Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Mientras la justicia ordinaria chapotea en el lodo primordial (“Otegui, candidato”), la justicia poética llega al Circo Price con el solsticio que trae Pdr Snchz envuelto en la bandera nacional que su socio El Kichi ha tirado en Cádiz.
–¡Erradicaré la corrupción en un España laica y federal!
En las cuadras del Price cazó el faquir Daja Tarto las ratas que necesitaba para la secuencia de la bodega del barco en la película “Secretaria peligrosa”, de Juan Orol.
Snchz es la socialdemocracia triunfante que erradicará la corrupción… “preveyéndola” en una España laica (le suena a Azaña) y federal, pero de un federalismo nuevo (ni Proudhon ni Hamilton), que sería aquél que permite a Machado, siendo sevillano, ser soriano.
El triunfo socialdemócrata de Snchz lo resume, en un tuit que vale una beca, Errejón, el fray Crispín de Pablemos (“Vítor el padre Crispín, / De los cultos culto sol, / Que habló español en latín, / Y latín en español.”)
–La hegemonía se mueve en la tensión entre el núcleo irradiador y la seducción de los sectores aliados laterales.
Con ese tuit (Gramsci traducido por Belén Esteban) te pasa lo que a Gómez de la Serna al leer el nombre de “Edelmira”, que se quedaba un buen rato sin ver nada.
¿Ven por qué Pablo Casado quiere meter a la derecha en las tertulias?
Las tertulias son la fanfarria del Régimen.
La Revolución Francesa no salió de la Enciclopedia del pobre Diderot (cuya Susana Simonin fue la sor Lucía Caram de nuestra adolescencia), sino de los periódicos-basura de la época, aunque Errejón, más que un tertuliano basuriento, sea el becario de Minerva, es decir, la lechuza que se fija mucho y saca aceite de cualquier alcuza, y hasta hay quien cree haberlo visto poner flores, por la noche, al busto de Rousseau en la plaza de las Salesas.
–Como preguntaría Trotsky, ¿la misión de los liberales y de los socialdemócratas es “contemplar con horror”, impotentemente, el colapso de esa vida civilizada que tanto quieren?