Nuestro presi de espaldas,
indignado a la salida del Córdoba ante el Rayo
Un partido de casados contra solteros
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Al inicio de la temporada 14/15 el Real Madrid tenía la plantilla soñada por cualquier entrenador. Ocho o diez mejores futbolistas del mundo en portadas de As y Marca (Casillas, el mejor portero del mundo; Ramos y Varane, los mejores centrales del mundo; Kroos, Cristiano, Benzema, Bale, James...) aspiraban a ganar todo lo ganable dirigidos por el estratega Ancelotti, al que se encomendaba por sueldo multimillonario estudiar a Messi y neutralizarlo. El señor Ancelotti ha resultado ser un muy buen padre de familia que ha procurado la prosperidad de los suyos empleándose por un generoso salario en el Real Madrid. El señor Ancelotti se habrá llevado extraordinariamente con sus jugadores, pero en estos dos años no ha aportado nada al fútbol, al menos a este aficionado que no ha entendido muchas de sus decisiones, inapropiadas a mi parecer a la calidad de la plantilla puesta a su disposición. El entrenador Ancelotti no sólo no ha estudiado a Messi. Tampoco el juego del Atleti, del Sevilla, el Schalke, la Juventus´... y que me perdonen si me equivoco, ni siquiera el del Córdoba, un equipo de segunda al que la suerte le ha permitido jugar en primera.
En Navidad yo veía campeón indiscutible al Real Madrid, pero de pronto aparecieron maneras displicentes, actitudes soberbias y una abulia inexplicable que transformó una selección mundial en un equipo tan sobrado de talento que acabó por pisárselo ante conjuntos de cierto fuste. El declive físico blanco ha sido evidente y ha pasado lo que tenía que pasar. Que el Barça -son sólo dos por mucho que el año pasado se colara el Atleti- se ha llevado cómodamente la Liga con un Messi soberbio al que es tontería ponerle adjetivos.
Particularmente creo que el Barça empezó a romper cuando Luis Enrique tuvo que rendirse ante Rakitic y aparcó a Rafinha y sobre todo cuando dejó hacer a Messi lo que le diera la gana. Messi ve el fútbol mejor que cualquier entrenador y tiene capacidades que ningún futbolista imagina. Por eso vale como once y por eso, al final, es mejor hacerle caso.
Al Atleti de Madrid ya le pesa la tensión cholesca y no sería extraño que el Granada se beneficiara del estado semidepresivo de un equipo exprimido hasta los tuétanos. Entre el Valencia y el Sevilla, yo prefiero al Sevilla, más que nada por Émery, al que le tengo mucha fe y al que deseo que alcance lo que merece. Émery inventó a Jordi Alba de lateral, emperejiló a Gayá y está modelando a Vidal para enriquecer las arcas del Sevilla. Ha recuperado a Reyes y a Iborra, un peón hasta antier, le ha cubierto de gloria. Inventos del hombre de fútbol más genuino que recorre los banquillos españoles.
Tras estos cinco equipos, tenemos cuatro o cinco meritorios, entre los que destaca el Villarreal debilitado por las lesiones, un Málaga que daría que hablar, si no le privaran de de esos chicos-los Samueles, Darder, Juanmi...- dispuestos a explotar; el Athletic, porque el Athletic siempre es el Athletic, y no me quiero olvidar del Rayo de Paco, la plantilla más barata revalorizada por un entrenador de temperamento incompatible con un gran vestuario. Yo me atrevería a probar, pero reconozco que el riesgo de conflicto es harto probable. ¡No es nadie, Paco!
Lo peor, mi equipo. El Córdoba. Una partida de buscavidas caprichosa y refractaria a la mínima disciplina, con un presidente ansioso de euros que no distingue el penalty del fuera de juego. ¡Qué penoso espectáculo hemos pagado los cordobesistas! La costumbre hará que salgamos derrotados de Éibar y pierda el Deportivo en Barcelona con lo que otro de los dos andaluces, Almería o Granada, acompañe a Córdoba y Deportivo a Segunda. Me da que el Almería, pero un Barça campeón puede tomarse el último partido a broma y hacer un gran favor a los gallegos. ¡Que sea lo que Dios quiera! Yo voy a estar pendiente del Oviedo-Cádiz, el cruce más indeseable para dos históricos en 2ªB.