución, un jefe de gobierno (hoy, Sánchez) tiene más poder real que ningún monarca absoluto (“donde todo está en una mano”, definió Hamilton la tiranía), sin más “checks and balances” que los deseos de las potencias extranjeras a las que rendimos nuestra soberanía.
–La amnistía es el punto de inicio; el destino es votar la independencia.
Lo dice el presidente de la cosa catalana: del huevecillo “amnistésico” de Sánchez saldrá la secesión de Cataluña (y las demás), y será constitucional, con el sello de nuestro Kelsen a la gallega en el TC, que sólo ha de hacer suya la “boutade” del señor Hans y su cómica Teoría Pura del Derecho según la cual toda ley que cumple los trámites es respetable.
Pero la autodeterminación no es una cuestión de derecho, sino de fuerza.
[Martes, 31 de Octubre]