Ignacio Ruiz Quintano
Abc
En las “Fantasías mexicanas” de Julio Torri (nada que ver con las de Gonzalón en casa de Slim), dos carrozas se encuentran en angosto callejón (pongan ustedes el madrileño Callejón del Gato) y ninguna retrocede.
–¡Paso al noble señor don Luis Cueto Álvarez de Sotomayor, Gran Sobrino de Cibeles y Campo de las Naciones!…
–¡Paso a don Agustín de Tal, Marqués de Cuál, cuyos antepasados guerrearon…!
–¡Por bisabuelo me lo hube a don Manuel Ponce de León, el que sacó de la leonera el guante de doña Manuela!
–¡Mi tatarabuelo Garcilaso de la Vega rescató el Ave María del moro que la llevaba atada a la cola de su bridón!
Tres días con sus noches, dice Torri, se sucedieron, hasta que mandó el virrey que retrocedieran las carrozas al mismo tiempo. Etcétera.
Porque, desde afuera, este Madrid “municipal y espeso” (el Madrid de Zapata, humorista del Holocausto, y Morodo, estrella del “reggae” antisemita de Benicasim) se ve como un Quijote mexicano, con el Gran Sobrino haciendo de Quijano, y de Sancho, Sánchez, el concejal que parece el doble del Koala (“Voy asé un corrá”) y que ha sido destinado a Hacienda por haber refutado a Adam Smith en un tuit (“los ahorros de la sociedad no deben estar en manos privadas ni ser gestionados por ellas”), como al Ché, por su boina, lo hicieron, primero, presidente del Banco Nacional de Cuba (¡ríndete, Hamilton!), y luego, ministro de Industria, donde intercambiaba con Nikita Jruschov azúcar por máquinas quitanieves.
Y mientras don Luis Cueto Álvarez de Sotomayor discute de pasos en el Callejón del Gato, su Sanchoché ya anda con una “auditoría de la ciudadanía” (el sindicalismo vertical) para una declaración de Deuda Ilegítima y un “simpa” municipal. Del no pasarán al no pagaremos, aunque pasaron (Celia Gámez) y pagaremos (Alexis Tsipras).
¡Los comunistas hablando de legitimidades!
En fin, lo de la legítima/ilegítima de las comedias de enredo del franquismo, pero con la deuda en lugar de con la esposa.