jueves, 31 de marzo de 2016

La novia del Kichi

 El Kikchi y el Otro

 La Caleta, playa de La Viña

Francisco Javier Gómez Izquierdo

       Vengo de hacer unas gestiones en Cádiz, donde me ha pillado el último despropósito de la novia del Kichi, aparecida en postura protectora y solidaria junto a un bruto de aldea, abusón y delincuente,  que se cree el Ché de Jaén.  “..Mira que esta Tere no calla ni abajo l’agua”, dice un parroquiano ante un cafelito en el Pópolo. “¿Y quién era Miguel Hernández?”, pregunta insolente un cadista con camiseta del Mágico que tiene escondidas en un portal una caja de caballitas y otra de jurelitos por si me interesan media docena de cada.

    La novia del Kichi y el Kichi mismo son dos personajes que a mí me parece que no están debidamente catalogados por la clase política y periodística en general y  por la “gente” corriente en particular. En Andalucía, y sólo en Andalucía, hay un sindicato de Enseñanza que podríamos llamar revolucionario. A ese sindicato, conocido por USTEA, están apuntados una mayoría de individuos -e individuas- que no les gusta nada trabajar en lo suyo y se autoproclaman luchadores por la libertad. Las delegaciones de Educación, como conocen ustedes, están sobradas de barandas iletrados, pero hay una cosa que hacen bien: liberar a los afiliados del terrorífico -para padres y alumnos- sindicato y que hagan lo que quieran fuera de las aulas.

    El Kichi pertenece a USTEA y no al Instituto de Almería donde dice está su puesto de profesor y donde creo que ni llegó a incorporarse al destino -“... le recuerdo que yo tengo una carrera y usted no..”dice el Kichi a la oposición con soberbia entonación- . El Kichi está liberado del todo y no tiene ninguna obligación con sus alumnos ni con los contribuyentes que le pagamos generosamente la dedicación a su familia de antes de echarse otra novia, su devoción al carnaval y la irrefrenable solidaridad hacia los parados de su barrio de La Viña.

    Teresa Rodríguez no fue siempre novia del Kichi. Teresa Rodríguez fue novia de otro profesor que no daba clase en un Instituto de Cádiz y que además de militar en USTEA -una trampa legal para no pegar ni golpe- fundó un partido trotskyista que al parecer sustituía a la Liga Comunista Revolucionaria: Izquierda Anticapitalista. Teresa Rodríguez y El Kichi se trataron con frecuencia  en el local del sindicato y en el del partido, y como es conocido que el roce hace el cariño, el Kichi dejó a su mujer y sus hijos y Teresa a Jesús Rodríguez, que así se llamaba el profesor y novio que la inició en la lucha de clases.

    Hoy, Teresa y el Kichi son la Casta de Cádiz. Teresa habla y habla y requetehabla -reconozcamos su facilidad de palabra- siempre lo mismo, sin como decía el poeta, empezar a decir, y cuando quiere soltar algo original, mete la pata hasta el corvejón. En teoría, Teresa Rodríguez es profesora de Lengua y Literatura, y cuando un servidor leyó sus conocimientos sobre Miguel Hernández, otra vez tuve que escandalizarme con estos falso educadores, nacidos de una corrupción imposible de frenar.
       
Cafres, delincuentes, aprovechados, vividores, golfos.. hay infinitos, por lo que este Bódalo de Jaén no ha de extrañarnos lo mas mínimo. Lo que nos debe hurgar la conciencia es el mantenimiento de un sistema que propicia educadores como el Kichi y su novia Teresa. ¿Qué ve esta mujer en el ya preso por brutalidad que se parezca a Miguel Hernández? ¿Lo ve condenado a muerte? ¿Lo ve tuberculoso? ¿Tiene a su mujer -mejor pareja- alimentada sólo con cebolla y a sus hijos, si los tuviere, famélicos y moribundos? ¿Cobraba Miguel Hernández un sueldo en la cárcel como este concejal? ¿Y dónde están escritas las metáforas del cerril con boina? ¿En líricos volúmenes o en sentencias judiciales? ¿Da lo mismo “..al octavo mes ríes con cinco azahares..” que “..fascistas, franquistas, hijos de p...” o destrozar una tienda porque el tendero no hace huelga? Del poético matonismo mejor no hablar.
     
Por cierto, este bachiller que es un servidor tuvo de profesora de Literatura en COU a una tal Pilar Álvarez Uría, que creo era hermana de Fco Javier Álvarez Uría, un extremo izquierdo al que Kubala hizo lateral. Aquella señora era una sabia enamorada de la enseñanza que en un examen FINAL, de los que hoy se rechazan por producir traumas, nos puso ese verso de Las nanas de la cebolla, para que llenáramos un folio con todo lo que había que saber.  Ayer y por comprobar por dónde me ando, pregunté a varios veinteañeros universitarios por Miguel Hernández y todos están tan in albis como el buscavidas de Cádiz. O como muchos profesores de Lengua y Literatura que en Andalucía son.

Populismo

Olivia Wilde


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Que ojo con el populismo, ha dicho Rajoy, que ya no sé si es un presidente en funciones o una función de presidentes.

En las partidocracias, con todos los partidos apuntados a la práctica parlamentaria de botín y séquito, los que hacen de derecha dicen “populismo” con la misma alegría que los que hacen de izquierda dicen “fascismo”. El “fascismo”, para los finos analistas ibéricos, es Donald Trump, pero ¿qué es el “populismo” y dónde se encuentra?

El populismo es halagar al pueblo (“Quien no entiende latín pertenece al pueblo”, dirá Schopenhauer). ¿Cómo? Con postizos como lo de Olivia Wilde en el pubis para “Vinyl”, muy superior a lo de Bono en la cabeza.

Para Rajoy son populistas los que no son “populares”, desde Rivera, que fue de salmantino luto a la cena de Isabel Preysler y Cebrián, hasta Snchz, la “giraffa camelopardalis” que el Ibex quiere meter en La Moncloa para tapar el hueco de la llama de Chencho Arias, pasando, ay, por Pablemos, que, con la cosa de las purgas, anda, el hombre, por su partido como las tías de Cary Grant por el jardín de “Arsénico por compasión” (o como Guillermo Marín, cargadito de espalda, por “La torre de los siete jorobados”), hasta el punto de haber tenido que sacar del vinagre, donde lo tenía como a un boquerón, a Errejón, porque en la Casa de Campo apareció un delfín muerto (procedente, a lo mejor, del atrezzo de Carmona para la Naumaquia que nos tiene prometida) y en la calle la gente (¡la gente!) empezaba ya a hablar.

En el 35, los falangistas, contra “el escamoteo del 14 de abril, que frustró una vez más la revolución pendiente española”, llamaban “populistas”, por pijos, a los partidarios de Gil Robles, a quien Miguel Hernández llamaría (en verso capricornio) “mariconazo”.
¿Sabéis a quién me recuerda hoy Miguel Hernández? A Andrés Bódalo –tuiteó la novia profesora del profesor Kichi de Gades, o sea, los Kennedy de la Tacita de Plata, el Camelot populista cuyos amantes meriendan lisas asadas.

Ayuda a crecer a los demás

@MisionCanarias
"Ayuda a crecer a los demás y cada día tú serás más grande"

ANNO MACHADIANO
50 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE ANTONIO MACHADO

-Mi infancia son recuerdos de un patio sevilla...

Gallego & Rey

Jueves, 31 de marzo

Valle de Esteban

-En todo Estado ha de haber hombres que puedan decir: "L'Etat c'est nous!"
Carl Schmitt

miércoles, 30 de marzo de 2016

Trabajar

John Gray

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Sabemos que, como chulos del Estado, Snchz y Pablemos trabajaron en lo suyo (la Revolución Pendiente) en Semana Santa sólo por la cara de “mala follá” que tenían.

Pocas cosas hay más desagradables que un español trabajando en festivo, o prueben, si no, muy de mañana a pedir en Madrid un café con leche corto de café y leche templada en taza de merienda a un camarero español en domingo.

Va a tener que esperar, que no tiene uno el c… pa’ ruidos. Ya ve: domingo, y aquí, trabajando.
Para el españolejo, tener trabajo en domingo es tan de mala señal como tener catarro en verano. Al final, podría ser que la popularidad de la Restauración de Cánovas se debiera a su defensa del proyecto de ley de descanso dominical.

Hay que reconocer que, comparado con lo de Snchz, Pablemos y el camarero de los domingos en el bar de abajo, lo de Cánovas suena a Paraíso (con Romero Robledo haciendo de serpiente electoral).

Regocijo de la voluntad (“exhilaratio voluntatis”) llama San Agustín al trabajo antes de la Caída, o sea, paseo con Eva por el Retiro y tertulia con la peña animalista del Pacma en las tabernas taurinas de Ventas.

La “República de trabajadores”, como es fama, incorporó la maldición bíblica al artículo primero de la Constitución.

Una Constitución con alma de capataz de Zafra –dijeron los cronistas.
Pero el capataz no era de Zafra, sino de Bárcena de Pie de Concha, Luis Araquistáin, casado con una suiza y marxista (Marx tenía horror al trabajo) de “Claridad”, aquel huerto de Ronsard para las acémilas de la Revolución Pendiente.
¡No trabajéis jamás! –fue una pintada de éxito en el 68 parisino. O “parisián”, como diría Tania Sánchez.

El 68, sin embargo, nos trajo esta socialdemocracia a la que debemos la excelente consideración que el trabajo tiene en el rebaño, lo cual “es aberrante” para John Gray, un socialdemócrata cabreado, y para todos los camareros que nunca han leído a John Gray, pero que han de trabajar en domingo en Madrid.

Miércoles, 30 de marzo

Valle de Esteban

-La unidad política de un pueblo tiene en la Constitución su forma concreta de existencia. Delitos como alta traición o traición al país protegen la existencia política.
Carl Schmitt

martes, 29 de marzo de 2016

Todo por la patria



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Al final, en las partidocracias, todos los partidos viven como chulos del Estado. Y a la vieja chulería la juventud de Podemos aporta el folclor zarzuelero de Pablemos, capaz de tocar el organillo con el codo mientras moja pan en el vermú.

Al venir con hambre atrasada, Pablemos empuja con todo, metiendo los riñones, en el caballo estatal, valiéndose de “lo mejor” de los dos monstruos de Estado conocidos: en Madrid, la lucha de clases comunista, con sus purgas más desalmadas, y en Bilbao, la lucha de naciones fascista, con sus sentimentalidades más cursis.

¡Por una patria inclusiva! – ha gritado la camarada Nagua en el Día de la Patria Vasca.
Lucharán todos juntos, todos juntos en unión, defendiendo la bandera de la Santa Tradición.
La tradición marxiana, desde luego, es vivir de los amigos hasta que se pueda vivir del Estado, cuyo plan de conquista copia (mal) Pablemos de Ramiro Ledesma, porque Errejón, con esas gafas, debe de ser, tomando apuntes, como Canito (104 años va a cumplir) tomando fotos.

Anda, Canito, que retrataste a Manolete muerto y te salió la foto movida –es la broma que aún le gastan a Canito los toreros en el callejón.

Todo por la patria, pues, es el lema de Pablemos, para quien la patria es el convento, cosa que ya decía Sabino Arana.
Aquí padecemos muy mucho cuando vemos la firma de un Pérez al pie de unos versos euzkéricos, oímos hablar nuestra lengua a un cochero riojano, o a un liencero pasiego o a un gitano, o cuando al leer la lista de marineros náufragos de Bizcaya tropezamos con un apellido maketo. Los catalanes quisieran que todos los demás españoles hablasen catalán; para nosotros sería la ruina el que los maketos hablasen euskera.
Arana (“De su alma y de su pluma”, 1932) da por sentado que del roce del maketo, “que trae consigo la blasfemia”, con el bizcaíno sólo brotan “irreligiosidad e inmoralidad”.

Mas no sé yo si Pablemos es el “juampedro” con que soñaba Arana para refrescar su raza.

Carta de un camarero a sus clientes



(Carta del gran camarero profesional Miguel "Maestro" Ansaldi a sus clientes)

Señores, al ingresar al restaurante, saluden. Si no quieren sonreír, no sonreían; pero sí, por favor, saluden. Agradezcan a quien le abrió la puerta, sea recepcionista o camarero. Alguno de ellos será quien lo ubique en su mesa. No se encapriche con obtener la mesa que da a la ventana. Piensen: ¿Qué puede ganar? ¿Tan interesante es ver una vereda? ¿Ver su reflejo en la ventana lo hace más feliz? Las mesas más o menos son todas iguales. Generalmente, tienen cuatro patas y una tabla encima.

No se aceleren, no sean  impacientes; les recuerdo que se encuentran en un restaurante. Un restaurante no es un lugar de comidas rápidas. En el caso de que se encuentren apurados, comuníquenselo respetuosamente al camarero. Un camarero profesional sabrá como complacerlos.

Señores, una mesa para seis personas es para seis personas, a lo sumo cuatro. No para uno o dos comensales. Igualmente, consulten con la recepcionista o el camarero si la casa prevé una excepción para ustedes. Algo importante, fundamental, es dirigirse con respeto al hablar con el camarero. No sea grosero. No tutee. Llámelos camarero o camarera, señor o señorita. Llámenos por lo que somos. Profesionales del servicio asistiendo a usted en su velada. No nos llame flaco, gordo, pelado, negro, chino, petiso, master, pibe, loco, jefe, etc. Y por favor, no intenten atraer nuestra atención con un chistido o sonido gutural. No nos llamen como llamaría a un animal. A un camarero le molestaraá bastante. Eso nos molestará bastante.

Señores, cualquier problema que tengan con el servicio; así sea un problema con el ambiente del restaurante, la comida o lo que fuere, comuníquenselo, al instante, al camarero. No esperen al final del evento, quizá sea tarde. Al instante y de la manera apropiada.

Nadie quiere perjudicarlos, señores, todo lo contrario. Ahora bien, cuando el camarero le lleve la cuenta, eviten decir: ¡Uh, qué rompimos! No sean vulgares. Les recuerdo que en la carta de cualquier restaurante del mundo, a continuación del nombre del plato se encuentra el precio. Les recuerdo también que el cubierto cobrado nada tiene que ver con la propina que ustedes decidan darle o no al camarero. Y a este punto quería llegar.

Señores, si ustedes gastaron $100, no le dejen como propina al camarero $1 o $2 o $3. Lo ofenden. Me ofenden.

Señores, ¿han oído hablar del %10? Contribuyan, a lo sumo, con el %5, pero nunca con el %1. Si no adhieren con esta tradición que es la propina a cierto servicios brindados, por favor, no dejen nada. Sólo un simpático saludo y las gracias al camarero de turno. Así podrán retirarse con la cabeza en alto, erguidos y con el pecho inflado, y no cabizbajos como si supieran que están en falta.

Bon appetit!

Gracias por su visita! Espero volver a verlo pronto!

Aníbal Miguel Ansaldi (Rosario, Argentina, Enero 1991)

Martes, 29 de marzo

Valle de Esteban

-Históricamente, pueden distinguirse dos clases de legitimidad -la dinástica y la democrática-, correspondientes a los dos sujetos del poder constituyente que históricamente hay que considerar: príncipe y pueblo.
Carl Schmitt

Romanes eunt domus




Romans Go Home
Chinchón mirando hacia la Resurrección

Peloteros en el Córdoba, 1; Alavés, 2

Triunfo del Alavés en la Aberri Eguna

Francisco Javier Gómez Izquierdo

  No creo que  Cruyff necesite falsedades y medias verdades para apuntalar su grandeza inimitable.  Luchó por sus derechos. Por los que le correspondían, considerándose el mejor del mundo. Fue valiente arriesgando de cadete un futuro que al poco llegó, porque se las tuvo tiesas con los directivos del Ajax, con los del Barça y con todo quisque, pero no le conviertan en generoso sindicalista sin haber preguntado antes a los jugadores de aquel Levante en el que sólo cobraba él. Tampoco le hagan luchador izquierdista contra las dictaduras por no jugar el Mundial de Argentina y no le colme de bendiciones esta directiva del Barça a la que tanto despreció.
      
Cruyff fue un genio que transformó el fútbol europeo para bien y ya  antes de su muerte ídolo y mito  para un servidor. Tanto le admiraba que hasta sufría con alguno de sus arrebatos de entrenador que yo tenía por disparatados, como los episodios de Danny Muller, el novio de una de sus hijas, las extravagantes contrataciones de Romeritos, José Maris ú Onésimos, la promoción de porteros plurifuncionales como Angoy, o aquel capricho repentino por un tal Lucendo, del que ni los mejores aficionados tienen el mínimo recuerdo. Ya como jugador en la final del Mundial del 74, con una Holanda maravillosa, a mí me parece que Cruyff se equivocó al bajar a defender el 1-0 y luego, con los hielos de El Plantío, pude ver que era capaz de plantarse en una banda con tal de no arriesgar el físico. Las protestas, los manoteos, los desplantes iban con su naturaleza, y bien que se lo reprochaban los que hoy le ensalzan sin condiciones...
    
...Pero Cruyff, el personaje más inteligente que ha parido el fútbol y seguro que el mayor visionario de un negocio que él lo disfrutó como un juego, hubiera considerado irrelevantes los peloteros de ayer en El Arcángel. ¿Peloteros? Si acaso Fidel,con su zurda amodorrada  y el saber estar de Bernardello por el Alavés. Como es costumbre arraigada, el entrenador Oltra planteó el partido sin tener en cuenta las debilidades ajenas, y conforme avanzaba el reloj volvió a ofuscarse sin siquiera sospechar lo evidente. Cómo será la cosa que, pidiendo Nando el cambio por lesión después de un rato largo tendido en el suelo con el marcador en contra, nuestro entrenador quitó a Stankevicius y metió en el campo al “pajarito” López Silva, inédito en la temporada.  López Silva se acercó al cojo Nando y le dijo que se encargara de toda la banda. A defender y a atacar. En mi zona del campo se lo querían comer y es que a este Oltra no es que yo le tenga manía. Es que veo que plantea rematadamente mal los partidos de casa. Cruyff también asustaba en sus planteamientos, pero al final se quedaba con la razón,  porque hasta de las derrotas contundentes sacaba sus conclusiones. “Nos viene bien perder por 6-0” dijo una vez en La Romareda.  El Córdoba perdió 1-2 ante un Alavés  que es hasta posible que ascienda. Pelegrín, Manu y Toquero son los tres veteranos que forman la columna vertebral de un equipo muy mejorable técnicamente, al que le bastó  un poquito de pundonor, y sólo pundonor, para llevarse tres puntos que a estas alturas son oro puro.

El "Erasmus" del fútbol



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Cruyff es el “Erasmus” del fútbol.

    A Erasmo nos lo traía a colación el otro día, con motivo de la cafrada de Bruselas, Íker Izquierdo, un español residente en Taiwán (para tener hoy un punto de vista de Europa hay que irse por lo menos hasta Taiwán), desde donde contempla la ideología (nematología) inculcada a los europeos para acompañar la unión financiera y aduanera. Ideología que procede de Erasmo (el “Erasmus” de la Generación Mejor Preparada de la Historia).

    –Erasmo criticaba la guerra contra el turco y afirmaba que si los musulmanes conquistaban Europa no debíamos resistirnos, pues acaso nos lo teníamos merecido por nuestros muchos pecados ante Dios.
    
Cruyff, que concebía el fútbol como un juego (¡oh, el “homo ludens” de su paisano Huizinga, otro Johan!) de gato y ratón, odiaba defenderse tanto como Erasmo.

    –¿Cuál es la cualidad de Manolo? ¿El regate? Pues no le pongo marcador y con eso Manolo queda inutilizado –fue una vez su plan para neutralizar a Manolo Sánchez Delgado, la estrella del Atlético.
    
Cruyff fue el gran error (desecharlo cuando ya lo tenía fichado) de Bernabéu, no por lo que hubiera aportado al Madrid, sino por lo que no habría aportado al Barcelona.

    Bernabéu no veía a Cruyff en la cultura del Madrid. Al Madrid lo hizo ganador Di Stéfano, que era voluntad. Al Barcelona lo haría ganador Cruyff, que era ingenio, cultura de “botiger”, regateo, tuya-mía, tiquitaca, la socialdemocracia del balón.

    El tiquitaca, ciertamente, no lo inventa Cruyff. Otro amigo madrileño, también residente (profesor) en Taiwán, recuerda haber pasado su infancia haciendo pellas escolares para ir a ver los entrenamientos de Marcel Domingo en el Atleti (de él lo copió Luis Aragonés), que consistían en el típico rondo tiquitaquero, impracticable en la competición, porque venían los defensas y te lo estropeaban como los niños gordos estropean los castillos de arena a los niños flacos en la playa.
    
¿Que al fútbol moderno (tiquitaca) le estorban los defensas? Se quitan. Lo mismo que al toreo moderno le estorban los cuernos, y se afeitan.

    De jugador, Cruyff llegó al Bernabéu y calló al estadio. Al año siguiente le pusieron encima a Camacho y anduvo menos que un bote a patadas. Había nacido otra estrella, Camacho, campeón, con el tiempo, de lanzamiento de huesos de aceituna en Cieza. Cuando Mourinho (por cierto, el entrenador con el récord de goles en la Liga española) tiró de Pepe para marcar a Messi, la socialdemocracia europea (políticos, periodistas, obispos, árbitros, moralistas, piperos) emitió una “fatwa” contra el entrenador portugués de la que aún no se ha repuesto.

    Cruyff tuvo de su parte a la literatura, es decir, a la propaganda. No le gustaban los defensas y se los quitaron al grito de "¡Qué bien juegan los equipos de Paco Jémez!". (Aunque, puntualmente, en cada visita al Bernabéu, Cruyff los volvía a poner, por el respeto que le imponía el escenario.)

El cruyffismo, pues, es una mezcla de ingenio y olfato de  tendero (Cruyff salió de una frutería en Amsterdam) para manejar la ley de la oferta y la demanda en el mercado europeo de las mentalidades. Como los Rothschild, que salieron de una taberna en Londres.

    El poscruyffismo sería Guardiola, que vendría a ser como el San Pablo del cruyffismo. ¡Del paulismo al pepismo! Pero al pepismo le quitas a Messi y del “ismo” te queda lo mismo que de los Quintero, al decir de Valle-Inclán, si fueran traducidos al castellano, detalle en que no cayeron los alemanes del Bayern, que se quedaron en Munich del 74.



TURBIOS Y CONTENTOS

    Cuando Camilo José Cela recibió el Premio Nobel de Literatura, la reina de Suecia preguntó al escritor cómo se encontraba, a lo que Cela respondió con uno de sus dicharachos de ogro gallego: “Jodido, pero contento”. Como Cela, Nacho, defensa del Madrid, que ha declarado que con Benítez “todo estaba turbio y nadie estaba contento”. En línea con lo declarado por el capitán al término del partido en el que perdieron la Liga ("lo importante es que los jugadores estamos contentos con Zidane”), Nacho da por trazadas dos líneas de pensamiento que amenizarán nuestros domingos hasta el fin de temporada: la felicidad de los futbolistas blancos y la “turbiedad shakesperiana” de Benítez, cuya figura, a este paso, alcanzará en nuestra imaginación proporciones míticas.

Domingo de Resurrección en Madrid. Moreno no despega y Fandiño no aterriza


Un año después


José Ramón Márquez

Lo suyo es evocar aquí como principio la machada que en tal festividad como hoy, hace un año, se marcó Iván Fandiño en Las Ventas, con esa Plaza llena hasta la bandera para ver a un tío frente a seis pavos. La ilusión que ese cartel fue capaz de desatar entra en los grandes momentos vividos alrededor de la tauromaquia. Luego Dios dispuso y la cosa salió como salió, peor para nosotros, pero la hombría del envite queda ahí para que se la relatemos a los nietos. En aquella apuesta desmesurada Fandiño se jugaba la vida: las secuelas del desastre le persiguieron toda la temporada y, por lo visto hasta ahora, permanecen los efectos secundarios de la misma a día de hoy.

A diferencia del reventón del año anterior, la Plaza registró una media entrada, que se corresponde con un lleno en La Maestranza sevillana o en la madrileña Plaza Vieja de la Carretera de Aragón.
Para este Domingo de Resurrección madrileño se planteó un mano a mano entre Morenito de Aranda e Iván Fandiño, cuyo fin, imaginamos, sería el de abaratar el coste del cartel. Un mano a mano que coloque frente a frente a dos toreros en sazón, o donde se midan dos estilos, o en el que se sustancie una rivalidad entre dos coletudos siempre ha tenido su razón de ser y ha servido para polarizar a los aficionados y alimentar las competencias, desde El Tato y El Gordo hasta Jumillano y Pedrés. No es eso lo mismo que montar un mano a mano con dos toreros que pasaban por allí con el fin de no tener que abonar los honorarios a un tercero, porque la verdad es que por ningún lado se veía hoy la explicación al mano a mano de este Domingo, como no fuera el logro de la razón social Choperon’s Father & Son, que llevan ya ni sé el tiempo regentando los destinos empresariales de la antes llamada Primera Plaza del Mundo, hoy transformada en Primera Plaza de Pueblo del Mundo. El elemento toro hoy se lo compraron a la razón social LOGARMA S.L. que, con divisa verde, morada y blanca, lidia sus productos unas veces con el nombre de Martín Lorca y otras con el de Escribano Martín. Para no defraudar a nadie echaron cuatro de los primeros y dos de los segundos y, además, tuvo que salir por causa de fuerza mayor un sobrero de encaste cucarachero de José Luis Pereda. Nadie puede decir honestamente que el ganado, tras veinticinco años en las manos de LOGARMA S.L., tenga nada que se parezca a  sus supuestos orígenes genealógicos. Nadie duda que se compraran los juampedreos que dicen, pero lo evidente es que esto no tiene nada que ver con aquello de donde partió, ni por tipo, ni por aspecto, ni por comportamiento. Digamos que igual que del tronco fecundo de Vistahermosa se derivaron tantas y tan diferentes vacadas, ahora ya está pasando lo mismo con el tronco Juampedritis, que los toros de él derivados van saliendo de su padre y de su madre, y a las pruebas me remito, vistas las dos tardes que llevamos en Madrid en lo que va de temporada. Los LOGARMA S.L. nos echaron un encierro de toros grandes, con buenas arboladuras, serios, tirando a blandos y con comportamientos dispares. Los más interesantes le tocaron a Morenito de Aranda: el primero, Tiento, número 46, que se orientó bastante tras atropellar a Fandiño en un quite, y el tercero, Quisquillo, número 5, que fue el más completo de los jugados en esta tarde, con un bonito tranco largo y con bastante que torear.

Llama la atención lo predispuesta que venía una buena parte de la afición a favor de Morenito de Aranda. Aunque hubo alguno que no andaba muy orientado y venía a ver a Morenito de Arganda:

-Este chico es de Arganda, verdá usté.
 
-No señor. De Aranda. Aranda de Duero. Donde los Hermanos Pascual, los de la leche.
 
-¡Ah! ¿No es de Arganda?
 
-Ya le digo que no...
 
Desde los primeros lances de Morenito a su primero el respetable rugió. Hasta que nos dimos cuenta de que venían por él, pensábamos que nos estábamos perdiendo algo, pero luego ya entendimos que esas sombras que proyectaba Morenito eran tomadas por muchos como la realidad del toreo. El toro había atropellado y zarandeado a Fandiño en un quite por gaoneras y el peonaje le había tomado unas prevenciones morrocotudas, con lo cual el bicho se fue haciendo el matón de discoteca, ahora te miro, ahora me echo a por ti, ahora no hago ni caso al capote, ahora te acoso y te meto el susto en el cuerpo... cosas que también se agradecen, porque sacan al aficionado del tedioso discurrir de la lidia de tantas veces. Con el toro hecho el amo se fue Morenito a por él, más bien desconfiadillo, y comenzó su trasteo tomando comprensibles ventajas, pues nadie sabía cómo iba a tomarse el bicho lo de la muleta. Y el caso es que no se lo tomó a mal porque el animal sacó nobleza y poca inteligencia y con esos mimbres Morenito tejió algún muletazo por aquí y algún otro por allá para satisfacción de los morenistas: magra cosecha para quien el año pasado toreó 18 corridas. Si a sus seguidores les sirven, a mi me vale. Luego se puso pesado, plúmbeo, y hasta le tocaron un aviso. Mató a la última y mientras el diestro gritaba a los suyos “Dejadlo, está muerto”, el toro se pegó una carrera desde el 9 hasta chiqueros como si le hubiesen dado la libertad condicional.

Su segundo era otra cosa. El toro demandaba frente a él a un torero con redaños, inteligencia y poder, y para nuestra desdicha Morenito no estaba dispuesto a poner ninguna de esas tres cosas sobre la arena de Las Ventas. El toro pedía la distancia larga y Moreno quería las cercanías; el toro demandaba una muleta que le pudiese y Moreno ponía ese trapo que acompaña embestidas, con lo que todos los remates de los pases le salían enganchados, con la cara del toro alta y sin gobernar. Podemos decir, resumiendo, que el toro se le fue sin torear y que Morenito de Aranda dejó ir una ocasión espléndida para dar un aldabonazo en Madrid frente a un toro de los que dan importancia a lo que se les haga.  El quinto no tenía nada del primero y nada del tercero, un toro pelmazo, pero Morenito, habiendo tenido las dos oportunidades que dejó ir, no iba a romper la pana precisamente con el marmolillo.

Fandiño no contó con el apoyo en los tendidos que animó al de Aranda. Podemos decir que su tarde era una doble cuesta arriba: contra el ambiente y contra sí mismo.  Bien es verdad que su primero, un toro con cuajo, no le regaló las embestidas y acabó en plan marmolillo, pero también que se vio al torero desdibujado y como ido, imposible porfía. Su segundo, un flan, estuvo más tiempo tirándose en plancha al suelo que de pie con la más mínima dignidad. El usía mantuvo el toro en el ruedo, acaso fijándose en la claridad de su embestida tontorrona y pensando que Fandiño lo mantendría erguido durante el trasteo, pero el animal no cesó de desplomarse, con lo que la situación tenía poca solución. Se increpó a Fandiño para que pusiese fin de manera rápida a la vida del castaño, que fue elevado a las manos del Creador de estocada baja. Cuando el sexto empezó a renquear y a caerse ya se sabía que su fin tendría lugar a manos del eficaz puntillero don Ángel Zaragoza. El pañuelo verde envió a Consentido, número 60, a las manos de don Ángel y en seguida don Manuel Pérez, torilero vestido de barquillero, franqueó el paso a Desmamado, número 112, de Pereda, el de La Dehesilla. Era este “toro” una especie de cucaracha como la que pintó Barceló para los Maestrantes, negro, sin remate, tonto, anovillado y canijo. Ahí hizo Fandiño su esfuerzo, tratando de poner en marcha una faena que nunca tomó cuerpo en la que hubo acaso algún retazo de toreo de cierto mando, especialmente algún muletazo sobre la derecha, y que se vino abajo con la zurda. Imagen decadente de Fandiño al que parece que no le salió nada a derechas en esta tarde, que hubo de recurrir a las bernardas para mover un poco a las gentes y que se arrojó literalmente a la cuna para acreditar su necesidad de un triunfo que fue pedido con muy poca fuerza y que el Presidente, con buen juicio, no concedió.

La foto de la tarde

 Sol y sombra

 Al quite

 La espera

 La obligación

 Las autoridades

 Despedidas

 Cambio de hora

Lunes, 28 de marzo

Valle de Esteban

-Con andar solitario no hay lugar al que vaya
Ronsard

domingo, 27 de marzo de 2016

Cruyff y el Madrid




Hughes
Abc

A la muerte de Cruyff, el Madrid sacó un comunicado que firmó directamente el presidente. Me resultó curioso; también el contenido. “Extraordinario jugador”. Sí, ¿pero y el entrenador? Porque Cruyff fue un jugador extraordinario, de los dos o tres mejores de su década, y uno de los diez mejores de todos los tiempos. Sin discusión. Pero es que fue, además, la condición superlativa de eso que, graciosamente, se llama “hombre de fútbol”.

Como Di Stéfano, cuando hablaba de fútbol rozaba extremos de absoluta genialidad. Una elocuencia cómica, que Sámano recordó el otro día, resumida, en el “gallina de piel” (genio, también, en el lapsus, del derecho y del revés).

Pero volvamos a la nota del Madrid. ¿Y el entrenador?
Se ha dicho, lo repite Quintano, que Bernabéu rechazó a Cruyff por la cara, por una impresión. Intuición presidencial. No le gustaba su jeta. Fue un error mayúsculo. Pero no sólo. Eso dejaba dos lecciones. La primera era el presidencialismo del Madrid, absoluto. La segunda marcaba una diferencia no pequeña entre el Barcelona y el Madrid. El Barça fue, desde la apertura del mercado futbolístico tras la autarquía ibérica, un coleccionista de joyas del extranjero, un olfato fino, un club más abierto. Su poder económico no era menor (desmintiendo tanto mito del maltrato: y si no, miren la historia patrimonial y lo de los estadios), pero además fichó desde entonces con mayor criterio y novedad, con los ojos más abiertos a lo que pasaba fuera.

Eso pasó así hasta la llegada al Madrid de Florentino, que lo equilibró. El Barcelona fichó los mejores del extranjero. Schuster, Maradona, pero luego Laudrup, y la ristra interminable de genios brasileños.

El Madrid miraba el mercado interior. El que triunfaba dentro. El Hugo, el Zamorano
Es algo conocido, mejor no seguir.

Cruyff, pese al sentimental 0-5 en el Bernabéu, si marcó diferencias como jugador en nuestra liga fue en ese sentido: en el de definir el mejor gusto, el mayor poderío económico y el mayor aperturismo del Barça, mientras que el Madrid, muy presidencialista, era también muy castizo y algo más conservador en los fichajes.

El Barcelona miró a Holanda, y el Madrid definió un gusto germánico. Podríamos seguir hablando de la nota germanófila del aficionado blanco (oh, qué increíbles leyendas le contaban a uno sobre Stielike…), pero vayamos yendo al grano.

El entrenador, la cuestión del Cruyff entrenador. Si Cruyff jugador fue un error de Bernabéu, el Cruyff entrenador fue el gran acierto de Núñez, y el error sostenido, repetido, histórico del madridismo.

Ese Barça que ficha a Cruyff estaba en las últimas de Filipinas. Sin sentido de juego, a décadas de distancia en el palmarés, resumido en los entrenamientos vespertinos de Menotti, en la incomprensión de Venables (como el Athletic, no pudo sustraerse a la tentación del entrenador británico), o en Aragonés manteniendo un código personal y deportivo en la crisis del nuñismo.
Así fue. El nuñismo, que había organizado la entidad, acertó al final con Cruyff. El prestigio de Johan fue lo que le salvó, sin embargo, porque otro quizás no hubiese aguantado las dos primeras temporadas.

La Quinta del Buitre llegana a su techo, y luego, blindada contractualmente, decaería lánguidamente. Y en ese cambio de agujas, estalla su Barcelona. El Madrid pierde el norte, el club entra en crisis absoluta. Se apuesta por Maradonas adriáticos o de los Cárpatos, estrellas del mercado más barato, por Hagis o por Prosineckis. Dieces que no consiguen nada. Estrellas con otro lenguaje conviviendo con el fantasma de la Quinta. Algo heterogéneo, que no funcionaba. Quizás lo mejor de esa época, del 90 al 94 fuera Fernando Hierro. En ese punto, fue importante Valdano, pero antes de Valdano, año 94, llegó el histórico bofetón del Barcelona.

Ese Barça de Cruyff fue el equipo que más me ha asombrado. Sí, la Holanda de Van Basten, o el Milan de Sacchi. O incluso el invencible de Capello. El Ajax de Van Gaal, o los posteriores Barcelonas… Pero ese equipo fue muy especial. Fue lo que no habíamos visto. Si, estaba Michels, pero no lo habiamos visto desarrollado tan cerca, a un nivel tan alto y de modo tan devastador y fascinante.

Era un equipo que la tenía, pero que además jugaba en largo. En corto y en largo, rápido y lento. Algo asombroso. Una defensa de tres, los pases de Koeman, que establecían una relación directa con los extremos. El juego muy abierto por bandas, la posición de Bakero, de espaldas, sin regatear, sólo como un punto e apoyo. No comprendíamo ese fútbol. ¡Bakero no regatea! ¡Guardiola no sabe hacer casi nada! Y sin embargo era una maravilla verlo. Sufrirlo.
 
No es casualidad que Cruyff eligiera a Pep Guardiola en el once de todos los tiempos (junto con Charlton, Di Stéfano, Garrincha, Maradona y Pelé). La velocidad de Guardiola estaba en otro sitio. Salía al campo saltando. No había que pisar del todo el césped. Pep era un metrónomo, un metrónomo vivo sobre el piano brillante de ese Barcelona.
 
Flipábamos con la posición del extremo, que lograba el aclarado del baloncesto. El uno contra uno. Revolucionaba, le daba un punto más al maravilloso juego por las bandas del Madrid, de Gordillo y Míchel. Esto era aún mejor.
 
Y luego estaba la inteligencia de Beguiristain, o los pases al hueco de Laudrup. Los espacios se abrían mágicamente. De nuevo: era superar la mágica pared de Butragueño y Míchel. Ellos lograban un espacio de otro modo. Ahora lo vemos y ya parece fútbol antiguo. Lo moderno, lo actual, empieza con ese Barcelona. Es revelador, define el ritmo que tomó el Madrid, que le comprara a Milla en cuanto salió. El Madrid compró a Milla y Cruyff sonrió: tengo a Guardiola. ¿Algún madridista podrá olvidar el terror que sintió cuando apareció De la Peña, que parecía una síntesis de Guardiola y Laudrup?

Ese Barcelona ganó con suerte. Con suerte y algo más en Tenerife, con suerte y crueldad ante el Dépor. Pero era justo campeón. Eso le dio mayor lucimiento y dramatismo, euforia a ese Barcelona, un efecto pirotécnico al final. Era un equipo asociado a la Barcelona transformada de la Olimpiada. Un equipo de vacas gordas. De una época delirante, apasionante. No era un equipo invencible. El Milan machacó a ese Barça en Atenas de un modo asambroso. Zubizarreta perseguía el balón de Savicevic como si cazara moscas. Fue el final.

Se producen ahí simetrías estupendas. El Madrid ficha a Valdano. En Madrid se desarrolla el discurso del “buen juego”, incipiente, mediático. El verbo de Valdano suena. Y el argentino ficha a Redondo, que había que explicarlo en el Bernabéu, que llegó a pitarle, y a un Laudrup viejo, y le devuelve a Cruyff el 5-0. Y Cruyff se va. Atenas y el 5-0. Y fichajes absurdos. Es el final.
 
Pero igual que el Madrid, tras su otro 5-0 (la historia del fútbol gira a manitas, a sopapos) quedó grogui y persiguiendo el “modelo milanista”, el modelo milanello, y por ahí llega Floro, el Barcelona no pierde el sitio, lo pierde muy poco tiempo. Seguirá después con una línea conocida. Las estrellas las tenía. Fichar a Ronaldo le sale natural. Tiene el gusto abierto y el dinero. “El dinero no está para tenerlo en el banco”. El Madrid tenía menos de las dos. Pero ya tiene modelo, estilo, en fin, esas palabras de las que se abusa. Llegan jugadores del filial que juegan parecido, y el Barça se queda con la pelota. Ya será suya, y hasta hoy.

Y por eso el olvido del “entrenador” en esa nota de Florentino es tan extraordinario. ¿Lapsus? ¿El subconsciente? ¿Omisión de lo que no queremos reconocer? Cruyff metió al Barcelona en el curso de la historia. Del que la hace. Y le dio sentido, un norte. Las estrellas las tenía, le faltaba lo otro. Era antimadridismo y cracks. Fobia, paranoia y genios. Obtuvo con Cruyff lo otro. Y llegó a trasplantar Holanda con Van Gaal, que, generoso, le dejó un Xavi, un Puyol. Florentino, que quería ser Bernabéu, le dio al Madrid estrellas, resonancia exterior, pero nada, absolutamente de lo otro. Es más, se disolvió el sentido colectivo, el casticismo y el germanismo, Stielike y los sobacos sudoríparos de Camacho. Así, el hombre que inventó el “perfil bajo” en el banquillo juzga y canta y llora a Cruyff. Ironías del “fúrbol”.
 
El Madrid, con perfiles bajos; y el Barcelona con reverberaciones del perfil único de Cruyff, que fue la redimensión del entrenador. El entrenador lo es todo. No es un señor acogotado y con la camisa planchada que se sienta en el banquillo, es otra cosa. Es un general moderno, mezclad de diseñador, es un publicista y un político, es un hechicero y un charlatán, es un geómetra y un filósofo de sobre de azúcar.

Por eso es asombroso que Florentino evalúe a Cruyff. Porque esta dibujando el perfil de todo lo que no tiene el Madrid, y que no tiene desde que La Quinta, pura generación espontánea, los 80, más sociología que método, subió en ese globo conmemorativo de las 25 ligas. ¿Recuerdan esa fiesta? 1990. 25 ligas. Y un globo, ¿era un globo? En el centro del Bernabéu. Pues con ese globo se fue la primacía, y se la quedó el Barcelona de Cruyff.

Cruyff era irritante. Una semana antes de visitar cualquier campo, la prensa barcelonesa tocaba a la estrella local. Bruins Slot sacaba la manita, a Koeman le tuvo que poner en su sitio Luis Aragonés (“Cintura como la rueda de un camión”). Pero algo tenia. Con su gabardina, con la compañía de Rexach, que, qué maravilloso era ese Rexach, como un mediterráneo perfecto, hedonista, bien humorado, le daba proporción a todo, y matizaba la genialidad cosmopolita del otro (la genialidad siempre lo es, supongo), con un toque local que era perfecto. Rexach era el cruyffismo hecho hombre, explicado al catalán, hecho catalán disfrutón, encarnado un poco en el simpático Charly. Era un equipo fulgurante, novedoso, ganador y además lleno de humor. Y para mi no estaba en Romario, estuvo en Koeman y en Guardiola, en la circulación del balón y en los extremos, y en la velocidad distinta, desconocida, que alcanzaba la pelota. En fin, no aburriré más con ese recuerdo.
 
Vayamos a la cuestión final. “Una de esas personas que merecen no morir”, dijo hace un rato Florentino, caballeroso, al desplazarse a Barcelona (curioso status ese, por cierto, el de personas que alcanzasen la inmortalidad, como héroes. Florentino piensa en un mundo poblado de semidioses efectivamente inmortales, seres superiores que trascendiesen el tiempo, dotados, por sus hazañas, de la condición eterna del héroe. ¡Hablaba de una inmortalidad real! ¡Cuánto de eso ha tenido su Madrid helenizado, kitsch, con su delantera de semidioses! Cruyff, lacónicamente, lo dijo de otro modo: “Ya soy, probablemente, inmortal”).

Cruyff es el responsable de todo. Pero no sólo. Hay algo en Barcelona que supo entenderlo y respetarlo. El catalanismo ful de Laporta, al final retoma a Cruyff y asume el floretinismo birlándole a Ronaldinho. El catalanismo futbolero hace suyo a Cruyff, lo hace carne de escritura, corpus político, folosofía de salones y restaurantes. Cultura menor. Todos los maravillosos excesos que conocemos.

¿Y Madrid? No es solo Cruyff. El Madrid ficha a Valdano, que le devuelve el 5-0, y dura unos meses. Y después vinieron los tumbos. Mano dura, mano blanda. Entre los Moloowny y los Manu Militari. Una prensa que prohibe a Capello, pero que tampoco pide la genetización de los Iniestas. No a todos los Benítez, pero tampoco sí a los Guardiola. ¿Qué queda? El diálogo imposible y aburridísimo entre el florentinismo y las Viejas Glorias (de Del Bosque a Casillas). Florentino llega en su Segundo Advenimiento. Y llega con Valdano y Pellegrini. Y ficha a Alonso y Granero, peor vende a los holandeses. Y el equipo queda con dos mediocentros y a lo mejor tres interiores. No puebla el mediocampo. No le roba el balón al Barcelona.

¿Por qué no copiar? ¿Por qué no imitar? En Madrid manda la filosofía de la ejemplaridad. Es como la regla socialdemócrata común en el mundo laico de derecha aburrida e izquierda conocida. La ejemplaridad. ¡Pero eso es imitación! La imitatio como institución. ¿Por qué el Madrid no le hace el mejor homenaje posible a esa figura “efectivamente” inmortal e imita a Cruyff? ¿Por qué no se atreve a un fútbol radical, hermoso, rápido, distinto? ¿A una armonía que junte lo individual y lo colectivo, a Romario con el equipo. ¿Por qué, si al final la Liga no se va a ganar, no se pierde hermosamente? ¿Por qué se dice sí a lo bonito pequeño, a la virguería del futbolista, pero no a lo bonito con mayúsculas de ese fútbol? ¿Por qué los cracks y no la aspiración del fútbol total? ¿Por qué no se supera ese fútbol indvidualizado, de superhéroes descoordinados, y se intenta, por una vez, la orquestación, es decir, por qué solistas sin afinación, en lugar de orquesta y figura?
 
Un efecto de Cruyff, el mayor, atroz, fue hacer que el Madrid, refunfuñado, enfadado, contrariado, se alejara de lo bueno, de lo hermoso, de lo mejor, de lo que es sencillamente mejor, sólo porque era de Cruyff y era del Barcelona. Y se quiso hacer milanista, e italiano después de Catenaccio, y se quiso luego suramericano, apaisado, lento, o fulgurante en las contras con Mourinho, como un Atleti a estas alturas, pero nunca lo que tenía que hacer. “Buscamos la excelencia”. Falso. El Madrid huyó de ella porque estaba ocupada, y era del rival.
 
El homenaje sería copiar a Cruyff. Quitárselo al Barça. Primero, porque no es suyo, es universal. Existió antes, lo tuvo Holanda. Y porque además lo hacen todos. Selecciones y clubes, que lo imitan.
En los 80, antes de Cruyff, el Madrid, con la Quinta, tuvo a Bennhakker, discípulo y amigo de Michels, y no era un genio, tulipán menor. Pero ya hubo una semilla, un antecedente estimable de fútbol similar. ¿Por qué no iimitarlo con la humildad de un filial?

Para el Bernabéu no vale Benítez, pero no puede un Guardiola. ¿A qué sucedáneo está condenado?
El Madrid, por no mirar a Cruyff, ha sido todo menos lo mejor, y ha perdido también sus señas de pundonor garcía, de germanismo, de constancia algo roma. Del mejor fútbol ibérico, castizo, que ya no tiene sentido después de la España campeona de todo.

Si hasta Del Bosque, que era un Molowny castellano, se subió al Babieca del toque.
Pero el Madrid no. Ahí sigue. En la espectacularidad de las estrellas (Florentinismo puro). El Barcelona completó su “identidad”. Se hizo redondo, completo. Eso se lo dio Cruyff. Y el Madrid, sin embargo, perdió la suya. Convertido en la interpretación personalista, florentinista, de los 50.
Por eso, cuando el presidente del Madrid homenajea a Cruyff, yo no sé si sabe bien que podría haber un homenaje mucho mejor. Para el propio genio, para él mismo, y desde luego, para su club.

Domingo, 27 de marzo

Valle de Esteban

Domingo de Resurrección

"Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto"

DOMINGO, 27 DE MARZO
 
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

Juan 20,1-9

sábado, 26 de marzo de 2016

Judas


 Ficha policial de Yuri Dombrovski

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    En Europa, la traición decimonónica era cuestión de fechas. Hoy es una cuestión de gustos. Una vez generalizada, la traición (a los principios, a las lealtades, a las promesas) es de buen tono: una virtud social. ¡El virtuosismo de la traición!

    Si tuviéramos que marcarnos un “je suis” con los personajes de la Pasión, el elegido por los tuiteros ya no sería Barrabás, sino Judas, tesorero y... “uno de los nuestros”.
    
Todo hombres es abyección, dijo Gógol, es verdad. ¡Así es! –pone Dombrovski en boca de su Kornílov.

    Jesús era precavido en grado sumo: “Aunque todo el mundo se daba cuenta de que lo negaba todo (al emperador, el poder del emperador, los dioses del emperador, la moral del emperador) era imposible pillarlo en falta”.

    –Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Pero, claro, con sus discípulos, con los más íntimos, también hablaba d la tierra de otro modo. Para conocer estos discursos tenía que haber dos al menos. No había ministerio público, y sin testigos era imposible acusar y llevar a juicio. El que pillaba al criminal en flagrante delito lo conducía ante la justicia, convirtiéndose en acusador y demandante. Fue el papel de Judas, por treinta monedas. Pero ese escenario (lugar deshabitado, noche cerrada) requiere de otro testigo: uno que asiste, que no desenmascara, que no guía a los soldados. Presencia la escena en silencio y luego declara en el juicio. Una figura así constaba en el expediente de Cristo, pero sólo apareció una vez, en la audiencia ante el Sanedrín. Lo escucharon y luego lo dejaron irse. Por eso no sabemos quién era. Pero era muy próximo a Cristo, tan próximo que cuando lo arrestaron y lo condujeron al juicio orquestado iba junto con los demás y derramaba lágrimas. Uno puede imaginarse los sentimientos que invadieron a Cristo cuando lo vio allí y se puso a hablar. Pero el misterio se quedó detrás de esas puertas cerradas. Cristo no se lo reveló a sus discípulos.

    Tampoco Judas quiso desvelar el nombre.

Sábado, 26 de marzo

Valle de Esteban

Sábado de Gloria

viernes, 25 de marzo de 2016

Madiba cazador

@mavallecillo
Os dejo esto aquí para que insultéis a vuestro antojo a Nelson Mandela. De nada.

Pilato



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Poncio Pilato, gobernador de Roma en Judea, es el personaje oscuro de la Pasión, “pues aún hoy no se sabe qué sentía él por Cristo”.

    –¿Y su Cristo no veía a quién reclutaba como mártires? –pregunta Kornílov al padre Andréi en “La facultad de las cosas inútiles”–. Pedro renegó de él. Tomás dudó. Y Judas lo traicionó. Tres de doce: el 25 por 100 de producto defectuoso. Cualquier jefe de personal sería destituido por esta selección… ¿Y dónde meterá a Pilato? ¿El juez que se lava las manos? Que condenó a muerte, pero que no tiene la culpa. Porque si el pueblo grita “que lo crucifiquen, que lo crucifiquen”, ¿qué otra cosa puede hacer el juez? Él no quería, pero se sometió a la voluntad del pueblo. Ah, ¡vaya circunstancia atenuante!
    
¡El poder terrenal es complejo, sofisticado! El espiritual es mucho más sencillo. Desde este punto de vista, en la historia de Cristo, todo es muy sencillo. No les gustaba Cristo, fue arrestado, juzgado, condenado y ejecutado. Asunto resuelto. Aunque faltó poco para que se fuera todo al garete. Pilato procedía de una rica familia samnita. Los samnitas eran aliados, no romanos. Tenían emblemas diferentes: los romanos, la loba; los samnitas, el toro. Un nuevo rico, un arribista. Sejano lo nombró procónsul en Judea por su odio a los judíos. En Judea nunca fue conocido un tirano como él. Pero, aun así, no quería condenar a Cristo. ¿Por qué? Aquí empieza la confusión. Pilato acabó mal. Unos dicen que fue obligado a suicidarse durante el reinado de Calígula. Otros, que fue ejecutado por orden de Nerón. Y hay quienes afirman que, exiliado en Suiza, se ahogó en el lago de Lucerna. En los Alpes hay una montaña que se llama Pilato. El Viernes Santo –el día del juicio– apareció allí una sombra enorme y todo el mundo se lavó las manos… Lo único que Jesús quiso destruir y en efecto destruyó todo el tiempo fue a las autoridades… Pilato, “homo novus”. Se rindió, se lavó las manos y lo condeno. Como usted y como yo.

Córdoba. Con el Cristo de los Toreros

 El Caído por la puerta del Rincón

 Acompañando a El Caído, Cristo de los toreros, Enrique Ponce,
 puntual cada Jueves Santo

 El Nazareno

 De peineta y mantilla tras el Nazareno

Cristo de Gracia, “El Esparraguero”, visto desde calleja secreta

F.J.G.I.

Viernes, 25 de marzo

Valle de Esteban

-Toute victoire de Rome est une victoire de la raison.
Renan

No me mueve, mi Dios, para quererte



No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

jueves, 24 de marzo de 2016

Jueves Santo en Sevilla



   Jean Palette-Cazajus

Esta mañana las calles de Sevilla estuvieron llenas de turbadoras y clásicas morenas y también de otras tan turbadoras y menos clásicas -¡Ay, quién dirá el misterio becqueriano de la rubia hispalense!-. Todas ellas ensoberbecidas por la altiva peineta, cubiertas con la negra mantilla, la de blonda o la de tipo Chantilly.

La mañana de Jueves Santo ofrece en Sevilla el más tórrido espectáculo erótico que conozcan los tiempos. Un erotismo católico, un erotismo barroco, un erotismo postridentino, un erotismo buñueliano, un erotismo del pecado y de la expiación.

Año tras año ABC de Sevilla frunce el ceño, dictamina normas, excomulga vertiginosas faldas de tubo, mareantes minifaldas. Año tras año las severas admoniciones no surten, gracias a Dios, el más mínimo efecto...
 
..Pero, a estas horas, Sevilla se está preparando para la “Madrugá”. Yo soy un ateo tan natural que no necesito adjetivarme como “convencido”. Sé como todo el mundo que en demasiadas ocasiones el nombre de Cristo sirvió históricamente para atribular a bastantes seres humanos.

Tampoco olvido la extraordinaria obra de René Girard, muerto hace pocos meses, casi toda ella dedicada a la extraordinaria revolución antropológica y ética protagonizada por el Cristianismo. El asesinato de la víctima emisaria quedó sustituido por el sacrificio propio y redentor.

Es decir que el Otro deja de ser el enemigo para convertirse en el Prójimo. El Cristo de las Escrituras no es prosélito, sólo sacrificial.

A la hora en que escribo, sobre su grandioso paso de plata, entre cuatro faroles solemnes, saliendo está Jesús de la Pasión de la bellísima Iglesia del Salvador, La sobrecogedora talla de Martínez  Montañés caminará agónica y dolorosa por las hermosas calles atestadas de una humanidad pacífica, serena y compasiva.

Antes de morir exclamará: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lucas 23,34)