Señor de la Sentencia de Sevilla
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Lo dice María Soraya, que es nuestro pequeño Sieyes, que ahora (previa reforma ojalá que de Foster, que lo convertiría en una preciosa caja de zapatos) se va a trasladar al despacho del almirante Carrero, cosa que impresionará mucho en Valladolid:
–La ley es un producto del pueblo.
Esto, desde luego, no viene en mi Schmitt, y le doy vueltas al “dictum” mientras miro la foto del etarra Lasarte (diez asesinatos) sujetando la barra de un bar de pinchos en su pueblo.
Entre que la ley es un producto del pueblo, como dice María Soraya, y que las profanaciones de templos pueden ser virtuales o físicas, como escribe el ponente de la sentencia absolutoria de Rita Maestre, la Nueva España (una “nación federal” al decir del periódico global con la sedición del “derecho a decidir” como “derecho constitucional”) será de Derecho o no será.
Ese ponente, de nombre Cubero, juez sin apelación, es otro Emilio Betti, como el Pedraz de la pieza sobre el humor negro de Zapata, gagman municipal de la Shoah.
–En una sociedad democrática avanzada como la nuestra, que dos jóvenes se desnuden no debe ya escandalizar a nadie –escribe Cubero, cuya ponencia no son las “Relecciones” del dominico Vitoria, que siguen impresionando al mundo por su imparcialidad, objetividad y neutralidad.
“Democracia avanzada” es una muletilla treintañona del comunista venezolano José Pío Tamayo, aunque lo asombroso es el empeño de nuestros juristas en asociar democracia, no a la representación del elector y la separación de los poderes, trampantojos que no importan a nadie, sino al gamberrismo. Somos “demócratas avanzados” porque nuestros chicos se desnudan en los altares.
–Imaginemos que un grupo de mujeres accede a una mezquita… desprovistas del correspondiente velo –añade, a modo de bucle jurídico, el ponente, que se ve que tampoco ha leído a Tocqueville, el otro autor subversivo en España (el primero es Montesquieu), pero que, por eso mismo, llegará lejos en España.