Cano, Jojoy y Marulanda. Salvajes sembradores de muerte
El cuarto, Timochenko
Más educado porque se hizo médico en Cuba
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Estaba esta mañana de plática con un Londoño que prepara café a temprana hora y nos han enseñado el artículo que un señor inglés ha escrito en el periódico El País. Al parecer el señor inglés está muy involucrado en el asunto de la paz en Colombia, y como en las votaciones no ha salido lo que él y otros “eruditos” ordenaban a los colombianos, se ha puesto como una fiera y ha insultado a esa mayoría de colombianos que no piensa con la simpleza de un tipo que se ha autoproclamado redentor de unos delincuentes a los que incomprensiblemente perdona delitos feísimos.
En el periódico en el que escribe el señor inglés le montan un juicio sumarísimo al centenario nostálgico que en pijama y en una acera se pone a dar vivas a Franco, y no digamos la que le puede caer al que llame tonta o zorra a la novia en uno de esos arrebatos machistas de los que ni los españoles ni los europeos y ni siquiera los ingleses están librados. Estoy seguro de que si un sátiro viola dos o tres veces en la casa de Campo, El País y sus periodistas, con el señor inglés a la cabeza, exigirán cabezas policiales por la tardanza en la detención del degenerado. No es preciso ampliar maldades, pero Londoño me cuenta cómo en su país las FARC roban niños de diez años en las aldeas, secuestran y se llevan a sus campamentos a tu hija, a tu hermana, a tu esposa... las violan para que vayan aprendiendo y te matan si protestas con un mínimo de vehemencia. Los campesinos, cientos de miles, huyen de sus pueblos y se amontonan en barrios de Cali, Bogotá, Medellín “tomando” y “trapichando” hasta degenerar en lo que haga falta.
Las FARC han destrozado Colombia y ese miedo de los colombianos que el señor inglés con su infinita soberbia achaca a los votantes del no -llamó cobarde y señaló con el dedo para que las FARC tomen nota si estiman oportuno al futbolista James Rodríguez- lo explica mucho mejor Londoño, que acaba de hablar con su hermano por teléfono. “En las aldeas de Cauca ha salido el SI porque sus pobladores tienen mucho miedo. Están hartas, sabe usted, de que la guerrilla entre y por la cara se lleve a sus hijos y sus hijas y les “balaseen” porque sí. Dice el periódico que en Toribío el 80 por ciento de sus habitantes que llevan décadas aterrorizados ha votado sí.”
Aparte de otras muchas consideraciones ése es el miedo que hay en Colombia señor inglés, que los malos -los malos son las FARC, no se olvide- sigan campando a sus anchas y más vale que usted intente entender que es muy difícil perdonar a quien te ha matado a un familiar por diversión. A quien ha violado a tus hijas, a tu novia, a tu hermana, a tu madre... por deporte y entrenamiento. A quien ha reventado los sesos a tu padre, a tu hijo, a tu primo, para dejar bien sentado quién es el rey de la selva. Pero imagine usted, señor inglés, que de las víctimas de este ejército de bandidos ninguna le toca de cerca. Vamos, que no conoce a ninguno de los desaparecidos, muertos o exiliados de sus tierras. Como me pasa a mí, sin ir mas lejos. En contra de su particular criterio, a mí me parecería de una indignidad injustificable perdonar tan cobardemente.