Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Desalojada del materialismo histórico por la realidad, la izquierda se agarra a la ficción de la memoria histórica, en virtud de la cual por el mar corren las liebres y por el monte las sardinas.
En España esa ficción es un gran negocio cultural, donde figuras de la comunicación se disputan el papel de viuda de Mao. Hay hasta un humorista relativamente joven, Manuel Jabois, que la defiende invocando “la razón higiénica”, que es lo que tiene hacer historia con lo que en la barra cuenta Paul Preston (¡el gracioso es Paul Merton!).
Para que la gente se lavase, Mahoma habló de religión, no de higiene, concepto fascistón que va de la guerra como higiene del mundo a la censura como higiene de la democracia. Jabois quiere limpiar hasta el “Arriba España” que, según él, ABC censuró (“algo malo tendrá”) a Utrera Molina, cosa que nadie, ni siquiera el autor, sabía.
Entre los cuarenta años de franquismo limpiando España de antifranquistas y otros cuarenta de antifranquismo limpiándola de franquistas, al final aquí sólo sabremos del mundo por lo que cuente “El País”, y en primera edición, pues en segunda al propio Jabois le censuraron (“algo malo tendría”) el nombre de “Pedro J. Ramírez”, oh, duendes higienistas de la imprenta.
Cuenta Revel que en el 80 Cebrián le pidió una carta de apoyo para un juicio, y entonces Revel le preguntó por qué “El País” fue el único periódico de Europa que no publicó “el caso Marchais” (documento de “L’Express” que demostraba que el jefe de los comunistas franceses había ido en el 42 y 43 como trabajador vo-lun-ta-rio a la Alemania nazi, y no deportado, tal como él había pretendido siempre). Cebrián, “nada incómodo”, le respondió:
–Sí, ya sé. Es lamentable. Pero el jefe de Internacional estaba de viaje y su adjunto es comunista y silenció el asunto.
Aplicado el higienismo al Madrid, del que Jabois es rapsoda, nos quedarían Valdano, Del Bosque… y Dubovsky, como autor del primer gol que recuerda Errejón.