Mosaico de la Virgen de la Merced a la puerta de la Cofradía
Penitentes de la Merced, patrona de Instituciones Penitenciarias
El Rescatado, Cristo de los presos, tampoco pudo salir el domingo
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Está revuelta la Primavera, y las Pascuas marzales, además de traer mortandades, pestes y calamidades, también suelen salir iconoclastas e indiferentes. Estas filosofías aprendidos entre robles y riscos las llevamos los castellanos como quien no quiere la cosa, por si hay que decirlas en maldita ocasión.
Está revuelta la Primavera, y las Pascuas marzales, además de traer mortandades, pestes y calamidades, también suelen salir iconoclastas e indiferentes. Estas filosofías aprendidos entre robles y riscos las llevamos los castellanos como quien no quiere la cosa, por si hay que decirlas en maldita ocasión.
Los amenazadores cielos del Lunes Santo retuvieron a las Cofradías en sus casas y sólo el Vía Crucis, con su Cristo de la Salud llevado por tres hermanos -tras riguroso sorteo- se atrevió salir. El Cristo es un Crucifijo de fácil recogida en caso de necesidad, por carecer de aparatosidad, la parroquia de la Trinidad es céntrica y eso es lo que, imagino, hizo que la Hermandad decidiera pisar por fin las calles cordobesas.
En San Lorenzo había una cola interminable para rendir homenaje al Cristo de Ánimas. Lo mismo pasó con la Sentencia ó La Estrella, impedida este año de recoger azahares de los jardines de Colón. ¿Y la Merced, la Virgen de mi barrio, donde presos y carceleros hacían cola para rezar en silencio o llamarla Guapa en un minuto? Por cierto, andaba este personal penitenciario incomodado por la virulencia de unos cuantos articulistas a los que este año les ha dado por desconsiderar los indultos a los que algunos Cristos tienen privilegio. Comentaban “cacos” y “boquis” la sinrazón y el desvarío de los periodistas -alguno de bastante prestigio entre la profesión- escandalizados porque a un reo al que la prisión califica en Tercer Grado, régimen de semilibertad, los Cristos de Medinacelli o las Vírgenes de las Mercedes que en España son, le concedan el indulto. No saben estos forjadores de opinión que en las Andalucías, por ejemplo, alcaldes de pueblo condenados por, pongamos peonadas falsas, pactaban con los tribunales sentenciadores su fecha de inicio de cumplimiento de la pena, que correspondía a la semana del viernes que el Consejo de Ministros firmaba el indulto. ¿No ha de llamarnos a escándalo con mucho más fundamento la institución del Jurado? ¿Saben esos periodistas que un Jurado popular de Córdoba condenó por asesinato a un delincuente al que hubo que sacarle en libertad a los cuatro años del intento de homicidio porque la víctima aún no había muerto? A los cinco se celebró el juicio y el tribunal sentenció sin evidente conocimiento. ¿Y la culpabilidad distributiva en el asesinato de la política de León, es más o menos anacrónica que el indulto de un preso al que en Holanda, Francia, Inglaterra, Italia y demás Europa le concederían los tribunales laicos la libertad condicional?
No es día para pamplinas, y menos teniendo al hijo por los aeropuertos del Continente. Los cacos y los carceleros saben que hay un tipo de “gente”, más peligrosa aún que los psicópatas que clasifican los psicólogos. Hay “gente” que da el pego de narices y la lía a la sombra de un cardo. A esa “gente” tampoco les gustan los Cristos Cautivos. Y mucho menos las Vírgenes de las Mercedes.