martes, 2 de agosto de 2016

En la muerte de Pepe Menese


Con Paco Moreno Galván

Jean Palette-Cazajus

Primero fue Agujetas, luego Lebrijano. Anoche ha muerto Pepe Menese. Mueren las águilas, van quedando los gorriones. «En el flamenco se está perdiendo todo menos la poca verguenza», dijo hace años. ¿Qué podemos decir ahora?

Cante clásico, cante medido y cante con rajo. Cante tan modélico que se nos hacía normal. Menese era el Miguel Ángel del cante. Pronto comprenderemos lo que hemos perdido y de nada servirán los ojos para llorar. Una soleá de Menese tiene la majestuosidad de una fragata arribando a puerto con las velas desplegadas. Bellísima imagen. No es mía, claro.

El segundo apellido de Menese era Scott. «A mi madre Remedios» se llama uno de sus discos. Me intriga de dónde le vendría el apellido a la humilde mujer del humilde zapatero. Decía Antonio Burgos que Menese tenía segundo apellido de güisqui, «del güisqui que adoptaron los flamencos como bebida oficial de la dignificación del cante». Como depositario de la dignidad y de la pureza, fue el mejor heredero de Antonio Mairena. Sé que vivo en un tiempo en que urge añadir que no hay sarcasmo en mis palabras, sólo total admiración.

Una anécdota entrañable para contener la emoción. Me la contó mi amigo José Moreno, hijo de José María y sobrino de Paco Moreno Galván, el pintor de la Puebla de Cazalla que lo descubrió y escribió muchas de sus letras. Con motivo de una cena en Roma, siendo jovencísimo, le tocó estar sentado entre Rafael Alberti y José Menese. El joven e intimidado Menese se dirigió a Alberti. "Usted, Don Rafael ¿de alguna manera, es nuestro Papa?"

Sin duda quería hablar de un Papa "rojo". Pero cuando más rojo se ponía Menese era en su lidia apretada y angustiosa con el cante. Hoy le falló el corazón, pero toda su vida envidó con él en cada cante. Jondos, el Toreo y el Flamenco pueden ser mortales. La misma cornada mató a Víctor Barrio y a José Menese.

Los azares de la vida me llevaron a conocer personalmente a Agujetas y Lebrijano. Nunca me acerqué a Menese. Era un retaco napoleónico y se sabía la grandeza del cante. Pero con su muerte llegó el mensaje de que se va ultimando el derribo de la casa de mi juventud...

Retaco napoleónico