DOMINGO, 26 DE JUNIO
Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino, entraron en una aldea de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: «Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?» Él se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea. Mientras iban de camino, le dijo uno: «Te seguiré adonde vayas.» Jesús le respondió:
-Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.
A otro le dijo:
-Sígueme.
Él respondió: «Déjame primero ir a enterrar a mi padre.» Le contestó:
-Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.
Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.» Jesús le contestó:
-El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.
Lucas 9,51-62