Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Mientras la partidocracia veranea, la democracia popular combate el paro con lo que más a mano tiene y mejor conoce, la familia: en Barcelona, el novio de Colau, y en Madrid, la sobrina, que es sobrino, de Carmena.
¡El Ama y la Sobrina!
España. El Pueblo.
A Carmena ya le deben los españoles dos cosas: las “libertáes”… y un sobrino.
Paso a don Luis Cueto Álvarez de Sotomayor, virgen del roce plebeyo de la urna, titular del sobrinazgo municipal de Cibeles y del sobrinazgo ferial en el Campo de las Naciones.
Nada que ver, este don Luis Cueto Álvarez de Sotomayor, con la “sobrina pobre” de Pemán:
–“Ésta” es la hija de la tía Amalia. Está con nosotros desde que se quedó huérfana. Es un pájaro que alegra la casa.
Don Luis Cueto Álvarez de Sotomayor no ha llegado aquí por huérfano ni porque alegre la casa, sino porque, de creer a Juaristi, manda un huevo. Manda tanto, que ya sólo le falta que, siguiendo las instrucciones de Colombine (la escritora cuya prosa está garantizada por el Estado), su tía Carmena lo nombre Lunacharski del Café Comercial.
–La conquista del poder no tendría sentido si no hiciéramos felices a los hombres –dijo Lunacharski, y Lenin lo colocó al frente de su Kulturkampf, el Comisariado de la Cultura, con la gran familia leninista carmenitanamente distribuida en direcciones generales: la señora (Krupskaia) y la hermana (Bouch-Bruevich) de Lenin, la señora (Trotskaia) de Trotski… ¡Los Sotomayor de la Revolución!
La abuela Carmena se ha deshecho incluso de su errata, Carmona, sustituido por la señora Causapié (digo Causapié y digo Edipo, el que conoce la respuesta del enigma de los pies).
–El Estado es una central hidroeléctrica. Se toma al ciudadano de la faz macilenta, se le pone en contacto con la red del Estado, y ya está. Un simple enchufillo, y no hace falta más para que el cadáver vuelva a la vida, despojándose con desdén de su haraposo sudario.
¡Cómo no van a querer quitarle a Camba su calle!