Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Pemán topó una vez en Córdoba con un mendigo que le pidió una limosna para comprarse un sombrero. Arrogándose, decía, ese derecho de dar consejos cuando se da una limosna, dijo al mendigo que más valía que se comprara una rosca que no un sombrero. Pero el mendigo le replicó magníficamente:
–Entonces, señorito, ¿cómo voy a “saludá”?
Admirable espíritu, se admiró el escritor, el de esta raza vieja, culta y ceremoniosa que necesita llevar sombrero para podérselo quitar.
Me vino esta escena al ver a los futbolistas de España, ese Combinado Autonómico del Trío Los Elegantes (Rubiales, Molina, Luis Enrique), pasar como burros cabeceantes ante un grupo de aficionados, muchos de ellos niños, que los aclamaban a la salida de un hotel en Sevilla, la ciudad donde Manolete, que se hospedaba en el “Inglaterra”, cruzaba la Plaza Nueva vestido de veracruzano y seguido por una multitud de chavales aclamándolo. ¿Cómo puede ser que Pedri haya llegado a ídolo de alguien que acude a saludarlo y Pedri pase por delante ignorándolo?
–¡Idiotas, que soy burgués! –contestó desde la ventanilla del tren que lo llevaba a un mitin en Valencia el politiquín alcalaíno, e ídolo de Aznar, Azaña, cuando lo vitoreaban los descamisados y le pedían la revolución.
Un arisco profesional como Schopenhauer, amargado socialmente por una vieja que tenía de vecina, compara la vida de los hombres con la de los puercoespines, que nunca daban con la distancia idónea para darse calor sin pincharse hasta que inventaron la cortesía.
El propio Pemán contaba que en un besamanos de Pascua en El Escorial, durante la guerra civil, el general Petain, que era embajador de Francia, se cuadró delante de Franco y levantó el brazo al modo fascista. Le preguntaron por qué lo había hecho, y respondió:
–Pour enmerder les autres!
¿Querían “enmerder” a alguien los “jóvenes millonarios” (expresión del periodismo deportivo cuando se pone demagógico) que se hicieron los marmolillos ante la algarabía popular de Sevilla?
España ha dado grandes negadores del saludo. En América preguntaban por qué Américo Castro y don Claudio Sánchez-Albornoz se negaban el saludo y alguien explicó a los americanos que por cuestiones de monarquía:
–¡Pero de la de Recaredo!
¿Guarda Pedri el rencor de Recaredo? Baroja presume en sus memorias de haberse encontrado en un viaje con Maeztu y Unamuno, pero que los evitó por no saludarlos. El canario Vicente Marrero, biógrafo de Ortega y Maeztu, cuenta que Ortega se cruzó con Maeztu en la escalera de una casa y tampoco se saludaron, anécdota que pone en solfa la etiqueta de “generación”. Si cuesta ver “equipo” en un grupo cuyos miembros no se saludan, ¿qué decir de un equipo que niega el saludo a sus clientes?
–Nosotros somos productores de contenidos –dijo un día José Ángel Sánchez, ceo del Madrid, a Ancelotti, su entrenador.
Molina y Luis Enrique serían los productores de contenidos de “la Rojita” de Rubiales, cuya estrella, Pedri, un futbolista del toreo moderno (pases “patrás” y “pafuera”, en vez de “palante” y “padentro”), pasa sin saludar entre su público, como un israelita con orejeras entre las aguas del Mar Rojo.
–¿Qué quiere usted, que la Federación sea una escuela de cortesanía austriaca?
No, y tiene más posibilidades de ganar la Eurocopa que de convertirse en eso. Mas conviene preguntarse a quién se deben los futbolistas. ¿Al público? ¿Al presidente?
Los del Combinado Autonómico de Pedri, cuyo capitán es Jordi Alba, no creen deberse a nadie; si acaso, a sí mismos. Ancelotti, en cambio, el hombre de fútbol en activo con más experiencias, es partidario de deberse al presidente, y ha pasado por Berlusconi, por Abramovich, por Al-Khelaifi y por Florentino Pérez.
–Con Berlusconi aprendí que mi trabajo era complacerlo. Aprendí que ningún sistema es más importante que el presidente.
¿Y qué quiere un presidente? Ganar. ¿Cómo? Con “fútbol atractivo”. Sea. Eso pasa por decisiones a corto plazo y tácticas. Ancelotti se tiene por un hombre práctico porque “me inclino por coordinar estrategias, políticas e incluso caprichos de los propietarios”.
–A menudo me han preguntado por qué el Real Madrid contrató a Mourinho –anota Ancelotti en sus memorias–. La respuesta es sencilla: querían derrotar al Barcelona.
Hoy estamos en otra cosa. El “entrenaor” como “agradaor” y un sombrero en la cabeza para “saludá”.
Saludo de Eric Cantona
EL ENTRECEJO DE EFFENBERG
Stefan Effenberg, ex capitán del Bayern de Múnich: “Si no convocas a nadie del Real Madrid, entonces ya tienes un problema antes del torneo. Eso no es aceptable en absoluto. En Alemania sería como no llevar a nadie del Borussia Dortmund. Y a España le faltan jugadores experimentados, como Sergio Ramos, que tenía todo bajo control”. Incluso para un alemán como Effenberg y su entrecejo Bauhaus se hace intolerable la gamberrada de no incluir en el Combinado Autonómico a ningún jugador del Real Madrid, como lo sería la no inclusión de ningún jugador del Barcelona, tratándose de los dos clubs que le dan sentido (y sentimiento) al fútbol español, europeo y mundial. Pero estamos en manos de gambas.
[Lunes, 28 de Junio]
Finidi George