El San Rafael de la casa de las Campanas
El arroz del perol
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Andan esta mañana las legiones de Rafaeles y Rafaelitas de Córdoba en el Mercadona haciendo cálculos con el magro, los pimientos y la cebolla del perol, “...y echa también unas alitas que las comen bien los nenes” ; “el vino cógelo de Moriles para reírnos una “jartá” con las “chonchás” de Fali que prefiere el de Montilla”. “Ah, y al arroz mírale la etiqueta no vaya a ser que sea catalán”. La última matización viene de un señor calvo al que el independentismo se ve que le está cambiando la vida y los quereres. Al hombre le tengo visto en la ruta del colesterol con un chándal del Barça y en los últimos días se ha cambiado a uno del Decatlhon.
... y es que Puigdemont y Junqueras, pareja que cree guiar el carro de Cataluña, sin parecer percatarse que las bridas las maneja una CUP tan antiespañola como ellos pero mucho más batasúnica y suicida de lo que pueden sospechar, nos han llevado a la situación inimaginable de mirar las etiquetas en modo preventivo. A que su odio reciba el rechazo y la enemistad correspondientes del odiado; a que la gente se borre del Barça; a que el arroz de los peroles de San Rafael no sea del Delta del Ebro... A justas contrapartidas.
Si ayer domingo y mañana San Rafael, “habemus puente”. No para un servidor, que le toca mañana mina, pero sí para muchos cordobeses, emocionados por poder jugar al “dómino” toda la tarde y fumarse un puro como Dios manda. Los cordobeses fuman puros tres tardes de mayo en la plaza de toros y el día de San Rafael jugando al “dómino”. Por la mañana juegan las Rafaelas al cinquillo, que la preparación y el guiso del perol es cosa de hombres. Por la tarde las Rafaelas pasean y hablan de los hijos y los nietos con la alegría que brota de corazones incontaminados por la detestable enfermedad del secesionismo. No crean ustedes que todo el monte es orégano porque aunque aquí ha desaparecido el Partido Andalucista, asoman bandoleros -un ciento- de cupero perfil exigiendo decidir. Alguno de ellos da clase en la ESO, como se sabe la franquicia más venenosa para propagar cánceres racistas. La verdad, es que no creo haya peligro de gangrena.
Rafael, el que sana, no es santo. Es más que santo y más que ángel. Es arcángel, que uno de sus trabajos fue acompañar a Tobías a buscar esposa siete veces viuda. Sara estaba endemoniada y se le morían los maridos en la primea noche de bodas por lo que el suegro de Tobías ya tenía cavada la fosa de su octavo yerno. Rafael enseñó a Tobías a no temer a un pez gigantesco que amenazó devorarlo. Lo pescó y con el corazón, el hígado y la hiel del monstruo cocidos espantaron el demonio de las entrañas de Sara.
Arcángel Rafael: da fortaleza, seguridad y determinación a nuestros gobernantes como hiciste con Tobías y confunde a los xenófobos de la Tierra. Sobre todo a los de Cataluña.