viernes, 31 de diciembre de 2021

Pluma y brea


 

Simón

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    ¿Los no vacunados contagian? Sí. ¿Y los vacunados? También. ¿Entonces? Entonces, para el periódico de las elites, la pregunta ontológica es: “Esta Nochebuena ¿sentaría usted a un no vacunado a su mesa (con dos americanas de Simón y tres capas de calzoncillos de Ferreras)?”


    “Siente un pobre a su mesa”, tituló Berlanga su obra maestra, pero la Censura lo cambió por “Plácido”, un tipo que en el franquismo no podía cenar sin haber abonado la letra del motocarro, igual que en la Democracia nadie puede tener Nochebuena sin haberse pinchado la vacuna de “la Coviz”, ese logro industrial de Trump, cuyo recorrido publicitario resume el tuitero Esaú: “Inmuniza al 95. Inmuniza al 70. Inmuniza al 50. No inmuniza, pero reduce la transmisión. No reduce la transmisión, pero impide las formas graves. No reduce las formas graves, pero impide ir a la Uci. No impide ir a la Uci, pero no mueres. Mueres, pero vas al Paraíso”. ¿Felicidad “in articulo mortis”? ¡Mejor! ¡Felicidad “in articulo Boni”! Porque claro que hay otra vida. ¡Estamos en ella! Escuchemos, dice Muray, el gran fervor con que refunfuñan los que gozan de buena salud. Ha triunfado el proyecto terapéutico. Y asombra pensar cómo ese hombre anunció, y describió, hace treinta años, este Paraíso donde “el linchamiento acompaña al Consenso como la sombra acompaña al hombre”.


    –La “base democrática” de la nueva tiranía permite ya, de entrada, arrojar a los confines de la sociedad a quienquiera que se atreva a considerar problemática tal tiranía.
    

Al contrario que en el salvaje Oeste, hoy los vendedores de pociones milagrosas cubren de brea y pluma a los discrepantes, por lo que Céline aconseja no perder el tiempo buscando las razones de la persecución de que uno es objeto (“al sabio le basta con escapar”).
    

El fanatismo de la Salud –concluye Muray– cuenta con el entusiasmo que sentimos la mayoría de nosotros ante toda nueva perspectiva de servidumbre voluntaria.


    Pensemos en la Nochebuena de Bill Gates, yéndose a la cama sin Melinda y con una hamburguesa sintética.

[Viernes, 24 de Diciembre]