Ignacio Ruiz Quintano
Abc
El 12 de Octubre ha destapado el Siglo de Oro con que vuelve a bendecir al mundo la Crania Ibérica, con sus Colaus, Garzones, Toledos, Carmenas, Kichis, Zapatas, Koalas y Bardenes.
La cena de “Viridiana” es el roscón de la Lomana, al lado de esta Ilustración carpetovetónica que “mea”, “caga” y “llora” sobre el Descubrimiento de América con una fanfarronería socialdemócrata grata a los españoles.
La cómica Colau prohíbe en Barcelona un retrato de Morante disfrazado de Dalí (“por atentar contra los derechos de los animales”), pero las risas siguen siendo para el cabo Piris que en el Cáceres del 75 obligó a la librera Charete a retirar del escaparate una litografía de la Maja Desnuda (“por atentar contra los derechos de los niños”).
El humorista Zapata, un torrebruno del Holocausto, concejalea un distrito madrileño cuyas “fiestas populares” consisten en una “gymkana para niños” llamada “Atrapa al banquero”, más charlas “sobre la represión del Estado español” y “sobre la criminalización de la protesta social” para aquellos que no pudieran huir al campo con Platero, como hacía Juan Ramón en los días en que el pueblo se llenaba de fiesta municipal.
El tufillo antirreligioso de estas espiritualidades se debe a que la religión es azufre para la demagogia, y los demagogos lo saben.
En 1965, la Asociación de Belenistas de Madrid distinguió con el premio Cruzados de la Fe a la Sastrería Carmena, cuya hija, alcaldesa de la capital de España por la gracia de un almanaquegothista (un ilustre Pdr Snchz con ambiciones de prócer), no instalará belén en la plaza de Felipe II, al lado, ay, de la de Dalí, cuya placa también desaparecerá… “por atentar contra los derechos de los animales”, y nunca mejor dicho.
La degradación y el rencor produjeron la novela picaresca. Esas mismas podres son hoy el origen de una corriente ilustrada que en la Educación para la Ciudadanía del rétor Marina se estudiará como nuestro verdadero Siglo de Oro.