Abc
Nos dicen que el fútbol es el hecho social de nuestro tiempo (el balón como cabeza de la “civilización”, ese invento de la ilustración escocesa), pero Maradona se marca un Aute con Maduro y nadie parece darse por enterado.
–Cuando Maduro ordene, me visto de soldado contra el imperialismo –ha dicho Maradona.
–Adiós, Inés de Ulloa, / me voy para Lisboa, / me apunto de soldao / en la revoluçao –cantaba Aute.
Aún se recuerda la escandalera que el periódico global le montó al futbolista portugués Nuno Silva, que se presentó a firmar su contrato de centrocampista de brega con el Jaén con una camiseta de Franco.
–No queremos meternos en política –declaró el presidente, sin darse cuenta, el hombre, de que estaba citando al propio Franco, y obligó al futbolista a publicar una autocrítica como la que hacían los condenados en los procesos de Moscú.
En parecidas circunstancias, la firma de su contrato como director de informativos de Franco, Cebrián solventó el conflicto moral que semejante acto le planteaba con un recurso la mar de ingenioso: según cuenta en sus memorias, al estampar su mano la firma, su cabeza pensaba en la democracia. Es decir, firmo en Madrid como hombre de confianza de Franco, pero estoy en Filadelfia ayudando a Hamilton a rematar la Constitución federal.
Maradona se ofrece a combatir en defensa de la franquicia venezolana del Medio Millón de Vagos del Partido Comunista Cubano (Franceschi), y al nuevo periodismo, que tiene la misma formación política que Maradona, le parece lo más natural en medio del mejunje en el país, ¡ay!, de Miranda, el fanático de la separación de poderes: Castro, Maduro, la Mud, Zapatero, Santos, las Farc, Obama, Bergoglio, Nobel, farlopa, malandros, frau Merkel, María Gabriela, Cilia Adela, Eliancito, Pablemos…
¿Y Baduel?
–¡Bochinche, bochinche, esta gente no sabe hacer sino bochinche! –fue el grito de Miranda, padre de la República, cuando, de madrugada, fueron a prenderlo en la cama.