Ignacio Ruiz Quintano
Abc
La democracia es un simple sistema de gobierno con tres principios (representativo en la sociedad política, electivo en el gobierno y divisorio del poder en el Estado), ninguno de los cuales hemos visto nunca en España, donde la democracia es hoy una religión con cepillo para el culto.
–El Gobierno prepara la primera Ley de Secretos de la Democracia –titulan los periodistas, que, sin embargo, se dejarían matar antes que negar la separación de poderes, y hacen bien, pues, como enseña Jean Bodin, “quien pone en duda la existencia de Dios merece que sienta el peso de las leyes sin usar de argumentos”, y las leyes, como vemos, las hace el gobierno, primer secreto a voces de nuestra democracia. El segundo es que Ábalos es feminista.
“¿Es usted feminista?”, preguntaron en un almuerzo que le ofrecieron en Madrid treinta y dos mujeres empresarias al mejicano José Luis Cuevas, escultor de “La Giganta”, a cuyo pie deberían hacerle las entrevistas a la rabelesiana Laura Borrás.
–Bueno, yo soy mujeriego –contestó el artista.
El “hecho diferencial” de la democracia española está en sus secretos (como ocurre con el mejunje de Coca-Cola o con el pellejo del pollastre del Coronel Kentucky, ambos deliciosos), y esos secretos parecen estar en la cabeza, recubierta de vello de nutria, de Iván Redondo, la costilla del príncipe, que es Sánchez. Iván es a Pedro lo que Eumenes fue a Alejandro. O a Bucéfalo, en nuestro caso.
Artista del espejo y del trampantojo (simular lo que no es y disimular lo que es), Sánchez se sube a Bucéfalo (no a Marengo) y se ve Napoleón.
–Nadie ha dado aún bastante cuenta de la arbitrariedad ilimitada y la corrupción sin pudor de la administración civil de Bonaparte –avisa Madame de Staël, que refiere el secreto de Napoleón a un artista: “La razón de Estado ha reemplazado entre los modernos al fatalismo de los antiguos. Corneille es el único trágico francés en darse cuenta de esta verdad. De haber vivido en mi tiempo, lo habría hecho primer ministro”
[Miércoles, 7 de Abril]