Ignacio Ruiz Quintano
Abc
A América la conquistan los indios y la independizan los españoles.
“Madre Patria”, que lleva diez ediciones, refuta de pe a pa toda la literatura negrolegendaria contra España (¡la hispanofobia!) de ingleses, holandeses, franceses, useños, comunistas (desde 1929) y “uropeos” (alemanes y franceses), cuya elite socialdemócrata impone la moda del indigenismo fragmentador de la “rive gauche”, incluida la educación “bilingüe”, eso que el socialista Ugarte consideró la antesala de la “balcanización” territorial, que es el plan. O la “hoja de ruta”, en jerga liberalia, que obedecen sociatas y peperos que parasitan el Estado de Partidos.
Su autor, el profesor argentino Marcelo Gullo, daba clases en la Escuela Superior de Guerra en Buenos Aires a militares de diversos países, y preguntó: “¿Qué habrá sentido el oficial mexicano que, para ayudar a las víctimas del huracán Catrina en Nueva Orleans, penetró en Texas al mando de un convoy del ejército recibido con vítores y banderas mexicanas?” Un alumno se levantó y dijo: “Profesor, yo era ese oficial al mando”. “¿Y qué sintió usted al pasar por Los Álamos, al pisar ese pedazo de tierra que había sido suya?” “Pues nada, profesor”. “¡¿Cómo que nada?!” “Pues nada, profesor, no sentí nada”.
La leyenda negra, texto oficial en la educación mexicana, sirve para dirigir el resentimiento de los mexicanos contra España, en vez de contra el país que le madrugó siete Estados.
San Martín y Bolívar soñaron un imperio hispanocriollo con capital en Madrid, pero Fernando VII (y las Cortes de Cádiz) lo rechazaron. En un teatro citado por Gullo, un angustiado Bolívar le pregunta a San Martín: “Entonces, José, ¿para quién hemos trabajado?” Y responde San Martín: “Para los ingleses, Simón, para los ingleses”.
El colofón de “Madre Patria” es el soberbio resumen del tabarrón catalán, con aquellos próceres locales que en la visita de Carlos IV a Barcelona reclamaron el privilegio de sustituir a los caballos para tirar ellos de la carroza real.
[Miércoles, 29 de Diciembre]