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JOSÉ HIERRO
1922-2002
José Hierro siempre aspiró a que sus palabras, las que llevó al papel,
continuasen llorando –de pena, de felicidad, de desesperanza; al fin,
todo es lo mismo–, porque él las había llorado antes; antes que
desembocasen en el papel blanquísimo, en el papel deshabitado, que es el
morir. Epitafio: “Toqué la creación con mi frente. Sentí la creación en
mi alma. Las olas me llamaron a lo hondo. Y luego se cerraron las
aguas.” Ilusión: “Aquél que ha sentido una vez en sus manos temblar la
alegría no podrá morir nunca.” Grito: “Grito ‘¡Todo!’ y el eco dice
‘¡Nada!’ / Grito ‘¡Nada!’, y el eco dice ‘¡Todo!’ / Ahora sé que la nada
lo era todo, / y todo era ceniza de la nada.” Conclusión: “Qué más da
que la nada fuera nada (...) después de tanto todo para nada.”
IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)