martes, 1 de marzo de 2016

Respeto

Santayana


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Parece que fue ayer cuando Rivera pedía a Rajoy respeto para Snchz (esto parece un western de Almería con Jesús Puente de sheriff, como aquellos con que la empresa de autobuses nos amenizaba los viajes en la mili), y ahí están hoy, los dos, Snchz y Rivera, prestos a investirse para acabar con las diputaciones.

La perra de Rivera con las diputaciones es igual que la de Gallardón con los maceros: creen que son inventos franquistas.

Es por dinero –corrige Garicano.
Hombre, si fuera por dinero, cerrarían las Autonomías, ese desagüe por el que se desangra financieramente España, pero las Autonomías son uno de los dos caprichos de Felipe González, Gonzalón, junto con el sistema proporcional. Las Autonomías, para colocar a la militancia provincial, y el sistema proporcional (que impide la representación y socava la idea de unidad nacional), para colocar las listas de partido.

Un respeto para Snchz –pide Rivera, siquiera por lo que ese jefe socialista nos ahorra en vocales.

Snchz es un personaje consonántico y bisiesto (ayer, 29 de febrero, fue su cumpleaños), aunque para bisiesto, Rajoy, que se las ha arreglado para que en La Moncloa el año presidencial dure dieciocho meses, y luego que si Julio César cambió el calendario.
Como Tom Paine ante el conde D’Artois, el “mandatado” del rey, en el Parlamento de París, ante la investidura de Snchz en la Carrera de San Jerónimo no puede evitar uno la reflexión de “lo triste que es la condición de un hombre que no inspira respeto”.

El español sólo respeta una cosa, que es... –dijo a nuestro Santayana el bibliotecario de la Cámara de los Lores y redactor de los discursos del príncipe de Gales.

Y levantó el dedo índice apuntando al cielo.

Los ingleses saben que no hay nada tan difícil como crear una nación respetuosa. (Y que una vez que se pierde, es para siempre).

La gente perdería todo respeto si no se la forzase a tener miedo –dice el espantapájaros del gato con botas.

Pero miedo ¿a qué?