Emilia Landaluce
El Mundo
Ayer había que saber de boxeo. ¡Manny contra Money! era el trabalenguas. Hubiera dado lo mismo que se tratase de una velada de curling, por decir algo exótico, entre Suecia y Noruega. Incluso los señores acodados en la barra del antiguo Balmoral hubieran opinado. "Ése usa el cepillo tan bien como Rozbitki" ¿Un campeón polaco? "No, la asistenta".
La madrugada rugía. Los aficionados de siembre opinaban cargados de testosterona, whiskey y algo de literatura. [Además de González] Están Ruiz Quintano, Gistau y Alcántara y la sagacidad de Peinado.
Por otro lado, estaba el postureo en torno al llamado "combate del siglo", que de momento, sólo son los últimos 15 años. Incluso los lilas que llegaban del Stardust, una sala de Madrid, comiendo techo y productos de El Ejido sabían que Pacquiao se había ido de su casa porque su padre se había comido a su perro y que Mayweather le zurraba a la mujer mientras se encendía los puros con billetes. "Mira, mira ahí están Beyoncé y Jay Z. ¡Y Justin (Bieber)!", gritaban con sus rostros perfectos. "En Halloween les detuvieron por tirar huevos desde uno de los 30 bugattis". Los otros parroquianos, aficionados de verdad, les miraban como si fueran extraterrestres.
Rafa entrena con Pambani, la promesa española, en la Escuela (Carabanchel) y en Metropolitano (Cuatro Caminos). "No se ve a la madre de Pacquiao que hace brujería", decía apurando de un trago su botellín. En el fondo se lamentaba de no estar en el bar de Hortaleza que Christian Morales había cerrado para sus colegas y en donde seguramente sólo se hablaría de técnica. "Lo increíble de Mayweather es esa izquierda baja", explicaban a los lilas como en una partida de cruz y rayas. Tenía razón. El negro se movía como una lagartija y era casi imposible darle pese a que Pacquiao pegaba como un dibujo animado. En las gradas del MGM, los profanos se perdían con Robert de Niro, Tom Brady, el apetitoso marido de Giselle, o Donald Trump mientras se libraba un combate sin transmisión (como en los toros malos) ni garra. "Falta una buena hos...". O un bocado en la oreja. Todos hemos visto demasiadas veces Rocky.
Pocos se enteraron por qué había ganado Mayweather. Una de las novias paquetes de moto lo resumió bien: "Y al final todo esto por unos tíos que pesan casi lo mismo que yo".