MARLENE DIETRICH
1901-1992
Marlene Dietrich, con cuyas piernas caminaron los sueños de todos los
hombres, murió en silencio. “Me hubiera gustado ser hombre –confesó una
vez–, pero nací hembra y por eso me dediqué en cuerpo y alma a sacar el
mayor provecho de ello. Von Sternberg representó para mí el padre que
nunca había tenido: veneraba el suelo que pisaba; mi adoración por su
inteligencia era infinita.” Josef von Sternberg la transformó en Ángel
Azul, reina madre del claroscuro, grande mujer fatal de todas las
épocas. “El milagro de transformar a aquella alemanota en una estilizada
chica Penagos –escribió José Luis Garci– lo hicieron a medias
Sternberg, el fotógrafo Lee Grames, algo de niebla y los geniales chicos
y chicas que peinaban, maquillaban y vestían en la Paramount.” A ella,
que llevaba un régimen de ostras con champaña, debemos algunos de los
momentos más eróticos del cine.
IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)