sábado, 25 de diciembre de 2021

Capear el covid


Niña con máscara de muerte

Frida Kahlo

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Yo ya veo “la Coviz”, como la llama Simancas, el Besteiro madrileño, como una capea carpetana en el redondel del mundo, que es China, donde una vez toreó mi paisano José Ignacio Ramos, último matador que en Las Ventas cortó una oreja (como San Pedro a Malco) sólo por la estocada, homérica.


    De chulo de toriles me imagino a Garicano pegando el grito, entre el “¡arriba!” falangero y el “¡apuyá!” marinero , para mandar a los lidiadores (cada toro tiene su lidia, igual que cada variante covidiana) a hacerse cargo del bicho.
    

En las capeas sale el bicho y los mozos lo recortan a cuerpo gentil y luego lo trastean con muletilla de percalina hasta que la fatiga lo rinda, y entonces lo retiran para que salga otro, como ocurre con “la Coviz”, que a los encastes llama variantes e imita al rito de la tauromaquia campera.
    

Como el “bos” es el tótem de la gente española, el tótem de la gente garicana (¡el liberalismo de Guisando!) es “la Coviz”, cuyo peligro está en que sus variantes vienen del laboratorio “toreadas”, como los becerretes pícaros y sabihondos en las capeas del madrileñismo sureño.
    

De la Serna dice que no hay tierra de España que no tenga un mito de toro, y enumera los diversos modos de rito que el español tiene para este dios cruento: come criadillas, usa vergajo, guarda el agua en vasijas tauriformes y lleva el tabaco negro y picante en petacas transparentes de piel de toro bravo.


    No hay tierra de España que no tenga su vacuna de cóvid, con talanqueras (¡distancia de seguridad!) contra los “bebelejías” (no vacunados), igual que el “taurineo” llama “antitaurinos” a los taurinos que exigen toros en puntas. Berhnard recuerda de su habitación de muerte a los del servicio de disección levantando de la cama un cuerpo descarnado para colocarlo en el ataúd de cinc, no sin que sus huesos golpearan dentro tan fuertemente que se despertaron los pacientes que dormían.


    –Todos los novillos de las dehesas están despertando al sueño de la media verónica belmontina.

[Sábado, 18 de Diciembre]