lunes, 4 de octubre de 2021

La Feria de Otoño del Virus Chino vista desde Taiwán por Pepe Campos y fotografiada en Madrid por Andrew Moore. Adolfada y Ferrerada

 


VI DE FERIA. CORRIDA DE TOROS

Seis toros de Adolfo Martín para Antonio Ferrera. Se sabía que con Ferrera podía suceder cualquier cosa y, ese temor, a punto estuvo de sobrevenir. Pues hubo un toro de regalo que pudieron ser dos (de la ganadería de Pallarés) y la corrida podía haber terminado no se sabe cómo.

Los toros de Adolfo, duros, serios, cumplieron en varas, donde se les pegó y mal. Toros de bocas cerradas. Les faltó algo más de brío. Antonio Ferrera anunciándose en esta corrida en solitario se había metido él solito en un serio compromiso. Llama la atención que ante toros de pocos pases y en tarde donde podía haber salido el espada con la de verdad, en cada toro, no lo hiciera. Por ahí encontró la limitación el diestro: en la suerte de matar en donde no estuvo lucido. Así: 1º) dos pinchazos y una estocada casi entera atravesada y dos descabellos (aviso); 2º) estocada muy baja; 3º) tres pinchazos y estocada; 4º) pinchazo, media baja y siete descabellos (aviso); 5º) dos pinchazos y estocada (aviso) y 6º) cuatro pinchazos y tres descabellos (aviso). En fin, de este modo discurrió la tarde.

Con los engaños, con el capote, Ferrera no vislumbró la manera ni la variedad. Procuró buscarle los terrenos a los toros en la muleta. Con algunos se peleó (primero y tercero), al cuarto no pudo meterle mano y con los restantes intentó conducirse hacia su particular y controvertido arrebato de toreo templado, pero no entró en faenas. Es verdad que los de Adolfo Martín se lo pusieron difícil y sólo se acercó a cierta templanza, con alguna fase cadenciosa, ante el segundo, quinto y sexto.

Y como aquello no se encendía, ni prendió, tal vez, la iluminación de los toros de regalo. Hubo uno, el séptimo, de Pallarés, un Santa Coloma que no lo parecía. Un toro noble que se dejó. Con él Ferrera cortó una oreja, en series de muletazos templados al uso de todas las tardes, con cuyo trofeo se fue el matador (y gran parte del público) muy contento a casa. Poco antes el presidente mandó a parar. La cosa iba para otra corrida. Bien los banderilleros: Sánchez, Chacón y Ferreira

 

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ANDREW MOORE

 


























¿Qué baja no sufrirán en España los miuras cuando dejen de llamarse miuras? ¿Por qué pagamos a veinte pesetas la sidra asturiana más que porque se llama Champagne?
 

Julio Camba