jueves, 19 de marzo de 2020

Mimodrama



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    El 78 fue darse cuenta, con el mérito que supone, de que “la misión integradora del partido único la continuaría mejor el pensamiento único de varios”. Lo llamaron de la ley a la ley, que, de ley en ley, como la ardilla del cuento que puede cruzar España saltando de tonto en tonto, tiene hoy a los españoles bajo arresto domiciliario y sin Oposición, que compite en quién alarga más el estado de alarma, y que las protestas ya se harán al final.

    –¡Las protestas, al final! –gritan al disidente (el que pita en la andanada el pico de la muleta y la suerte descargada) los fans de las figuras en Las Ventas, mientras ellos se desgañitan berreando “¡Bieeen!” a cada mantazo.

    Una vez que nos tienen donde querían, Iván Redondo, jefe de la propaganda de Estado, se ha marcado un Dalí con Sánchez: “Comment on devient Pedro”, se llama la performance.
    
En junio del 36, Dalí, mensajero del reino de lo surreal, ofreció, con los principios de su método “crítico-paranoico”, la performance “Comment on devient Dalí” en las Galerías New Burlington de Londres para la Exposición Internacional Surrealista.
    
Para simbolizar el subconsciente, Dalí pronunció un discurso ataviado con un traje de buzo: escafandra, zapatos de plomo que le impedían mover los pies. Tuvieron que llevarlo en brazos al estrado. Allí le pusieron un casco que atornillaron. Su mímica fascinó al público asistente.
    
Pronto me quedé con la boca abierta en busca de aire, mi cara se enrojeció, adquiriendo en seguida un tono azulado, con los ojos desorbitados. ¡Se habían olvidado desconectarme a la bomba de oxígeno y yo estaba cerca de asfixiarme!
    
El especialista del traje había desaparecido. Dalí hizo gestos desesperados. Lo socorrieron con tijeras y martillos. Confusión, “y yo despuntaba en ella como un pelele desarticulado con mi casco de cobre retumbando como si fuera un gong”:

    –Entonces el público arrancó en aplausos ante el exitoso montaje del mimodrama daliniano.
    
Qué gran metáfora de la pandemia en España.