jueves, 28 de febrero de 2019

Pedro Páramo



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Pedro Sánchez es el Pedro Páramo, con su mezcolanza de voces y muertos (Franco, Azaña), de la Comala (¡un lugar inánime!) moral y cultural que es esta España oficial que vive de la real y que ganará las votaciones, que son las suyas.
Pedro Páramo es cosa de Juan Rulfo, hombre menudo que podría ilustrar en dos anécdotas la azarosa distinción schmittiana de lo político, que es la distinción de “amigo”, Freund, y “enemigo”, Freind.
La primera con José Luis Cuevas, el de La Giganta, en el aeropuerto de México, en los primeros 60, camino de Yucatán, pues se celebraba un encuentro de intelectuales americanos donde iba a gestarse la idea del “boom”. Cuevas llega al aeropuerto y entonces ve a un hombre, ¿verdad?, de pequeña estatura, muy magro, que se acerca y le dice: “Te voy a ayudar a llevar tu equipaje. Toma mi maleta, que es más pequeña”. Cuevas le dice: “Pero señor, por favor, ¿cómo va usted a hacer eso?” Pero él es enérgico: “Ten”. Y le da la maleta, al tiempo que toma su equipaje y avanza... Cuevas corre detrás de ese personaje al que no conoce. Los dos van a Yucatán. Ya en el avión, le pregunta: “¿Pues y usted qué es?” Y él le responde: “Yo escribía. Soy Juan Rulfo.”
Me quedé muy sorprendido. A partir de entonces, fuimos amigos inseparables.
Otra vez, el domingo 6 de junio del 82, estaba Rulfo en Berlín tomando whisky con Ricardo Bada en un rincón del bar del hotel cuando lo encontraron los periodistas y lo asaltaron con preguntas que Rulfo respondía, al decir de Bada, con suma educación y creciente cansancio, hasta que de repente, a una nueva pregunta, “replicó con una calma total y sin faltarle un ápice a la educación”:
Ustedes ¿por qué no aprenden de su compañero [señaló a Bada con la mirada], a quien le negué una entrevista y a cambio de eso nos hicimos amigos?
España saldrá del apuro moral cuando tenga el valor de admitir ante el espejo que la grande estrella de su vida literaria es Pedro Sánchez, un Pedro Páramo hecho en los chinos.

Jueves, 28 de Febrero

Valle de Esteban

Multitud de la abeja!

miércoles, 27 de febrero de 2019

Voto útil

El acorazado Potemkin


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

No ha comenzado la campaña de votaciones y la alcahuetería ya está pidiendo el “voto útil” en un sistema donde el voto, como sabemos por nuestro filósofo, está muy lejos, en cualquier caso, de ser decisivo.

Al elegir gobierno, igual que al escoger mujer, sólo están disponibles dos o tres candidatos, de modo que el modesto privilegio del votante es declarar con ilusión cuál quiere y, entonces, aguantarse con el que consigue.
Cuando los alcahuetes guían al votante hacia el “voto útil” le arrebatan la ilusión de la representación, ésa que al salir de votar le hace presumir de demócrata como Pilar Rahola presume de haber visto en ruso “El acorazado Potemkin”, que es muda. “Voto útil”: pasa del amor y cásate con la fea, que es rica.

La representación no interesa a los propietarios del sistema, que son los partidos, y carece de tradición en Europa. Históricamente, entre los europeos la representación perdió su “honra” en la patria de Manolo Valls (“yo soy patriota francés”): primero, cuando el abate Sieyes se cargó para sus tejemanejes el mandato imperativo, y luego, cuando la Asamblea pactó la ficción del rapto del rey, pues todo el mundo sabía que había huido para reunirse con sus tropas en la frontera. Por cierto, que los únicos diputados que se negaron a votar la gran mentira (¡el voto útil!), Paine y Condorcet, fueron quienes luego votaron contra la muerte del rey (“la rebeldía del voto inútil”, que diría Hughes), guillotinado por aquel hatajo de farsantes. Y con esa mosca detrás de la oreja de la representación hemos llegado a los “chalecos amarillos”.
El sistema representativo adopta como base la sociedad y la civilización, y como guía la naturaleza, la razón y la experiencia –explica Paine al reaccionario Burke.
El “voto útil” niega la representación, y nos devuelve a una época que Ihering sitúa al final de la República romana, con el auge del “sistema de esplendideces aristocráticas que desarmaban la envidia del pueblo humilde”.

Qué tiempos.

Miércoles, 27 de Febrero

Valle de Esteban

El almendro y la espada

martes, 26 de febrero de 2019

Gobernanzas

Dickens


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

La moda es decir “gobernanza” por gobierno como se dice “Estado de derecho” por Estado: los snobs, con eso, creen llenar de contenido sus nueces vanas.

La “gobernanza” en su sentido snob nos la trajo a España el académico Cebrián, que se la urraqueó a Felipe González, que se la había urraqueado a Strauss-Kahn, el sátiro del FMI.
“Gobernanza” es la llevanza de una gran casa: o sea, lo de Mrs. Danvers (Judith Anderson) en “Rebeca”. España, en efecto, era una gran casa, pero cuando González se puso la cofia (“tó pal pueblo”) el servicio acabó en la cárcel.
Mi confianza en el pueblo gobernante es infinitesimal; mi confianza en el pueblo gobernado es infinita –dijo famosamente Dickens, en cuyo mundo, según Santayana, ¿quién podría no ser feliz?
Santayana ve en Dickens mucho que el comunismo, “si viniera”, tan sólo universalizaría: aquellas escuelas, aquellos asilos de pobres, aquellas prisiones… Todo el mundo sería un desamparado, y entre los agentes del gobierno social habría Pecksniffs, Squeers y Fans, mientras que los Fagins serían comisarios del pueblo…

Habría también, entre los ineficientes, más de una Dora y una Agnes y una pequeña Emily, con su encanto, pero sin su tragedia, pues ésta sería una de las cosas que la prometida reforma social haría felizmente imposible, al eliminar de ella toda desgracia.

Y en ese Estado estamos.
En toda nación se produce una diferenciación natural entre los fuertes (gobernantes) y los débiles (gobernados), hecho que constituye… el Estado. Esta diferenciación surge cuando los primeros imponen su voluntad a los segundos. Defender, dice Duguit, que la voluntad de unos individuos es de naturaleza superior a la de los demás es una afirmación de orden metafísico. Pero se defiende. Ahí está toda la literatura política (infinita como la confianza de Dickens en el pueblo gobernado) que inunda el mercado con el único fin de hacernos más llevadera (¡la llevanza!) la penosa diferenciación entre gobernantes y gobernados.

El voto útil



Hughes
Abc

Estos días se lee bastante lo del voto útil. Hay gente que lo pide para el PSOE en la izquierda y gente en la derecha que, sin decirlo, lo pide para el PP. Esto del voto útil ya me hace añorar a Vizcaíno Casas, una novela suya que se convirtiera en película con Juanito Navarro, Pajares y los demás. Porque el nivel roza lo cómico. “El voto útil”. ¡No hija no! Lo primero en lo que pienso es en la utilidad. Útil ¿para quién? Para algunos ha venido siendo utilísimo, no cabe ninguna duda. Eso es lo primero que deberían precisar, la utilidad, porque no está tan claro.

En la derecha salen voces que explican que votando a Vox los votos se perderán porque no se convertirán en escaño. La aritmética hará que votando a la derecha salga la izquierda. ¡Pues vaya aritmética! Recuerdo cuando se presentó el partido de Mendiluce, que fue boicoteado por santones de la izquierda en la misma presentación. En la derecha es más civilizado esto, y funciona como una gota malaya que no va a por el partido (o no va a su acto de presentación blandiendo la pureza de la Causa) sino a las sienes del votante con un masaje pre-electoral.

Estas voces al final funcionan como un refuerzo adicional del sistema electoral. Que el votante lo interiorice, lo haga suyo. Refuerzan los estragos de la proporcionalidad, los estragos del D’Hondt y son además grandes nostálgicos del bipartidismo. Roto el bipartidismo, lo quieren recomponer. Esto restringe más la pluralidad y el reflejo de opciones minoritarias. Sus análisis se basan en unos supuestos cuestionables en los que no entraré en este blog, pero sobre todo se basan en una visión muy extraña de la democracia. Para empezar, llena de miedo. O sea, se da por hecho de inicio que uno no va a ser representado si vota a un partido determinado. Pero ellos, en lugar de plantearse la naturaleza del sistema que permite esta disfunción, le dicen al votante (por su bien) que cambie el voto. No lo corrigen, lo refuerzan.

El efecto de estos partidarios del voto útil (último uh uh uh de miedo) es reforzar el sentido del sistema proporcional en una concentración del voto aún mayor. Esto convierte al votante en preso definitivo del sistema electoral. No de un modo inconsciente, sino ya de forma plenamente voluntaria, interiorizada, somatizada en un voto que ya no sea voto, sino renovación del voto. Ni votar lo deseado podrá. ¿Qué nombre tiene esto? “Vote lo que usted quiera en el bar, haga populismos allí, pero cuando llegue lo serio, ¡vote útil!” Es como si dijeran: mire, no se esfuerce, como este sistema no refleja del todo la pluralidad de corrientes, vote a los que ya están para que sigan estando.
Es decir, con esto nos resignamos ya por completo a que el voto no aspire a representar, solo que sirva para nutrir a los que ya están.

A la rebeldía del voto “inútil” (que sólo será útil cuando ellos lo anuncien) le llaman votar con pasión, con sentimientos. Pero así se vive, se piensa y se vota. La emoción es razón. Pensamos porque sentimos. Yo no me entero de que algo existe hasta que no lo siento (claro que yo soy un populista confeso). Las decisiones económicas se toman con sentimientos, también las políticas. Racionales por completo no son ya ni los robots.

Martes, 26 de Febrero

Valle de Esteban

Un beso muy pequeño como una araña suave
correrá por tu cuello...
Y me dirás: «¡búscala!», reclinando tu cara
-y tardaremos mucho en hallar esa araña

lunes, 25 de febrero de 2019

Fútbol y propaganda

Lo último


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Ausente el rey del fútbol, los ratones de la propaganda se divierten. Con el Madrid en el diván de Solari, los roedores del fútbol español salen a tomar el sol.

El primero, Guardiola, Gandhi de Sampedor, que se niega (¡por lo que le toca!) a incluir al Madrid, que acaba de cumplir mil días seguidos como campeón de Europa, entre los tres mejores equipos de la década. También hay simples que escriben “Dios” con minúscula, siguiendo el consejo gramatical de fray Gerundio, para quien las cosas grandes debían escribirse con mayúscula, y las pequeñas, con minúscula. Para Guardiola, el Madrid es un club pequeño, y Martí i Pol, un poeta grande.
Pase usted, señor King Kong, / señor Popeye, don Astérix, / Roberto Alcázar y Pedrín. / El Gato con botas y / señor Charlot con Obelix. / Y Pinocho con la Moños / hurgándose en la nariz, / el Pato Donald, Zipi y Zape, / el Coco y el Lobo Feroz, / y el Capitán Trueno en bañador –cantaba (bueno, “responseaba”) Jaume Sisa (Cualquier noche puede salir el sol) en ocasiones así.

Y el sol salió la noche del Atlético-Juventus en La Peineta, con dos peinetas de los centrales uruguayos al equipo de Allegri, que estuvo tristísimo. Ancelotti explica que el Atlético te hace jugar mal, pero todo indica que la Juventus (Cristiano y diez más) juega mal como quien es modesto, que no puede ser otra cosa. En los toros, dijo aquí Corrochano, es modesto quien no puede ser otra cosa, y en el fútbol estamos en las mismas. El favorito de los expertos para la Champions de este año era la Juventus que cayó en La Peineta a manos de dos centrales y ahora los propagandistas nos venden que ése fue el mejor partido de la historia del fútbol, por encima del Real Madrid-Eintracht Frankfurt de la Final de la Copa de Europa del 60 o del Brasil-Italia de la final del Mundial de México 1970, partido, por cierto, que los mismos propagandistas han rememorado… ¡con los goles de Messi en Sevilla!
Ni que decir tiene que esto del mejor partido de la historia va en gustos. El mío siempre me lleva al Atlético de Madrid-Burgos, de diciembre del 76, y aquel 0-3 que consagró al más genial extremo español que he conocido, Juan Gómez Juanito. Lo del Atlético-Juventus, en cambio, parecen sólo ganas de sacudirse el miedo que se tenía, metiéndole, de paso, un dedo en el ojo al Madrid de los Mil Días y otro al Cristiano Ronaldo que busca su sexta Copa. Cuando la sana afición atlética (“la juventud sana que sólo bebe horchata”, que diría Ansón) le llamó “violador”, Cristiano contestó con la manita de los Copones, lo cual enfureció a la parroquia, con Cerezo echando cuentas en el palco: no son cinco, que son tres, porque su memoria selectiva ha decidido que las dos ganadas al Atlético no las ganó Cristiano, que las ganó la perra loba, que pasaba por allí. No parece buena idea airar al tótem, que necesita la sexta Copa para optar al Balón de Oro que lo ponga por delante del caballo predilecto del Sistema, que es Messi. Un tótem cabreado basta para dar vuelta de calcetín a la eliminatoria.
El Balón de Oro del 18 se lo dieron a Modric contra Cristiano, bajo cuyos pies se abre ya el abismo de la edad teniéndolo todo en contra, comenzando por la propaganda, que este fin de semana ofreció su cara más obscena comparando la forma de celebrar un gol de Messi en Sevilla con la forma de celebrar un gol de Pelé en México. El caso es hacer ruido, Messi Pelé, Pelé Messi, ir tomando veneno hasta que nos sepa bien, llegar a la conclusión de que Messi es el más grande, arrebatándole el pasodoble a Marcial Lalanda. Después de todo, si Picasso va a ser feminista, ¿por qué Messi no va a ser el Único? Sólo hay que empujar, y cada vez que hace un gol, decir que ni Pelé. La propaganda es como la tos: en los niños, para vivir, y en los moribundos, para morir. La propaganda que trata de encumbrar a Messi es la misma que trata de arruinar a Bale.
Bale es callado, pero ¿por qué eso es un problema? –ha tenido que decir su ex compañero Peter Crouch, que no entiende que anden cerdeando a un gran galés únicamente porque no es amigo de trasnochar en Madrid.

También en el fútbol todo es mentira menos lo malo.



RASCACIELOS ATLÉTICO

El cholismo es cojonudismo argentino resumido en el póster que al término del Atlético-Juventus improvisó Simeone para su afición posando como el Bardem de los “Huevos de oro” de Bigas Luna, historia de un tipo llamado Benito González, “hortera ambicioso”, que regresa del servicio militar en Melilla con la idea de cumplir sus dos objetivos existenciales: casarse con la mujer que ama y construir un gran rascacielos. El rascacielos de Simeone es el Atlético, en cuyo proyecto lleva ya más años que el guarda de Nuevos Ministerios, cuya obra se terminó gracias a una viñeta de Mingote, que pintó al personaje pavoneándose de disponer de un empleo “para toda la vida”. La viñeta la llevó Franco al consejo de ministros y ordenó la aceleración de las operaciones que pusieron el punto y final. A Cerezo le gusta el cine, pero no es Franco, si bien su reacción al 2-0 a la Juventus indica que para él el punto y final de su rascacielos, ganar una Champions, va a tener lugar este año.

Lunes, 25 de Febrero

Valle de Esteban

Palacio, buen amigo,
¿tienen ya ruiseñores las riberas?

domingo, 24 de febrero de 2019

¿Cuándo acabará la pesadilla?

Por ahí se pasa
Usted y yo pasamos



Francisco Javier Gómez Izquierdo

    Miguel Flaño y Chus Herrero son dos defensas fichados este invierno a los que el cordobesismo se había encomendado como si de dos Santa Gema o dos Judas Tadeo se trataran. Cuando se anunció que ninguno de los dos podría jugar en Almería, dije para mí, malo, malo, malo. Creo que ya aburro con el monotema de culpar al modo de defender de mi equipo. Lo que un servidor ve, lo ve cualquiera, y  este clamar en el desierto siento que no lleva a ninguna parte. Tendré que tomar la determinación de ver otros partidos a la hora que juegue mi equipo o emplearme en actividades más divertidas. Siento decir que nuestra defensa no parece de segunda división y el entrenador Curro Torres no da con la tecla sino para remediarlo al menos para disimularlo. Ya no creo ni que sea cuestión de nombres (¡Ay Vallejo y Quintanilla, os prometo que no os tengo manía!). Los jugadores de atrás salen nerviosos, acomplejados, con una inseguridad que se transmite a todo el equipo y que hace imposible un resultado positivo. Después del 3-1 de esta tarde es probable que el presidente despida al míster como manda la costumbre pero para mí que no hay bálsamo que aplaque ni estera que sacuda tanta pesadumbre anímica y ¡ay! tanta deficiencia técnica.
   
Nos ha ganado el Almería, un equipo de  media tabla sin grandes jugadores pero todos de entre notable y bien para Segunda, y quizás de notable alto el gallego Juan Carlos Real, mediocampista ofensivo que por fin está a gusto mandando en un equipo después de sus también buenos años en el Dépor y Tenerife. Fran Fernández, entrenador de la casa que salvó al equipo la temporada pasada ha puesto alrededor de Juan Carlos talentos rebuscados en 2ªB, como el pequeño Corpas, autor del 1-1 (empezamos ganando 0-1) o el bullidor Luis Rioja, ambos pescados en el Marbella tras endurecerse varias temporadas el primero en Linares y el segundo en los filiales del Celta y Madrid. Interesante sobre todo este Corpas que además de marcar ha puesto otro a Juan Carlos. El tercero, regalo bis, lo ha metido Álvaro Giménez, que ha dejado de ser promesa para convertirse en una realidad nada desdeñable en Segunda. Del banquillo suele salir a ayudar Narváez, colombiano muy técnico y un tanto indolente que estuvo con nosotros y del que sabemos que sólo cuela goles antológicos. Hoy ha estado a punto de hacer uno.
     
De escudero de J.Carlos juega César de la Hoz, otro elemento fichado con discreción. Santanderino de Orejo recaló en el filial del  Betis y esta temporada se está sintiendo importante. Más que Yan Eteki, su pareja de yunta, musculosa e intimidatoria pero que a mi me parece que va perdiendo punch.
    
En defensa perdieron al central Joaquín (Valladolid hoy) pero regresó Savelijch sin sitio en el Levante para contagiar firmeza sudamericana al becario cedido por el Villarreal Juan Ibiza que de momento va por delante de Owona. Fran Fernández cuenta con muchos laterales y muy reconocidos en la categoría, Nano, Rodríguez, Montoro.., pero los titulares son Romera, peregrino durante siete años por Centroeuropa y por la izquierda Iván Martos, mozo de la cantera que al parecer ya tiene varias novias.
      
El próximo partido es contra el Málaga. Como estamos en Carnaval, que suele ser tiempo muy desbarajustado y la participación de Flaño y Herrero se antoja aún dudosa, entiendo que no conviene tanto disgusto programado y lo que procede es acercarse a Cádiz y disfrutar como todos los últimos años. Por no ver, no voy a ver ni el Madrid-Barça.

     ¿Que no?, me dice mi doña. Con qué facilidad me hacen dudar a la menor ocasión.

Raquel Meller: "Bordando casullas"


Raquel Meller

Una revista muy popular de Londres ha publicado en su número del 9 de abril de 1920 una vida mía que da miedo... La revista es nada menos que la World's Pictorial News. Y los capítulos de mi novela se titulan:

1º, Shut of from world
2º, To Become a nun?
3º, My Escape
4º, Unknown Admirers

En esa historia cinematográfica, mística, policíaca y romántica, yo aparezco cual una novicia que, en el momento de tomar el velo en un convento de Figueras, me escapo envuelta en una mantilla negra y corro a arrodillarme ante la Reina para pedirle que me salve de las garras de las monjas, que quieren cortarme mi cabellera y obligarme a hundirme para siempre en las tinieblas del claustro. La duquesa de Montellano, encargada por la soberana de protegerme, me hace cantar, y al ver mi gracia, me socorre...

Me acuerdo de que en Londres, en la velada que el embajador señor Merry del Val tuvo la gentileza de dar en mi honor en mayo de 1920, S.A.R. la princesa Beatriz, madre de la Reina Victoria Eugenia, me preguntó llena de solicitud lo que había de cierto en la historia novelesca que todos los ingleses habían leído.

Yo me quedé callada, en medio de aquella concurrencia, evocando los recuerdos que el diario londinense profanaba, convirtiéndolos en materia de reclamo... ¡Mi niñez conventual! ¡Mis primeras preces a los pies de una Virgen de Lourdes, muy blanca, muy suave, muy francesa en su modo de acoger sin dureza las confidencias virginales!... Figurábame ver el claustro con sus arbolillos anémicos alrededor de una fuente seca, con sus arcadas sombrías, a través de las cuales se desarrollaba, en una procesión de retablos de piedra, el drama del Calvario, con sus lamparillas que agonizaban eternamente en los rincones de la penumbra... Figurábame ver a las buenas y a las malas hermanas, a las que sabían ser suaves, a las que me hablaban con dulzura, a las que eran verdaderamente sororales o maternales, y también a las otras, a las que a fuerza de amar a Jesús habían llegado a detestar a las criaturas humanas... Figurábame oír la voz grave de mi tía, la superiora, que no me tuteaba nunca, que me hablaba como a una señora, que se defendía, a ojos vistas, de la tentación de quererme más que a las otras... Figurábame oír campanas, que tenían una voz para cada hora, para cada luz, para cada estación; que eran tristes o alegres, según estaba mi alma; que me mecían al adormecerme y que me sobresaltaban al despertarme de algún ensueño místico... ¡Ah, mi convento!... Yo lo evocaba allí, en la Embajada, sonriendo en silencio, hasta que la princesa preguntóme de nuevo:

-¿Qué hay de verdad en esa historia del periódico?

-Muy poco -le dije.

-Pero -insistió-, ¿ha existido ese convento?... ¿y esa fuga?... ¿y esa protección de mi hija y de mi amiga, la duquesa de Montellano?

-Sí... Pero no como World's Pictorial News lo cuenta. Fui educada en un monasterio, no de Figueras, sino de Perpignan, bajo la tutela de una superiora que era mi tía... No me escapé materialmente..., no salté ningún muro..., no maté a ningún obispo como la heroína de Axel... Me fui gracias a la ley francesa que protege a los débiles... El único funcionario español que me ayudó fue el cónsul... Y cuando llegué a España, en vez de ir a buscar el apoyo del Rey, me marché a mi casa de Barcelona, donde mi madre me hizo ver nuestra pobreza. Luego trabajé bordando casullas... Y en este taller fue donde gané, para no morirme de hambre, las primeras pesetas.

¿CÓMO Y CUÁNDO GANÓ USTED LA PRIMERA PESETA? / F. GÓMEZHIDALGO

Domingo, 24 de Febrero

Valle de Esteban

Bosques de san sebastianes

"Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada"

DOMINGO, 24 DE FEBRERO

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

-A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen. Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.

Lucas 6, 27-38

sábado, 23 de febrero de 2019

El abad

Hans Vaihinger


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

El “speechwriter” global de Sánchez, ese cormorán de biblioteca, titula lo suyo: “El Vaticano forzará al abad del Valle de los Caídos a permitir la exhumación de Franco”.

“Forzará a permitir”. Ese lenguaje parece del jurista que redactó el 155 de la Constitución, pero es el periodismo de nuestro tiempo, tiempo del “como si” (nos comportamos “como si” la realidad encajara en nuestros modelos, observó en 1911 el filósofo del “como si”).
El “speechwriter” no ha leído a Vaihinger y tampoco a José Romo, autor de “Independencia constante de la Iglesia Hispana”, un “descubrimiento” de Azorín (el mejor periodista que ha dado España), quien lo mostró al 98 en Toledo:
El Greco nos había llevado al cardenal Romo, y el cardenal Romo, con su libro singular, nos había adentrado en el corazón de España.
Romo compara las revoluciones americana (la de la libertad) y francesa (la de los farsantes) con una agudeza que no ha vuelto a verse: “Para que subsista el simulacro del sistema representativo introducido en Europa aun en el miserable estado que está figurando en nuestra época, se necesita infringir su reglamento, y observar una práctica enteramente opuesta a su teoría”, escribe el obispo antes de exponer la historia de la independencia de la Iglesia española.

¿“Forzar al abad”? El “speechwriter” pasa por alto la plenitud de poderes que la Regla benedictina confiere en dos largos capítulos al “padre del monasterio”, el abad, llamado también por San Benito “prior” y “maior”. El criterio de elección es “el mérito de la vida y la ciencia de las cosas espirituales”. Ha de ser “docto en la ley divina”, y alejado de toda agitación, inquietud, petulancia, obstinación, celotipia y suspicacia.

El abad que es digno de presidir un monasterio debe siempre acordarse del nombre que se le da.
Mas para Sánchez la Iglesia (artífice la unidad nacional, que de ahí viene todo) es una rama de Presidencia que le permitiría forzar a los abades como Irene Lozano a los santos.

Sábado, 23 de Febrero


Presienten el futuro: ¡han sido astros!
comprenden el amor: ¡han sido flores!

viernes, 22 de febrero de 2019

Comienzos



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Creo que era el arranque de “La guerra de los Rose”, ya sin Reagan, gran contador de chistes de abogados: “¿Que son cien abogados en el fondo del mar? Un buen comienzo.”
Dos mil abogados del mundo entero se han reunido esta semana en Madrid, que no tiene mar (espectáculo que puede compensarse con un paseo en barca por el estanque del Retiro oliendo percebes), para celebrar lo que ellos (los abogados) llaman “el Estado de Derecho”, expresión que yo comencé a oír (¡otro buen comienzo!) al entrar a la Universidad. Uno venía de la provincia y aquello era la capital. Si querías estar en la pomada, tenías que decir muchas veces “Estado de Derecho”. En la Complutense que conocí podían expedientarte si decías que la “democracia representativa” era un invento de Alexander Hamilton, y el único modo de salir del lío eran las jaculatorias al “Estado de Derecho”. Nuestro experto en “Rechtstaat” era entonces el profesor Elías Díaz, quien, siendo “autónomo”, redactaba argumentos de lo más complutense, que resumo:
No todo Estado es Estado de Derecho. Por supuesto es cierto que todo Estado crea y utiliza un Derecho. Y, sin embargo, decimos, no todo Estado es Estado de Derecho; la existencia de un orden jurídico, no autoriza a hablar sin más de Estado de Derecho. Designar como tal a todo Estado sólo lleva al confusionismo.
Y así doscientas páginas.
Hasta el señor Díaz, la palabra “Estado” designaba a toda sociedad humana en que existiera una diferencia entre gobernantes y gobernados, es decir, una autoridad política. “Las tribus de África que obedecen a un jefe –explica Duguit– forman Estados con igual título que las grandes sociedades europeas poseedoras de un aparato gubernamental sabio y complicado”.
Duguit avisó de la metafísica que impregna toda la literatura constitucionalista. Un siglo después, Gustavo Bueno podrá decir que “Estado de Derecho” es concepto metafísico, producto de una ideología gremial construida por profesores en defensa de su profesión.

«¿Y tú qué propones, compa?»

Hughes
Abc

Íñigo Errejón salía de un acto en Hortaleza al que acudió para ayudar a una asociación del barrio. A esto lo llaman «luchar», pero el asociacionismo no es mero altruismo, es una de las formas que tiene la izquierda de controlar el tejido social de los barrios.

Salía de allí Errejón y fue escracheado, es decir, le aplicaron lo que su examigo Pablo Iglesias llamó «el jarabe democrático de los de abajo», pues en estricta justicia poética siempre hay alguien más abajo y siempre hay alguien más de izquierdas. Así que Errejón topó con el Frente Obrero, de fuertes convicciones, un grupúsculo de esos que parecen creados solo para homenajear a los Monty Phyton cuando oponían al Frente Popular de Judea el Frente Judaico Popular. La izquierda se dice que es internacionalista, pero en realidad se desarrolla como el cigoto, dividiéndose. Tampoco es nacional, es más bien barrial.

Reprochaban estos jóvenes que la acción de Podemos haya quedado en «huertos urbanos y carriles bicis» -desconociendo aquello de que el socialismo vendrá, si viene, en bicicleta-. Se atrevían a decírselo a alguien que pretende transformar la realidad social de Madrid haciendo magdalenas con Carmena y por eso Errejón respondió con un «¿Y tú qué propones, compa?» en el que hablaba el socialista, hablaba el castizo y sobre todo hablaba el pijo. El «compa» de Errejón actualiza y a la vez destroza la antigua figura del compañero de viaje.

Siendo una anécdota, hay en el sucedido un reproche de oportunismo que sí da de lleno en lo que fue y es Podemos tras haber incumplido aquella norma de ejemplaridad gramsciana que obliga al líder izquierdista a vivir con la humildad de los débiles a los que aspira a proteger, sin mejorar su vida hasta que mejore la de ellos.

Pero la izquierda tiene dos problemas ahí. Uno es que sus líderes no esperan y montan casa en Galapagar. La otra es que está por ver que la izquierda haya subido el nivel de vida de alguien que no sea un líder, lo que recuerda el chiste que contaba William Buckley y que tan rápidamente nos lleva a Venezuela cerrando el círculo «errejónico» de las tres comidas: «¿Qué pasaría si los comunistas ocuparan el Sáhara? Nada durante 50 años. Luego habría una escasez de arena».

La Historia Interminable (y 2)


 Alain Finkielkraut y los chalecos amarillos. Paris, 16 de febrero

Jean Juan Palette-Cazajus

Históricamente y por razones que veo difícil designar de otra manera que no sea “selección natural”, cualquier movimiento reivindicativo duradero y apoyado en una importante base social termina engendrando cabecillas e incluso cabezas. Al hilo de las semanas, fueron emergiendo entre los “Chalecos amarillos” mujeres y hombres nuevos, obviamente proactivos, portadores  de iniciativa intelectual y de liderazgo. Todos sin excepción, ellas y ellos, fueron objeto sistemático de insultos, de acoso inmisericorde en las redes sociales, de amenazas de muerte, hasta conseguir que regresasen al silencio y al anonimato o abandonasen el movimiento. El último caso fue el de Ingrid Levavasseur (curioso apellido histórico que designaba en francés medieval el vasallo de un vasallo) modesta auxiliar de enfermería de 31 años, que pretendía lanzar una candidatura “amarilla” en las próximas elecciones europeas. La voluntariosa pelirroja se vio rodeada, insultada y amenazada en el marco de la ritual manifestación parisina del pasado sábado 16 y tuvo que ser exfiltrada por la policía. Nada más edificante que tamaña obcecación de los “Chalecos amarillos”, semejante odio por cualquier cabeza susceptible de sobresalir. Nada más revelador de los motivos inconscientes que alimentan sus constantes referencias retóricas a la guillotina, a “la gran niveladora” como la habían apodado los “Sans-Culottes”.  Lo que queda de las fuerzas vivas de los “Chalecos amarillos” se ha convertido en un ghetto igualitario estancado en una cultura del resentimiento.

 Ingrid Levavasseur. 16 de febrero

Cabe que esta última manifestación parisina señale, de alguna manera, un antes y un después tras la emoción suscitada por la agresión antisemita de que fue objeto el entrañable Alain Finkielkraut en el bulevar de Montparnasse cuando ejercía su derecho ciudadano a enterarse de lo que estaba pasando. Me di cuenta en seguida por los canales de información continua que entre los agresores del autor de “La Identidad Desdichada” destacaba un personaje con claro acento y aspecto físico de salafista como salafista era el tenor de sus insultos: “Dios te va a castigar, asesino,... sionista asqueroso...irás al infierno… debes morir… Francia es nuestra… nosotros somos el pueblo..” Esto a modo de edificante florilegio de más amplios improperios. Las autoridades remolonearon lo suyo antes de identificarlo oficialmente: sempiterno temor a la “estigmatización” de los musulmanes por más que muchos se pinten solos para hacerlo.

La gran novedad es la irrupción de este tipo de individuos en las manifestaciones de los “Chalecos amarillos”. Clara señal de la deriva del movimiento. La voluntad de agotar las instituciones y desestabilizarlas es cada vez más clara por más que calificar la situación de “prefascista” como le oía hace pocos días a un exdirector de “Le Monde” particularmente pusilánime y timorato, me parece pelín excesivo. Pero admito que cada día se impone con más fuerza en mi cabeza el recuerdo del título de un polémico libro que François Mitterand dedicara a De Gaulle en 1964: “El golpe de estado permanente”. 

 El agresor salafista de Finkielkraut

En los meses previos a la Revolución Francesa y tras la convocación de los Estados Generales se procedió en muchos municipios a la redacción y recopilación de los llamados “Cahiers de doléances”, los cuadernos de quejas encargados de llevar hasta los oídos del Rey todo aquello que no funcionaba. Los “Chalecos amarillos”, en su conocida dependencia escolar de la mitología revolucionaria, lanzaron la idea de unos nuevos “Cahiers de doléances”. Macron supo agarrar la pelota al vuelo y propuso la organización de un “Gran Debate Nacional” en fase de realización, parece que con buenos resultados: multitud de reuniones en multitud de municipios donde multitud de participantes emiten multitud de quejas, ideas y sugerencias de todo tipo, luego recogidas en los nuevos “Cahiers de doléance”. No sé bien cómo se procederá para sintetizar y escrutar de manera práctica el caudal del material recogido. No sé si aquello podrá desembocar en resultados concretos, pero los mismos “chalecos” al origen de la iniciativa califican ahora el “Gran Debate” como “poudre de Perlimpinpin” macroniana, o sea “polvos de la madre Celestina” dicho sea en buen romance. De nuevo el aludido temor a la expresión y formulación de las ideas, al contraste de opiniones, al horizonte de la complejidad. He evitado el uso de la palabra en varios momentos de este trabajo, pero es obvio que no hay más término que el de nihilismo para definir la deriva actual del movimiento.


 Cahier de doléances. 4 de abril de 1789

No me cabe duda, no obstante, de que el fenómeno de los “Chalecos amarillos” es también sintomático de otras dolencias graves todavía ocultas y latentes. Aquello quiere decirnos “algo”. Algo que está ahí, que de momento no intuimos  pero que no dejará de revelarse en un plazo más o menos breve. Ya estamos en condiciones de admitir que el estallido del movimiento fue el indicio de una profunda crisis de la cultura democrática. De las tres referencias que componían la terna que permitió la construcción de un consenso mayoritario sobre la democracia, después de  la 2ª Guerrra Mundial, dos eran negativas: por un lado, la propia tragedia bélica y los horrores del nazismo; por otro, el repelente político y social constituido por el universo soviético; la referencia positiva fue la larga “happy hour” económica de treinta años, la edad de oro del capitalismo desarrollista (1945-1975). Así, durante tres generaciones, cualesquiera que fueran los avatares políticos, la democracia no tuvo ninguna dificultad en aparecer, empírica y comparativamente, como el menos malo de los regímenes políticos posibles. Aquella triple coincidencia fue excepcional. Sin duda irrepetible.

 .  Cahier de doléances de Villepreux (Región Isla de Francia)

Hoy todas las memorias se van esfumando. En la cabeza de muchos “millenials” tardíos está en trance de ausentarse, si es que ya no lo ha hecho, la memoria de las tragedias del siglo XX como la de la bonanza económica. La democracia vuelve a aparecer en su verdad desnuda e inerme: una apuesta arriesgadísima y el producto de la necesidad de un esfuerzo racional. La democracia ateniense era el régimen de los oradores. La democracia moderna fue el régimen de los lectores. Las redes sociales prosperan donde ya no se habla ni se lee. Para un politólogo lúcido, el británico Jamie Bartlett, internet y la democracia son incompatibles. Obedecen a lógicas contradictorias. La democracia exige largas deliberaciones, un espacio físico delimitado y concreto, una sólida cultura compartida, confianza en el papel de las elecciones, respeto por las autoridades legales, más o menos todo lo que la grillera de internet se encarga de degradar….Si las democracias no consiguen controlar las redes sociales, advierte Bartlett, las redes sociales acabarán con ellas. 

Llega a su fin el provisional estado de gracia, tres cuartos de siglo (salvando algunas excepciones ), que permitieron que la democracia nos resultara tan  natural e imperceptible como el aire que respiramos. Solo cabía percibirla a través de sus carencias, sus fallas. No tardaremos en volver a descubrir hasta qué punto toda democracia supone un órdago a la grande. Hasta qué punto su carácter definitorio solo puede determinarse por la fragilidad y la precariedad.  La única victoria de arcaicos e infantiles en los tres ecosistemas católicos donde lograron perpetuarse (Francia, España, Italia) fue la de lograr venderse como corazones cálidos y viriles donde los demócratas aparecían como unos “pichas frías”. Están asomando tiempos en que estos deberán volver a ser los aventureros, los guerreros, los lobos solitarios. Lo anticipaba  Albert Camus en su discurso de recepción del Premio Nobel, en 1957: «Cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. La mía ya sabe que no podrá rehacerlo. Por esto su tarea es quizá más importante. Consiste en impedir que el mundo se deshaga».

Camus en Estocolmo,1957 

Viernes, 22 de Febrero

Valle de Esteban

Id a ayudar a completar una columna
a los malditos periodistas.

Reclutamiento, de E. A. Mackinstosh, caído a los 24 años

jueves, 21 de febrero de 2019

La opción atlética

Godín


Francisco Javier Gómez Izquierdo

         Me ha llegado alguna queja sobre las cosas que pongo del balompié, confundidos los críticos con mi titulación que es ninguna. Ni soy periodista, ni tengo carrera, ni máster, ni ná de ná. Soy bachiller del plan antiguo y sólo me tengo por aficionado mas o menos cabal. La nacencia primero en Burgos y la geografía posterior en la que pací y pazco, S. Sebastián, Pamplona, Castellón y los últimos 30 años Córdoba me han tenido y me tienen en estadios, pongamos menores, pero como mi drogadicción es crónica y mi amigo don Ignacio me permite contar cómo veo el fútbol... pues lo cuento.

       No sé si es la edad o las “tontás” que uno oye, pero del fútbol que se tiene por pata negra, ése de la Champions, hace tiempo que llevo alimentando una inclinación que ha crecido sin darme cuenta y es ver al Atleti de Madrid levantar la Copa de Europa. La plantilla del Atleti, el juego del Atleti, el entrenador del Atleti... Todo lo del Atleti se sobrentiende como de menor calidad que “lo” del póker archiconocido: Madrid, Barça, Bayern y Juventus. No sólo de éstas reinonas, sino también del City, PSG ó Liverpool, no sabemos si príncipes o princesas de gustos exquisitos “en el trato del balón” de los que el Atleti carece.
      
A pesar de los entendidos el gran partido de octavos se jugó ayer en el Wanda para que otro más de los que en teoría saben del asunto, el entrenador Allegri, se sumara al coro de quejosos que desprecia las estrategias atléticas: “contra el Atleti todos los equipos jugamos mal” sentenció en la rueda de prensa final, disculpando una merecidísima derrota ante un rival superior en intensidad, concentración y “güevos”, virtud menor ésta que a veces reclaman los entrenadores “cinco jotas”. El entrenador Allegri tiene mucho crédito entre el periodismo pero su credibilidad viene avalada sobre todo por la solvencia defensiva de la pareja Chiellini-Bonucci en una Calcio monopolizado por su Juventus. Personalmente y téngase por opinión muy particular, creo que Chiellini no tiene el nivel del que goza. Anoche mismo no pudo ni con Costa ni con  Morata al que le birló un gol haciéndose el muerto en el roce de un salto. El Atlético no engaña y llevo tiempo sintiéndolo como alternativa porque nadie compite como el y todos sabemos que el alma colchonera bulle reventona en la defensa. Como en la Juventus pero sin delicados poemas.
      
Poetas le sobran a un City poderoso arriba -a mí el reserva Sané y su como etérea técnica me tiene ganado desde aquél día que salió juvenil ante el Madrid con el Sachalke- pero al que sigo viendo vulnerable atrás; tampoco le faltan a ése Liverpool abrazado por los de natural inconstante y que se apuntan a las novedades. No lo veo eliminado pero el Bayern es el Bayern, a pesar de la necesidad alemana por renovar lo que parece renquear.  El Tottenham me sigue pareciendo el mas fiable de los ingleses aunque le pierde un sistema que deja muchos agujeros en los laterales.
    
Las odas al PSG mas de Mbappé que de Neymar van a cautivar los ánimos ya de por siípredispuestos, pero mucho me temo que Bernat, el goleador Kimpembe, el impulsivo Kherer e incluso el legendario Buffon, uno de ellos o un par, la liarán en cuartos o en semis y la opción francesa se pospondrá un años mas. 
    
Del Madrid y el Barça, los favoritos, decir que les ha ido mejor en el sorteo que en las sensaciones que nos dejan ante Ajax y Olympique de Lyon y supongo que el entrenador Solari andará filosofando a solas en lo conveniente de unos cuartos contra Oporto o Roma, mientras Valverde se pide al Oporto sobre todos los demás pues no quiere volver a vivir pesadillas en Roma.

      ¡Que aúpa el Atleti!

Armiñán



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Leemos que Sánchez dispone de una Brigada Fúnebre para cambiar de colchón a Franco contra las leyes divinas y humanas. Las divinas se resumen en una “oración poética y melancólica” (Santayana) que tiene la iglesia: que las almas de los fieles difuntos descansen en paz. Y las humanas pertenecen a eso que los tautólogos y demás demagogos psitacoideos llaman “Estado de Derecho”.
La crueldad de Sánchez consiste en colocar al frente de su Brigada Fúnebre al funcionario más elegante de España, Pérez de Armiñán, heraldo del Consenso y jefe de la cosa del Patrimonio, visto en Cuelgamuros con el metro y el jaboncillo, como el enterrador de “El forastero” midiendo a Gary Cooper en el bar del juez Roy Bean, la ley al Este del Pecos, espejo del tal Sánchez.
Armiñán es derecha culta (redactó la ley del Patrimonio) y sentida (con algún pariente en Paracuellos) que seguramente se emocionó con los versos de Whitman (¡el poeta del hombre medio!) con que Ónega, el relator del Régimen, acompañó al general a su tumba en Cuelgamuros (una disposición real). ¡Los famosos “restos cadavéricos” de la Notario Mayor del Reino, en posesión del “certificado de defunción de Franco” que hizo de su amigo Garzón un juez a la altura histórica de Marshall o Coke!
Al cutrerío sanchista Armiñán aporta un toque Tourneur. Todo en una mezcla de cuento de Antonio Ozores y “The Comedy of Terrors”. Ozores, nuestro Topor, hizo el cuento del abogado del Estado que se quedó para siempre en cuclillas por comprarse unos tirantes demasiado pequeños. “Moraleja: mira con mucho cuidado al comprarte unos tirantes porque puedes acabar en la NBA”. O reordenando los muertos del Patrimonio, cuyo reparto en la nueva comedia sería: Sánchez, Vincent Price; Calvo, Joyce Jameson; Marlasca, Boris Karloff; de Peter Lorre, el Astronauta, levantando la losa con los marcianos que movieron los “moai”; y de Basil Rathbone, soltando soliloquios shakespearianos, Armiñán.

Luego, si la cosa sale bien, al Escorial.

La Historia Interminable (Parte 1 de 2)

Pobre Francia.16 de febrero 

Jean Juan Palette-Cazajus

Este pasado sábado 16 de febrero, los canales informativos ofrecían a los hogares franceses el episodio XIV -¡sí, sí, ya vamos con el XIV!- de la interminable serie «Chalecos amarillos in the street». Tras varias semanas en Madrid, tenía yo algo descuidados los últimos capítulos del culebrón galo, más pendiente del inminente estreno de una nueva serie española que promete asimismo altas marcas de audiencia y probable longevidad: «Lazos amarillos in the Court». Con evidente cobardía, la propia de todos los intelectuales ...o seudointelectuales, propendo a refugiarme en el burladero de las disquisiciones teóricas sobre política de las ideas e ideas de la política antes que exponer la ingle ante la actualidad inmediata, pues mi criterio suele mostrarse sólitamente desastroso. De allí mi mezquina satisfacción al observar que el discurrir de la saga chalequil se va ateniendo fielmente a mis pronósticos iniciales.

He reivindicado en más de una ocasión la mayor proximidad ideológica con el filósofo Alain Finkielkraut, que bien a pesar suyo, se convirtió el pasado fin de semana en símbolo, síntoma y catalizador de las derivas del movimiento. Compartí con él la simpatía y benevolencia iniciales hacia un movimiento que parecía gozar de legitimidad social y política. Una revuelta que empezó siendo la de una Francia periurbana, desatendida, postergada y «anonimizada» por las élites políticas e intelectuales parisinas. La expresión de una fractura que amenazaba todo el edificio social. Como él, voy contemplando también las últimas e inquietantes peripecias de la aventura, el auge, semana tras semana, de la arrogancia impositiva y del afán de protagonismo mediático.

 Alain Finkielkraut tras el incidente. París 16 de febrero

Con ésta son cinco las veces que me asomo a este inaudito fenómeno sísmico. Seis, si incluimos la traducción que hice, inicialmente, de las interesantes declaraciones del filósofo alemán Peter Sloterdijk al semanario francés “Le Point”, sobre el movimiento incipiente (en este blog los 16, 18, 21 y 30. XII. 2018 y el 27.I.2019). Nada, creo, ha venido a infirmar lo que se trataba de expresar. Como lo venía anticipando el 30.XII. 2018, la gran mayoría de los “chalecos” iniciales han regresado a casa y con ellos buena parte de las reivindicaciones iniciales. Hoy, importa decir que, como corresponde a una época de absoluta mercantilización y “customización”, tanto de los objetos como de las personas y de las ideas, el producto que se ofrece ahora dentro del envoltorio “chaleco amarillo” poco tiene que ver ya con el original. Permanece un núcleo duro de activistas, carentes ya de formulaciones reivindicativas concretas, federados por el odio irracional a Emmanuel Macron, por actitudes que podríamos resumir con el comodín de las posturas “antisistema” y por lazos que el paso del tiempo ha transformado en clánicos. Para muchos de ellos el “rendez-vous” de los sábados se ha convertido en un factor imprescindible de encuentro social y de convivencia. Éste es sin duda el único factor todavía susceptible de despertar algo de indulgencia. 

La novedad preocupante es la incorporación tardía, pero masiva, determinante y beligerante de los militantes de extrema izquierda y de extrema derecha que han modificado radicalmente la sociología inicial del grupo. Lo interesante es comprobar cómo, en ausencia de cabezas pensantes y de instructores doctrinales de uno y otro signo (ambos extremos tratan de ocultar una tentativa de recuperación evidente para todos), reina y les acerca una común indefinición ideológica basada en la demagogia, la creencia en la inmediatez de las metas, la voluntad excluyente y una misma incapacidad para entender los mecanismos institucionales en general y el funcionamiento de la democracia representativa en particular. Así ocurrió históricamente con el magma fundamental de las masas comunistas y fascistas hasta que el uso sistemático de la fuerza permitía que una de las doctrinas consiguiese imponer su etiqueta ideológica. En una interesante reflexión publicada  en “El Mundo” el pasado 14 de febrero, el ensayista vasco Joseba Arregi emitía la hipótesis de que «quizá descubramos que el populismo no es otra cosa que la traducción a la política del infantilismo que caracteriza a la cultura en general, infantilismo reforzado por las encuestas, los amigos y seguidores de las redes sociales y la presencia continua en las mismas. Un infantilismo que ha minusvalorado la perdurabilidad de las instituciones y su peso histórico...». 


 Turismo en los Inválidos. 16 de febrero

En ésas estamos. Lo advertí en las anteriores entregas: los “Chalecos amarillos” son un puro producto de Facebook. Puro producto de la simplicidad de los mecanismos tribales actuados por las redes sociales. De su capacidad de generar autismos grupales y aglutinantes donde nadie discrepa, nadie cuestiona la información difundida en el interior del grupo, nadie pregunta por su fiabilidad ni por la procedencia y verificabilidad de las fuentes. Donde crece de manera exponencial la estructura autoportante y reconfortante del consenso, el calor uterino de la unanimidad. El “fascismo” venidero podría quedar resumido en esta pesadilla: la perspectiva de un grupo de Facebook socialmente mayoritario.  «Este infantilismo viene acompañado casi necesariamente de arcaísmos» proseguía Arregi en la citada tribuna. Yo diría que en este caso, el de los “Chalecos amarillos”, infantilismo y arcaísmo son una sola y misma cosa.  En nosotros coinciden los tiempos larguísimos, lentísimos de la “hominización” y los tiempos cortísimos, recientísimos de la “humanización”. Dicho de otra forma, coinciden en nosotros dos temporalidades incompatibles, la de las raíces evolutivas y la de la agentividad histórica. Arriesgándonos a hablar de manera absoluta, caricatural, la pura derecha sería arcaísmo, la pura izquierda infantilismo. En realidad arcaísmo e infantilismo, con mínimos cambios en la dosificación, conforman los cimientos de todo individuo social.

Con tantas posibilidades como ofrece el ejercicio del entendimiento, a estas alturas no debería quedar lugar para una política de creencias. Tampoco debería ser la política cuestión de “fe”. Para quienes tratan de vivir dentro del «círculo de la razón» se trata de navegar entre dos peligros, el escollo de la pesada herencia del primate y la tentación infantil de la salvación, al socaire de cualquier manipulación ideológica o escondida detrás de cualquier esquina del porvenir radiante. Más allá de arcaísmo e infantilismo, sin duda determinado por ellos, el problema de los actuales “Chalecos amarillos” es una alergia radical y significativa a las jerarquías derivadas del saber y de la competencia. Su particular universo del autorrepliegue y del malestar parece inducido mucho menos por la situación social o los problemas de nivel adquisitivo que -lo dijimos en su momento y seguimos insistiendo- por la conciencia dolorosa de un evidente déficit de “capital cultural”, según concepto elaborado por Pierre Bourdieu (1930-2002), gurú, hasta su muerte, de la sociología crítica….

Capital cultural

Jueves, 21 de Febrero

Valle de Esteban

Un dolor de huesos de madre

miércoles, 20 de febrero de 2019

El sistema



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

La gente se deja matar los lunes en la oficina por discutir qué sistema de fútbol es superior, el de Simeone o el de Setién, pero con el sistema electoral, que es en lo que les va la cartera, callan.
En España tenemos el sistema proporcional, que es como el sistema Pelegrín del votacionismo, con Victor D’Hondt en el papel de Héctor Pelegrín, el vendedor de seguros cesante que inventó el “tenis cristiano”, en el que los jugadores debían devolverse la pelota.
Tengo amigos que votan y que ya no se puede cenar con ellos, pues, a imitación de Napoleón, que iba a la ópera a dar vueltas sobre cómo combinar tres cuerpos de ejército en Fráncfort con dos cuerpos de ejército en Colonia, caen en accesos de fastidio en la mesa pensando en cómo combinar su voto al Psoe contra Podemos con un pacto de C’s y Pp para acordonar a Vox.
El sistema proporcional lo inventó un telegrafista australiano, pero lo publicitaron los franceses (socialistas y comunistas), aunque a los españoles del 77 se lo impuso Alemania mediante su franquicia, González, que en el chalaneo de la época renunció a la República a cambio de esa cosa, el sistema, que niega la representación y cuyo fin es asegurar a todos los partidos una silla a la mesa del reparto, cambiando las mayorías (principio democrático) por las proporciones (principio oligárquico), que tan buena vida da a los separatismos.
Ya en febrero del 21, firmada por RomanonesCambó, Alba, Prieto y Lerroux (nada cambia), se presentó la proposición de ley del sistema proporcional… “¡para poner coto a la venalidad y al soborno electoral!” Para venderse está el partido, no el votante.

En Francia, gracias al golpe de De Gaulle, la primera Asamblea de la V República salió por escrutinio mayoritario de dos vueltas, que dejaron 10 escaños comunistas y 189 de la derecha. La proporción hubiera sido 54-104 con el escrutinio simple, y con el proporcional, de 88 (comunistas) por 82 (derecha).

Pero mis amigos pelmas se ven cambiando el mundo.

Miércoles, 20 de Febrero

Valle de Esteban

El valle es de oro amargo

martes, 19 de febrero de 2019

El aburrido

Dostoyevski


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

A Rivera, el nadador centrista, le aburre hablar del aborto.

¡Señores! ¡Que estamos en el siglo XXI!
El aborto y el suicidio siguen siendo el único problema filosófico verdaderamente serio, pero Rivera ha interiorizado “la ética kantiana de Platón” (sic) que le vendió su institutriz, Verónica Fumanal, una Hannah Arendt de este Siglo de Oro español, y cree que la seriedad es un coñazo.
Para Rivera, la antigualla del aborto fue una conquista (reconquista, para ser exactos) del siglo XX, impulsada por los dos ismos de la época, comunismo y nacionalsocialismo. Y la antigualla del suicidio fue una conquista del siglo XIX, impulsada por sus dos ismos: romanticismo y nihilismo.
No hay idea más grande que la de que Dios no existe –explican los nihilistas de Dostoyevski–. Todo lo que el hombre ha hecho es inventar a Dios para vivir y no tener que matarse: en eso consiste hasta ahora la historia universal.
Mas Dostoyevski le parece a Rivera un aburridor. ¿No dividió Byron el mundo en aburridos y aburridores? Bueno, pues Dostoyevski es un aburridor, al estilo de San Pablo, que lo avisaba: “Sabéis que carezco de talento para la oratoria; no soy buen orador…” Y una vez se durmió uno de sus oyentes y se cayó por la ventana. ¿De qué hablaría aquel día San Pablo? ¿De Franco? ¿De abortos? ¿De suicidios?
Rivera, en cambio, que presume de orador (ganó un concurso de sacamuelas), es un aburrido liberalio de Estado. Para los liberalios de Estado, el Estado es el tema del siglo XXI, aunque se inventara en Jericó (¡donde el muro que separaba a Clark Gable de Claudette Colbert en “Sucedió una noche” de Capra!) hace lo menos diez mil años. El Estado, con sus nóminas y sus pulgones, representa el progreso liberalio, cuyo principio trascendental, advierte Santayana, es panteísta: nadie puede ser libre o feliz, todos han de ser empujados, como emigrantes apiñados, al mismo viaje obligatorio, al mismo destino fuera de casa.

El mundo vino de una nebulosa y vuelve a una nebulosa.