Ignacio Ruiz Quintano
Abc
En su biografía de Barras, el rey del Directorio, refiere Garnier la anécdota de un general, nombrado embajador en Constantinopla, que en casa de Barras refería irónicamente un episodio revolucionario, cuando Courtot, el mayordomo, no dudó en interrumpirle tocándole el hombro:
–¡General: os interrumpo, estáis calumniando la Revolución!
El general se volvió hacia Barras, perplejo ante la desfachatez del doméstico. El regicida contestó: “Courtot tiene razón”, y lo invitó a “dar una lección de historia al señor embajador”.
A la Revolución se la comprende, no se la calumnia. Quien dedicó buena parte de su vida a comprenderla concluye que Mirabeau la comprendió con los asesinatos del 14 de julio; Barnave, con la huida del rey a Varennes; Danton, con la invasión popular de las Tullerías; Brisot, con la ejecución de Luis XVI; Robespierre, con la liquidación de girondinos, dantonistas y hebertistas; y Sieyes, con la decapitación de Robespierre.
–Cuba sufre el Bloqueo –resume las revueltas en la isla caribeña un hombre que comprende la Revolución: nuestro Secretario de Estado (Estado monárquico, por supuesto) para la Agenda 2030, que en su día mostró públicamente su disposición a ir a la Zarzuela para, digamos, un “trabajillo leninista”, mientras los medios (la Revolución francesa inventó la propaganda sistemática) tratan de echarle a Vox el incomprensible crimen de unos macarras en La Coruña.
¡Queda tan Saint Just nuestro lombrosiano Secretario de Estado!
Estas revueltas cubanas son calas que realiza el Hamponato castrista para tantear la resistencia interior y el apoyo exterior. “Lasciate ogni speranza!”. La corrupción es el salario del mundo. Sleepy Joe acuna su narcolepsia sobre el portátil de Hunter (¡The Hunter Biden Laptop Is Real!, dice ahora WSJ). Y la Unión Europea parece el refectorio de Barras, con nuestro patético Borrell de Courtot que da lecciones de historia a los incautos que demandan libertad para los cubanos. ¡Ni que la conociéramos nosotros!
[Jueves, 15 de Julio]