EDGAR NEVILLE
1899-1967
“Edgar, el delgado”, lo llamaba Pemán, porque al principio Edgar Neville era la extremada delgadez. Y luego fue diplomático, ensayista, novelista, dramaturgo (El baile), guionista de la Metro, cronista de Hollywood, poeta, pintor, viajero, amigo de Lorca y de Charlot, humorista, tertuliano de Pombo, inventor y cineasta con mención de honor en Cannes, 1953. “Edgar Neville ha sido un perpetuo anacronismo”, anotó Luis Escobar a su muerte. Murió en su casa de Madrid, en presencia de Tono y Mingote, que habían acudido a visitarlo. “Esta vez, Edgar, te has ido demasiado lejos –le escribió Tono–. Acaso porque los que te hemos rodeado en las últimas horas no hemos sabido encontrar el ‘invento’ que necesitabas para retrasar tu viaje.” Y Mingote añadió: “Su infatigable corazón se ha parado en primavera para que los amigos no estuviéramos incómodos en el entierro y hayamos podido oír esta mañana a los pájaros cantando. Él no aceptaba una cursilería, pero sabía que los pájaros iban a cantar, porque cantan cuando les parece, sobre todo cuando no viene a cuento, que es lo que a Edgar le divertía.”
1899-1967
“Edgar, el delgado”, lo llamaba Pemán, porque al principio Edgar Neville era la extremada delgadez. Y luego fue diplomático, ensayista, novelista, dramaturgo (El baile), guionista de la Metro, cronista de Hollywood, poeta, pintor, viajero, amigo de Lorca y de Charlot, humorista, tertuliano de Pombo, inventor y cineasta con mención de honor en Cannes, 1953. “Edgar Neville ha sido un perpetuo anacronismo”, anotó Luis Escobar a su muerte. Murió en su casa de Madrid, en presencia de Tono y Mingote, que habían acudido a visitarlo. “Esta vez, Edgar, te has ido demasiado lejos –le escribió Tono–. Acaso porque los que te hemos rodeado en las últimas horas no hemos sabido encontrar el ‘invento’ que necesitabas para retrasar tu viaje.” Y Mingote añadió: “Su infatigable corazón se ha parado en primavera para que los amigos no estuviéramos incómodos en el entierro y hayamos podido oír esta mañana a los pájaros cantando. Él no aceptaba una cursilería, pero sabía que los pájaros iban a cantar, porque cantan cuando les parece, sobre todo cuando no viene a cuento, que es lo que a Edgar le divertía.”
IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)