MANUEL SUMMERS
1935-1993
Manuel Summers tenía una máxima: “Cuando logras que alguien se ría, lo
desarmas.” Máximo: “Summers llega al cielo. ‘Andá, pues había.’ (Yo no
sé si Manolo era agnóstico o si tenía fe en ese más allá en que está
ahora: uno sabe poco de las gentes a las que quiere; uno no sabe nada
del resto de los mortales.) ‘Pero así, sin más, sin purgatorio
previo...’ Manuel Summers, como un dibujo suyo, está delante de un ángel
dibujado por él, los dos en línea negra sobre el inmenso fondo blanco,
los dos con la correspondiente cara de bondad, los dos con un carrillo
redondo pintado con rotulador rojo...” En el cine nos dejó Del rosa al amarillo, La niña de luto, Juguetes rotos, Adiós, cigüeña, adiós y Tó er mundo é güeno.
Máximo se imagina que Dios le pide a Summers que le cuente uno de
leperos y otro de curas. “Manolo se aclara la garganta y espera que el
Señor quiera también ver sus películas.”
IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)