ABC
Si bulos y posverdad existen, su pionero español fue Ferreras con las
capas de calzoncillos. No había WhatsApp entonces, pero sí SMS, los que
aportaban Pablo Iglesias y sus amigos
En 2016 la posverdad se convirtió en palabra del año. Era la forma de explicar el Brexiy y a Trump en el nuevo contexto de Internet. No es que se mintiera, es que ya no importaba la verdad. Era una queja científica del centro (obamobruselense) que miraba con asco ilustrado lo que pasaba a derecha e izquierda
El absurdo del hombre moderno lo representa el intento del barón de Munchausen de querer salir del pantano tirtirándose de los pelos. O sea, Ferreras verificando un bulo