Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Anoche, huyendo del Madrid de Carmena Bananas (homenaje a Woody Allen) a 70 kilómetros por hora en un auto con matrícula par por delante y non por detrás, acabé en el mejor chino del mundo, que está en Usera, donde las galletitas de la suerte ofrecen el mejor análisis político del problema (frivolidad y corrupción) de España con la sedición catalana:
–Si las designaciones son justas, el orden reina; si son equívocas, reina el desorden. El que confunde las designaciones corrompe el lenguaje. Las cosas prohibidas sustituyen entonces a las permitidas. La inexactitud toma el lugar de la exactitud y lo falso ocupa el sitio de lo verdadero. Allí donde reina el desorden es que las designaciones de las leyes no están en su debido punto. El príncipe del Tsi, espíritu confuso, podía servirse de la expresión “shi”, pero no sabía con certeza lo que esta expresión significaba.
Los príncipes del Tsi son los jefes de los partidos llamando a la sedición catalana “golpe contra la democracia”, ese fetiche europeo, como si la forma de gobierno (la democracia es una más) tuviera importancia al lado de la unidad de España, base para la supervivencia de la nación. Y pajes de los príncipes del Tsi son los tertulianos que, con eso y la mala literatura del tejerazo, hacen una “almóndiga” (por hablar como manda esta Academia de cuota sindical) y diccn “golpe al Estado democrático”, confundiendo (espíritu “shi”) Estado con Gobierno.
Otra galleta, con leche de tigre del “Lun-Yu”:
–El hombre noble escoge sus designaciones de tal modo que puedan ser empleadas sin equívoco en el discurso, y compone sus discursos de tal suerte que puedan, sin equívoco, transformarse en acto.
Así se explica que el Consejo de Estado, en su carta atenagórica al Gobierno, venga a decir, a lo Del Bosque, que, contra la sedición, proporción, cosa que no se hace con ningún cliente pobre del Código Penal. ¡Como si en La Moncloa viviera Gengis Kan!
¿Qué matrícula toca hoy?