El Estado
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Cuando Romanones aún no es Romanones escribe, al hilo de “La Constitución inglesa” de Bagheot, “El Régimen Parlamentario o los Gobiernos de Gabinete”, dedicado a Silvela, para señalar el contraste del éxito del sistema en Inglaterra con su fracaso en el continente, sobre todo en España, donde sólo es “una caricatura”.
Caricaturas, y no dibujos, es lo que Unamuno pide a su editor para sus novelas.
–Si dispusiera de tiempo, me ofrecería yo mismo a hacerlas. Pero vea si hay ahí algún verdadero caricaturista, alguno que sepa hacer figuras grotescas con vida. ¿Conoce usted las ilustraciones de Dickens? ¡Algo así!
Pues “algo así” es lo que constituye hoy el Consenso español, cuyos caricatos más “dickensianos” son Junqueras y María Soraya, mientras el TC dirime la cuestión de si los cerdos gadarenos son propiedad de un judío o un gentil, puesto que en el segundo caso, pero no en el primero, sus aniquilación supone una injerencia injustificable en la propiedad privada.
El espectáculo catalán sería imposible si en Madrid no hubiera, en lugar de un gobierno, una peluquería en sábado de boda.
En la relación de poder que es la política, Junqueras tiene ahora la sartén por el mango: sabe que enfrente sólo hay consenso socialdemócrata, cuya razón de ser es la inacción (suecos y alemanes con la sharia, españoles con el butifarrón…), y a esto algún despistado lo llama cobardía.
–¡Mariano es un cobarde!
Pero, como dijo de Guzmán el Bueno el guardia gallego, ¿qué va a hacer, el hombre, si no le permite otra cosa el reglamento?
La Historia indica que una nación sólo es rompible mediante la fuerza (María Soraya, y mucha derechona, cree que también mediante la votación de “todos y todas”), pero Junqueras, más caricato que soldado, intenta hacerlo mediante la caricatura de la Transición: si coló que “de la ley a la ley” se pasara de la Dictadura a la Democracia, colará que “de la ley a la ley” se pase del Reino de España a la República del Ampurdán.
El Consenso