Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Van de pelanas, pero Errejón, el becario “black”, tiene firma en el Banco.
–¿Su firma es conocida aquí? –preguntó el bancario a Fernández Flórez, que iba a cobrar su cheque de ABC.
–La modestia me impide contestar.
Por las cinco firmas conocidas de Shakespeare, Errejón ya tiene una al pie de unos “leuros” venezolanos, lo que nos da el otro pie para sostener que Podemos es el principio de otro Siglo de Oro. ¿A qué viene, si no, que la Milla de Oro madrileña esté empapelada con carteles de Garzón? Todos los esnobs de esa zona se tienen por Dánaes tizianescas que recibirán la lluvia dorada de Pablemos sólo con votarle.
–No hay un candidato de la talla intelectual de Pablo ni de lejos –tuitea el chico menos dotado de los Espinar, que es senador, como Incitatus, que también era español.
La señal son los artistas sabuesos del poder (“ingenieros de almas”, dice Errejón, citando a Stalin). Así, Juan Goytisolo, epígono de Jacinto Grau y artista de la metonimia, que se pasa del felipismo al paulismo para ser el Romain Rolland de Errejón, su nuevo Gramsci, pero con camiseta de Evita. (La frase más citada de las atribuidas a Gramsci es de Rolland.) Y así Paco Jarauta, artista del pensamiento, que desde su cátedra de filosofía en Murcia intentará poner al alcance del vulgo español la obra inédita de Kant, como esa “Ética de la razón pura” que sólo Pablemos ha leído.
Fridda Kahlo, ¡en el 39!, prefería sentarse a vender tortillas en Toluca a asociarse “a esta m… de ‘artistas’ parisienses que pasan horas calentándose los valiosos traseros en los ‘cafés’ hablando sin cesar de la ‘cultura’, el ‘arte’, la ‘revolución’, etcétera…”
–Luego no tienen qué comer porque ninguno trabaja. Viven como parásitos, a costa del montón de viejas ricas que admiran su “genio” de “artistas”. Valió la pena venir sólo para ver por qué Europa se está pudriendo y cómo toda esta gente, que no sirve para nada, provoca el surgimiento de los Hitler y los Mussolini.