LOS TOROS VISTOS POR EL QUE PAGA
Brindis de Julián a Madrid en su comparecencia isidril
Franco dio la orden de concluir la construcción de Nuevos Ministerios un día que en ABC
publicó Mingote la viñeta del guarda de la obra con el siguiente bocadillo: "Lo que más me gusta
de este puesto es que es un trabajo para toda la vida".
Como lo de Julián en Beneficencia y lo de Casillas en la portería del Madrid
Franco dio la orden de concluir la construcción de Nuevos Ministerios un día que en ABC
publicó Mingote la viñeta del guarda de la obra con el siguiente bocadillo: "Lo que más me gusta
de este puesto es que es un trabajo para toda la vida".
Como lo de Julián en Beneficencia y lo de Casillas en la portería del Madrid
José Ramón Márquez
El martes 2 de junio, a las diez y cinco de la noche en la esquina de las calles de Alcalá y de los Mártires Concepcionistas, profeticé a los aficionados Ricardo Sánchez Montero y Juan Palette Cazajus que mi expectativa para la corrida del día siguiente, corrida de Beneficencia, era la de los dos matadores a hombros por la Puerta Grande, delirio colectivo y enfado de la afición más enfadable; eso iba argumentado sobre diversas bases e indicios que ahora serían prolijos de explicar.
A estas horas, ya acabada la corrida de marras, tras el fracaso sin paliativos de los toros y de los toreros, me reafirmo en mi ya proverbial ausencia de condiciones como profeta, que en el 92 me llevaron a augurar nulo éxito al Ave, así como otras cuántas que no pongo aquí por no aburrir.
De lo del Ave ni hablaremos, pues a uno, fascinado por la cosa de la aviación, lo de la Renfe le sonaba a andén con unos militares sin graduación de permiso retornando a Villafranca del Bierzo y a esas monjas que antes siempre había en las estaciones de ferrocarril. Lo de los toros es ya otra cosa, porque las noticias que iban llegando alrededor de la Corrida de Beneficencia de 2015 podían hacer concebir la idea de que el gran enjuague para que Julián de San Blas tuviese su ansiada segunda salida a hombros de Madrid se sustanciaba en esta tarde, corrida apalabrada alrededor de las Navidades, mano a mano para tener tres toros por coleta, ganadería “de garantía” analizada por los veedores de Julián con celo propio del Tribunal de Cuentas del Reino, público fiestero, anticipo televisivo y caritativo, huida en masa de muchos abonados… Sobre el papel creo que fuimos muchos los que apostábamos porque esta era la tarde de Julián y creo, sinceramente, que es difícil que tenga otra tan a propósito, lo cual no quiere decir que ya sea imposible para él conseguir su sueño de esa segunda salida a hombros, que visto lo visto uno no quiere dejar escrita ya ni media profecía más.
Para su particular Beneficencia, luego transmutada en Vía Crucis, Julián eligió torear los toros del ganadero de Guadalix de la Sierra don Victoriano del Río y Cortés, los productos agropecuarios de Medianillos Ganadera S. L., que lo mismo son del Río que son Cortés, y para que se vea que el ganadero no hace distingos entre ellos envió cinco del Río y un Cortés, que si llega a mandar cinco Cortés y uno del Río hubiese sido exactamente todo igual. Llama la atención la diferencia entre los Medianillos Ganadera estos de hoy y los que echó el pasado día 28, que aquellos sacaron más genio y algo más que estos de hoy tan mansos, tan descastados, tan sosos, tan inanes. El día 28 soltó una máquina de embestir llamada Vampirito, número 78, que es lo que hoy hubiesen necesitado Julián o Perera para liarla a su manera. Muchos, al ver en la ficha de la corrida el nombre de Beato, número 83, pensaron en el Beato, número 46, de la triunfal despedida de Paco Esplá, y al ver que los hados del sorteo se lo habían asignado a Julián comenzaron a elaborar teorías conspirativas sobre la elección julianesca de los toros bajo pedido. Luego el Beato 2015 no tenía nada que ver con el Beato 2009, aunque a lo mejor lo que cantaba la diferencia entre ambos era los modos del torero que estaba frente a él.
La cosa es que los Medianillos Ganadera de Beneficencia estuvieron en un tono bastante menos interesante que los de la Feria, moviéndose estos de hoy en torno al denominador común del descaste y la mansedumbre. Parece que los toros que sirven para triunfar, los ansiados por las “figuras”, también petardean lo suyo, que eso no es competencia exclusiva de las corridas menos comerciales, como nos cuentan por ahí de manera tan interesada. Otra cosa que difiere entre ambas corridas es la presentación, que es mucho más igualada y pareja en la de Feria, que osciló entre los 529 y 586 kilos, que en la de Beneficencia, que ha estado entre los 490 y los 660 kilos. Sobre este particular llamó hoy la atención al aficionado atento la bula que dispensó el popular Faustino del tendido 7 a estos toros paisanos suyos, por ejemplo a ese chiquitín primero, Distante, número 37, frente a lo digno que se puso el otro día a censurar la presencia de los de Pablo Romero, que se ve que Villamanrique de la Condesa le pilla muy lejos. Bueno, pues lo dicho: toros de pitones completamente funderos, catálogo de mansedumbres, descaste y sosería a mansalva en un ganado elegido ex profeso por los toreros en una de sus ganaderías fetiche, que estos no estaban en un trágala a jugársela a cara o cruz con una de Isaías y Tulio Vázquez, que estaban frente a lo que ellos, sus mentores, sus agentes, sus veedores y sus pitonisos habían elegido para ellos.
Posiblemente cuando Julián, a raíz de su cambio de apoderamiento, anunció que este año iba a hacer “un gesto” lo dijo en serio. Nadie ha visto tal gesto, ni siquiera una miserable mueca, y pensamos que el hombre debe andar preocupado de otros temas y se olvidó de su promesa. Por lo que nos toca, le recordamos que aún nos debe una de Miura en Sevilla. Vamos a decir primero lo bueno, que algo ha habido, y esto es que, por un momento, pareció que el torero venía motivado a adoptar unos modos más serios, más verticales, de más torería que los que usualmente gasta. Fue en el recibo de muleta a su segundo, que se salió andando con el toro hasta el tercio con oficio y soltura. Punto. Lo demás, la peste juliana que tan desgraciada siembra ha echado sobre el toreo en general, el cite encorvado y con el pico, el toreo lumbar en redondo, el telonazo y tente tieso, la descarga de la suerte. El anti toreo. En el segundo se puso hecho un pelmazo elaborando una de esas faenas ventajistas y kilométricas que por ahí le jalean como de mago que se inventó el toro, y menos mal que en Madrid aún quedan algunos cabales que le afearon sus modos, sus formas de destorear, su antiestética figura y lo pesado que se puso con un toro que no tenía ni media leche, que ya me hubiese gustado verle a ver cómo se inventaba el toro y lo poderoso que era con uno cualquiera de los de Ibán del otro día.
No cabe duda, y cada vez estamos más convencidos, de que Madrid es para Julián un puerto de primera categoría y que en Las Ventas el torero se achica, se viene abajo y no da pie con bola, como evidencia el hecho de que sus dos actuaciones en Madrid hayan sido sendos fiascos. Decir, como dirán, que fue hostigado por el 7 es una inexactitud palmaria y una negación de la afición de Madrid, lo que queda de ella, distribuida por la Plaza entera, entre la cual hay muchos que no están dispuestos a tragar con los modos espantosos, con las ventajas sin tasa y con el engaño que constantemente perpetra Julián por todas partes. En Madrid el peor enemigo de Julián es él mismo, que nadie se engañe.
Perera era la guinda del pastel, de este indigesto pastel. Salvo una vez que entró en quites y alegró al cansino cuarto toro con tafalleras y gaoneras, su labor estuvo marcada por una notoria apatía, acaso contagiada del ganado que se había traído. En sexto lugar salió uno de Montalvo, Juncal, número 102, que no desmereció en nada de los del Río y del de Cortés ante el que el extremeño se lió en un muleteo sin ton ni son.
Los más cálidos y sinceros aplausos de la tarde durante la corrida fueron para la parada de bueyes de don Florencio Fernández Castillo, cuando retiraron del ruedo a Brazalete, número 70, canijo y lesionado.
La buena noticia es que hoy no presidió don Javier Cano Seijo, que lo mismo ha presentado ya su dimisión por manifiesto incumplimiento de lo reglamentado en la ilegal vuelta al ruedo que decretó para el toro Jabatillo de los hermanos Lozano.
A estas horas, ya acabada la corrida de marras, tras el fracaso sin paliativos de los toros y de los toreros, me reafirmo en mi ya proverbial ausencia de condiciones como profeta, que en el 92 me llevaron a augurar nulo éxito al Ave, así como otras cuántas que no pongo aquí por no aburrir.
De lo del Ave ni hablaremos, pues a uno, fascinado por la cosa de la aviación, lo de la Renfe le sonaba a andén con unos militares sin graduación de permiso retornando a Villafranca del Bierzo y a esas monjas que antes siempre había en las estaciones de ferrocarril. Lo de los toros es ya otra cosa, porque las noticias que iban llegando alrededor de la Corrida de Beneficencia de 2015 podían hacer concebir la idea de que el gran enjuague para que Julián de San Blas tuviese su ansiada segunda salida a hombros de Madrid se sustanciaba en esta tarde, corrida apalabrada alrededor de las Navidades, mano a mano para tener tres toros por coleta, ganadería “de garantía” analizada por los veedores de Julián con celo propio del Tribunal de Cuentas del Reino, público fiestero, anticipo televisivo y caritativo, huida en masa de muchos abonados… Sobre el papel creo que fuimos muchos los que apostábamos porque esta era la tarde de Julián y creo, sinceramente, que es difícil que tenga otra tan a propósito, lo cual no quiere decir que ya sea imposible para él conseguir su sueño de esa segunda salida a hombros, que visto lo visto uno no quiere dejar escrita ya ni media profecía más.
Para su particular Beneficencia, luego transmutada en Vía Crucis, Julián eligió torear los toros del ganadero de Guadalix de la Sierra don Victoriano del Río y Cortés, los productos agropecuarios de Medianillos Ganadera S. L., que lo mismo son del Río que son Cortés, y para que se vea que el ganadero no hace distingos entre ellos envió cinco del Río y un Cortés, que si llega a mandar cinco Cortés y uno del Río hubiese sido exactamente todo igual. Llama la atención la diferencia entre los Medianillos Ganadera estos de hoy y los que echó el pasado día 28, que aquellos sacaron más genio y algo más que estos de hoy tan mansos, tan descastados, tan sosos, tan inanes. El día 28 soltó una máquina de embestir llamada Vampirito, número 78, que es lo que hoy hubiesen necesitado Julián o Perera para liarla a su manera. Muchos, al ver en la ficha de la corrida el nombre de Beato, número 83, pensaron en el Beato, número 46, de la triunfal despedida de Paco Esplá, y al ver que los hados del sorteo se lo habían asignado a Julián comenzaron a elaborar teorías conspirativas sobre la elección julianesca de los toros bajo pedido. Luego el Beato 2015 no tenía nada que ver con el Beato 2009, aunque a lo mejor lo que cantaba la diferencia entre ambos era los modos del torero que estaba frente a él.
La cosa es que los Medianillos Ganadera de Beneficencia estuvieron en un tono bastante menos interesante que los de la Feria, moviéndose estos de hoy en torno al denominador común del descaste y la mansedumbre. Parece que los toros que sirven para triunfar, los ansiados por las “figuras”, también petardean lo suyo, que eso no es competencia exclusiva de las corridas menos comerciales, como nos cuentan por ahí de manera tan interesada. Otra cosa que difiere entre ambas corridas es la presentación, que es mucho más igualada y pareja en la de Feria, que osciló entre los 529 y 586 kilos, que en la de Beneficencia, que ha estado entre los 490 y los 660 kilos. Sobre este particular llamó hoy la atención al aficionado atento la bula que dispensó el popular Faustino del tendido 7 a estos toros paisanos suyos, por ejemplo a ese chiquitín primero, Distante, número 37, frente a lo digno que se puso el otro día a censurar la presencia de los de Pablo Romero, que se ve que Villamanrique de la Condesa le pilla muy lejos. Bueno, pues lo dicho: toros de pitones completamente funderos, catálogo de mansedumbres, descaste y sosería a mansalva en un ganado elegido ex profeso por los toreros en una de sus ganaderías fetiche, que estos no estaban en un trágala a jugársela a cara o cruz con una de Isaías y Tulio Vázquez, que estaban frente a lo que ellos, sus mentores, sus agentes, sus veedores y sus pitonisos habían elegido para ellos.
Posiblemente cuando Julián, a raíz de su cambio de apoderamiento, anunció que este año iba a hacer “un gesto” lo dijo en serio. Nadie ha visto tal gesto, ni siquiera una miserable mueca, y pensamos que el hombre debe andar preocupado de otros temas y se olvidó de su promesa. Por lo que nos toca, le recordamos que aún nos debe una de Miura en Sevilla. Vamos a decir primero lo bueno, que algo ha habido, y esto es que, por un momento, pareció que el torero venía motivado a adoptar unos modos más serios, más verticales, de más torería que los que usualmente gasta. Fue en el recibo de muleta a su segundo, que se salió andando con el toro hasta el tercio con oficio y soltura. Punto. Lo demás, la peste juliana que tan desgraciada siembra ha echado sobre el toreo en general, el cite encorvado y con el pico, el toreo lumbar en redondo, el telonazo y tente tieso, la descarga de la suerte. El anti toreo. En el segundo se puso hecho un pelmazo elaborando una de esas faenas ventajistas y kilométricas que por ahí le jalean como de mago que se inventó el toro, y menos mal que en Madrid aún quedan algunos cabales que le afearon sus modos, sus formas de destorear, su antiestética figura y lo pesado que se puso con un toro que no tenía ni media leche, que ya me hubiese gustado verle a ver cómo se inventaba el toro y lo poderoso que era con uno cualquiera de los de Ibán del otro día.
No cabe duda, y cada vez estamos más convencidos, de que Madrid es para Julián un puerto de primera categoría y que en Las Ventas el torero se achica, se viene abajo y no da pie con bola, como evidencia el hecho de que sus dos actuaciones en Madrid hayan sido sendos fiascos. Decir, como dirán, que fue hostigado por el 7 es una inexactitud palmaria y una negación de la afición de Madrid, lo que queda de ella, distribuida por la Plaza entera, entre la cual hay muchos que no están dispuestos a tragar con los modos espantosos, con las ventajas sin tasa y con el engaño que constantemente perpetra Julián por todas partes. En Madrid el peor enemigo de Julián es él mismo, que nadie se engañe.
Perera era la guinda del pastel, de este indigesto pastel. Salvo una vez que entró en quites y alegró al cansino cuarto toro con tafalleras y gaoneras, su labor estuvo marcada por una notoria apatía, acaso contagiada del ganado que se había traído. En sexto lugar salió uno de Montalvo, Juncal, número 102, que no desmereció en nada de los del Río y del de Cortés ante el que el extremeño se lió en un muleteo sin ton ni son.
Los más cálidos y sinceros aplausos de la tarde durante la corrida fueron para la parada de bueyes de don Florencio Fernández Castillo, cuando retiraron del ruedo a Brazalete, número 70, canijo y lesionado.
La buena noticia es que hoy no presidió don Javier Cano Seijo, que lo mismo ha presentado ya su dimisión por manifiesto incumplimiento de lo reglamentado en la ilegal vuelta al ruedo que decretó para el toro Jabatillo de los hermanos Lozano.
Brindis de Julián al Palco Real en su comparecencia benéfica
El agit-prop mediático había vendido la Beneficencia Juli-Perera-Victoriano
como una reedición de la Beneficencia Ortega Cano-Rincón-Samuel Flores,
que ya son ganas de vender
Columna benéfica
Sombrero benéfico
La difícil suerte de pinchar la aceituna
El salchichón y Julián
El Imperdible
Recuerdo de una pasada Beneficencia julianera
Y el año que viene, más
Y el año que viene, más