Patio de la calle Guzmanes
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Ayer abrieron los patios y los cordobeses pasean por ellos sin bulla y extrañados por la ausencia de gentes extranjeras. Confiesan que echan de menos la alegría de sus primaveras de siempre y se sienten un poco solos porque no van a llegar las visitas de todos los años.
En mayo de 1921 se celebró el primer concurso de patios con la intención municipal de cohesionar, alegrar e ilusionar a las muchas decenas de cordobeses que compartían lavadero, cocina y cuadra en las abundantes casas de vecinos de cada barrio y que tenían la agradable y fresca costumbre de rivalizar entre sí con balcones, ventanas, arriates... Regaban con agua del pozo al atardecer y tras la tarea, sentábanse todos a la sombra de su limonero lunero a tocar las guitarras y espantar las penas con "jondura" a base de gazpacho y de Montilla ó Moriles.
En este mayo se cumplen 100 años desde que un patio que al parecer quedaba en las lindes de Santa Marina y San Agustín, en una Calle que llaman Empedrada y que ni los más cordobitas te saben situar, recibió 100 pesetas de premio mayor. Muy cerca del patio ganador de hace cien años -juran que aún queda una pequeña parte que una señora mantiene a puertas cerradas- vimos ayer éste de la calle Guzmanes que concursa desde hace tan sólo tres años (2019) y que por las circunstancias sanitarias y lo escondido de su calle no ha sido aún muy visitado. Es moderno pero reúne todas las características que conformaban los patios de hace 100 años.