Ignacio Ruiz Quintano
Abc
El Santo Oficio de la Salud obliga a eliminar el puro de Morante en los carteles para anunciar los toros.
Putin no fuma. Apaguemos, pues, nuestros cigarros. Lo anunció Muray hace veinte años: la vigilancia higienista y moral ya no se detiene, el poder espiritual de los “hombres de ciencia” ya no conoce límites. Eso sí: todos los días, gente que no tolera que usted fume en sus narices le insufla sus preferencias musicales en los oídos. El reguetón del momento es “ojalá un Churchill en Uropa”. Pero Churchill fumaba, y también le han eliminado en la foto el puro de la boca, un Hoyo de Monterrey Doble Coronas, con cuya colilla pagaba cada día el “Evening Standard” a su quiosquero, que se negaba a cobrarle el periódico.
–¿Qué otro político del mundo puede pagar a alguien con un resto de puro chupado? –se pregunta Boris Johnson, su biógrafo.
Un cuarto de millón de habanos quemó Churchill en su elocuente vida. (“No olvidemos la marca de la casa”, dijo en Fulton, Misuri, colocándose un puro en la boca, sin encenderlo, para dar una conferencia).
Igual que a Santo Tomás le hacían una luneta en la mesa para poder acomodar su barriga, a Churchill, casi setentón, para volar durante la guerra en la cabina no presurizada de un bombardero, le modificaban la máscara de oxígeno para poder encajar el habano, y era el único europeo que luchaba, a la vez, contra el comunismo (una “horrible forma de enfermedad mental y moral”, razón por la cual ha sido “cancelado” hoy) y contra el Hitler verdadero. ¿Y esperamos que el Occidente que le retira el puro a Churchill (Obama retiró incluso su busto en la Casa Blanca, repuesto luego por Trump, el mismo que tuvo que venir a Europa a cobrar impagados de la Otan, actitud que le valió más comparaciones periodísticas con Hitler) vaya a luchar contra Putin?
Si el periodismo se jodió el día que se acabó el tabaco, ¿por qué la política (¡y la tauromaquia!) iban a ser menos? Inquisidores del pan pringao, devuélvanle su puro a Morante.
[Sábado, 26 de Febrero]